10.08.2013 Views

México Bárbaro! - Webgarden

México Bárbaro! - Webgarden

México Bárbaro! - Webgarden

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

siempre bien recibidos en la Penitenciaría, puesto que ésta fue hecha sobre todo para<br />

exhibirse. Cuando se oiga a un viajero alabar el sistema carcelario de <strong>México</strong>, debe tenerse<br />

por cierto que sólo lo llevaron a visitar la Penitenciaría del Distrito Federal, y que no<br />

conoce Belén.<br />

Belén es un asqueroso y viejo convento que se convirtió en prisión sólo para amontonar a<br />

varios miles de personas entre sus muros. No es suficientemente grande para alojar con<br />

alguna holgura a 500 presos; pero con frecuencia hay allí más de cinco mil, a quienes dan<br />

una ración diaria de galletas y frijoles, insuficiente para mantener viva a una persona varias<br />

semanas. La insuficiencia de estas raciones es tan de sobra conocida por los funcionarios de<br />

la prisión, que se ha creado un sistema regular de comidas llevadas desde fuera. Todos los<br />

días, los amigos y parientes de los prisioneros les llevan a éstos canastas con alimentos para<br />

que puedan vivir hasta el término de su encierro. Desde luego, esto constituye un terrible<br />

sacrificio para los pobres; pero el sistema cumple sus fines, excepto en el caso de cientos de<br />

infortunados que no tienen amigos afuera y que se mueren de hambre sin que nadie mueva<br />

un dedo para ayudarlos.<br />

Un médico de la prisión me informó lo siguiente: a los tres días de haber entrado en Belén,<br />

todos los presos contraen una enfermedad de la piel, una terrible picazón que parece que<br />

quema el cuerpo, la cual es adquirida por las sucias condiciones del lugar. Todos los años -<br />

continuó-, ocurre en la prisión una epidemia de tifo que mata a un promedio del 10% de los<br />

ocupantes. Dentro de Belén no hay sistema para imponer el orden entre los prisioneros. Los<br />

débiles están a merced de los fuertes. Tan pronto alguien entra como preso, es asaltado por<br />

una horda de hombres medio locos que le arrancan la ropa que lleva puesta, le quitan todo<br />

lo que tenga de algún valor y generalmente cometen con él delitos indecibles, mientras los<br />

funcionarios de la prisión ven esto con la sonrisa en los labios. La única manera de salvarse<br />

en Belén es la de convertirse en una bestia como los demás, y aun así hay que ser fuerte ...,<br />

muy fuerte.<br />

Si yo diera a conocer el nombre de este médico, cualquier funcionario de la Ciudad de<br />

<strong>México</strong> lo identificaría como hombre de alta estima en el gobierno, pero también sería<br />

encarcelado en Belén. He recibido informes como éste de muchas y diversas fuentes; no<br />

tengo duda de que son ciertas. Los relatos sobre las epidemias de Belén siempre acaban por<br />

aparecer en los periódicos mexicanos. Recuerdo que durante mi primera visita a <strong>México</strong>, en<br />

el otoño de 1908, los diarios informaron de una epidemia de tifo. En los tres primeros días<br />

se publicó la cantidad de casos nuevos; pero después se suprimieron las noticias<br />

periodísticas, debido a que la situación amenazaba convertirse en un gran escándalo; en el<br />

tercer día hubo 176 casos nuevos.<br />

Según me dijo un viejo director de prisiones, que sirvió muchos años en Puebla, por lo<br />

menos el 20% de los prisioneros de Belén contraen la tuberculosis; salen de allí con esta<br />

enfermedad el 75% de los hombres que entran, si es que logran salir con vida.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!