México Bárbaro! - Webgarden
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ambos cuerpos son de entre siete mil y nueve mil individuos. Se hallan distribuidos en los<br />
diversos Estados de acuerdo con el número de habitantes, pero son más utilizados en los<br />
distritos rurales. Tales policías constituyen, la fuerza de choque especial de los jefes<br />
políticos y su poder es casi ilimitado para matar a discreción, pues casi nunca se llegan a<br />
investigar las muertes injustas que ejecutan, ya sea individualmente o en patrullas. Para que<br />
se castigue al culpable, la víctima tendría que ser persona que estuviera realmente bien<br />
relacionado con el gobierno.<br />
En <strong>México</strong> es necesario que sea muy pequeño un pueblo para que no haya en él soldados o<br />
rurales, y todavía más pequeño para que no tenga gendarmes. En la Ciudad de <strong>México</strong> hay<br />
más de dos mil, o sea el doble que en Nueva York en relación con su tamaño; los demás<br />
municipios están dotados en la misma forma. De noche, los gendarmes llevan linternas<br />
rojas que colocan en medio de la calle mientras andan por las cercanías. Se pueden ver<br />
estas linternas, una en cada crucero, parpadeando a lo largo de las calles principales. Se<br />
emplean en un sistema de señales: cuando una lámpara se mueve, la señal se transmite de<br />
una a otra y en pocos segundos todos los gendarmes de la calle saben lo que ha ocurrido.<br />
Aunque el cuerpo de policía mexicano es relativamente insignificante, el cuerpo de policía<br />
secreta existe aparte y es más numeroso. Un periodista norteamericano, empleado en un<br />
diario que se edita en inglés en la Ciudad de <strong>México</strong>, me dijo una vez:<br />
- Hay dos veces más policías secretos que policías regulares. Usted puede ver solamente un<br />
policía uniformado en medio de la calle, por lo menos, sólo de eso puede darse cuenta; pero<br />
apoyado en la pared, a la entrada de ese callejón, hay un hombre a quien tomaría usted por<br />
un vago; un poco, más allá, está descansando otro que parece un peón. Pero trate usted de<br />
hacer algo y de escapar; entonces verá cómo esos dos hombres lo persiguen. En <strong>México</strong> no<br />
hay escape; todas las calles y todos los callejones están bien guardados.<br />
- Bueno -continuó-, conocen la vida de uno tan bien como uno mismo. Hablan con usted y<br />
usted no sospecha nada. Cuando usted cruza la frontera, toman su nombre, ocupación y<br />
dirección, y antes de que usted haya llegado a la capital saben si dijo la verdad o mintió.<br />
Saben a qué vino usted aquí y ya han decidido lo que van a hacer al respecto.<br />
Tal vez esta persona exageraba; en estos asuntos es dificil conocer la verdad exacta; pero<br />
me consta que es imposible convencer al mexicano común de que el cuerpo de policía<br />
secreta de su país no es una institución formidable.<br />
La acordada es una organización secreta de asesinos, una especie de policía dependiente de<br />
cada Estado mexicano. Se compone de un jefe y de 6 a 50 subordinados. La acordada suele<br />
eliminar a los enemigos personales del gobernador o de los jefes políticos, a los políticos<br />
sospechosos, a los bandidos y a otros de quienes se sospeche que han cometido algún<br />
delito, pero contra los cuales no hay pruebas. Los oficiales proporcionan los nombres de las<br />
víctimas, y los miembros de ese cuerpo son mandados con órdenes de matar