México Bárbaro! - Webgarden
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Los monopolios, llamados concesiones, que no son otra cosa que trusts creados por decreto<br />
gubernamental, son negociados abiertamente por el gobierno de <strong>México</strong>. Algunas de tales<br />
concesiones se compran en efectivo al contado; pero en general se obtienen gratis o por un<br />
precio nominal; el gobierno cobra el precio real en forma de apoyo político. Las tierras de<br />
dominio público se regalan así, o se venden en grandes extensiones a un precio nominal,<br />
que si acaso es pagado, sólo alcanza un promedio de un peso por hectárea. Sin embargo, el<br />
gobierno nunca vende tierras a ninguna persona o compañía que no sea de su especial<br />
predilección; es decir, las tierras de dominio público de ningún modo están disponibles en<br />
condiciones iguales para quienes las soliciten. Se han otorgado concesiones con valor de<br />
millones de dólares para usar el agua de un río con propósito de riego, o para energía<br />
eléctrica, o para ejercer tal o cual monopolio, pero nunca sin discriminación. Estas<br />
concesiones son la moneda con que se compra el apoyo político; no son más que soborno<br />
puro y simple.<br />
Nunca se aplica la acción pública para mejorar las condiciones de vida del pueblo humilde;<br />
esa acción sólo tiene la mira de asegurar cada vez más la posición del gobierno. <strong>México</strong> es<br />
la tierra de los privilegios especiales y extraordinarios, aunque con frecuencia se otorguen<br />
éstos en nombre del pueblo. Un ejemplo es el del Banco Agrícola, creado en 1908. Al leer<br />
las noticias de la prensa respecto a los propósitos de este banco, cualquiera hubiera<br />
imaginado que el gobierno había iniciado un gigantesco y benéfico plan para restablecer en<br />
la actividad agrícola al pueblo expropiado. El objeto, se dijo, era el de prestar dinero a los<br />
agricultores que lo necesitaran, pero nada pudo estar más lejos de la verdad, puesto que se<br />
trata de ayudar a los agricultores ricos y sólo a los más ricos del país. El banco ha prestado<br />
dinero durante dos años; pero hasta ahora no se ha registrado un solo caso en que se haya<br />
otorgado crédito a propiedad alguna que no comprendiera miles de hectáreas. Se han<br />
prestado millones para proyectos de riego privados; pero nunca en cantidades menores de<br />
varias decenas de miles de pesos. En los Estados Unidos los agricultores integran una clase<br />
verdaderamente humilde; en <strong>México</strong> el agricultor típico es el rey de los millonarios, un<br />
pequeño potentado. Gracias a los privilegios especiales otorgados por el gobierno, en<br />
<strong>México</strong> existe la Edad Media fuera de las ciudades. Los hacendados mexicanos son más<br />
ricos y más poderosos que los aristócratas terratenientes de la época anterior a la<br />
Revolución Francesa, y el pueblo es más pobre y más miserable que la canalla de entonces.<br />
Los privilegios financieros especiales, que se centralizan en las ciudades, son tan notables<br />
como los otorgados a los explotadores de esclavos de las haciendas. Hay una camarilla<br />
financiera, compuesta por los miembros del gobierno de Díaz y sus asociados inmediatos,<br />
que cosechan todos los buenos frutos de la República, que consiguen los contratos, las<br />
franquicias y las concesiones y a quienes los inversionistas extranjeros que se establecen en<br />
el país deben aceptar necesariamente como socios dedicados tan sólo a cobrar dividendos.<br />
El Banco Nacional de <strong>México</strong>, institución que tiene unas 54 sucursales, a la que se ha<br />
comparado, por vía de halago, con el Banco de Inglaterra, es el vehículo financiero especial