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México Bárbaro! - Webgarden

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El botín más grande que enriqueció a Díaz y a los miembros de su familia inmediata, a sus<br />

amigos, a sus gobernadores, a su grupo financiero y a sus favoritos extranjeros, fue durante<br />

mucho tiempo la confiscación de las tierras del pueblo, la cual, de hecho, continúa todavía<br />

hoy. Hay que hacer notar que el robo de tierras ha sido el primer paso directo para someter<br />

de nuevo al pueblo mexicano a la servidumbre, como esclavos y peones.<br />

En un capítulo anterior se ha mostrado en qué forma les fueron arrebatadas las tierras a los<br />

yaquis de Sonora, para dárselas a los políticos favoritos del dictador. Casi en la misma<br />

forma despojaron de sus tierras a los mayas de Yucatán, ahora esclavizados por los<br />

henequeneros. El último acto de esta confiscación ocurrió en 1904, cuando el gobierno<br />

federal separó las últimas tierras mayas para formar un territorio llamado Quintana Roo;<br />

este territorio tiene 43 mil km2 y es mayor en 8 mil km2 que el actual Estado de Yucatán,<br />

además de contener las tierras más prometedoras de toda la península. Separado de la isla<br />

de Cuba por un breve estrecho, su suelo y clima son notablemente iguales a los de aquel<br />

país; algunos peritos han declarado que no hay razón por la cual Quintana Roo no llegue a<br />

ser algún día un productor de tabaco tan importante como Cuba. Aún más, las laderas de<br />

sus montes están densamente cubiertas de las más valiosas maderas preciosas y tintóreas<br />

que hay en el mundo. Esta magnífica región es la que como último capítulo, en la vida de la<br />

nación maya el gobierno de Díaz ha tomado y regalado a ocho políticos mexicanos.<br />

De modo semejante han sido reducidos al peonaje, si no a la esclavitud, los mayos de<br />

Sonora, los pápagos y los temosachics; en realidad, casi todas las poblaciones indígenas de<br />

<strong>México</strong>. Las pequeñas propiedades de cada tribu y nacionalidad han sido expropiadas<br />

gradualmente, hasta el punto de que hoy casi no existen pequeños propietarios indígenas.<br />

Sus tierras están en manos de los miembros de la maquinaria gubernamental o de personas<br />

a quienes éstos se las han vendido, o en manos de extranjeros.<br />

Tal es la causa de que la hacienda típica mexicana sea de más de mil hectáreas y de que<br />

haya sido tan fácil para norteamericanos como William Randolph Hearst, Harrison Gray<br />

Otis, E. H. Harriman, los Rockefeller, los Guggenheim y muchos otros, obtener posesión de<br />

millones de hectáreas de tierras mexicanas. Por eso el actual secretario de Fomento,<br />

Olegario Molina, es dueño de más de seis millones de hectáreas del territorio mexicano; el<br />

ex gobernador Terrazas de Chihuahua, posee otros seis millones de hectáreas en ese Estado;<br />

el ministro de Hacienda, José Ives Limantour, la señora esposa de Porfirio Díaz, el<br />

vicepresidente Ramón Corral, el gobernador Pimentel, de Chiapas; el gobernador Landa y<br />

Escandón, del Distrito Federal; el gobernador Pablo Escandón, de Morelos; el gobernador<br />

Ahumada, de Jalisco; el gobernador Cosío, de Querétaro; el gobernador Mercado, de<br />

Michoacán; el gobernador Canedo, de Sinaloa; el gobernador Cahuantzi, de Tlaxcala, y<br />

muchos otros componentes de la maquinaria de Díaz, no sólo son millonarios en dinero,<br />

sino millonarios en hectáreas.

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