10.08.2013 Views

México Bárbaro! - Webgarden

México Bárbaro! - Webgarden

México Bárbaro! - Webgarden

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

obligado a pagar el precio de esta situación: el precio fue todo el país. Creó una maquinaria<br />

cuyo lubricante ha sido la carne y la sangre del pueblo. Premió a todos excepto al pueblo;<br />

éste fue al sacrificio. Tan inevitable como la oscuridad de la noche, en contraste con la<br />

gloria luminosa del dictador vino la degradación del pueblo: la esclavitud, el peonaje y<br />

todas las miserias que acompañan a la pobreza; la abolición de la democracia y de la<br />

seguridad personal creadora de la previsión, del respeto a uno mismo y de la ambición<br />

digna y honrada; en una palabra, desmoralización general, depravación.<br />

Tómese como ejemplo el método de Díaz para premiar a sus jefes militares, los hombres<br />

que le ayudaron a derrocar al gobierno de Lerdo. Tan pronto como le fue posible, después<br />

de adueñarse del poder, instaló a sus generales como gobernadores en los Estados y los<br />

organizó en una banda nacional de explotadores, junto con otras figuras influyentes de la<br />

nación. De este modo aseguró para sí la continua lealtad de los generales y los colocó<br />

donde podría utilizarlos con mayor eficacia para mantener dominado al pueblo. Una forma<br />

del rico botín que en aquella primera época repartió entre sus gobernadores consistió en<br />

concesiones particulares privadas que les permitieron organizar compañías y construir<br />

ferrocarriles; cada concesión tenía aparejada una fuerte suma como subsidio del gobierno.<br />

Así el gobierno federal pagaba el ferrocarril y el gobernador y sus amigos más influyentes<br />

eran dueños de él. Generalmente tales ferrocarriles resultaron ridículos, de vía angosta y<br />

construidos con los materiales más baratos; pero los subsidios eran muy grandes,<br />

suficientes para tender las vías y tal vez hasta para equiparlas. Durante su primer periodo de<br />

cuatro años en el poder, Díaz expidió 71 decretos de concesión de subsidios a ferrocarriles,<br />

que representaron erogaciones por la cantidad de $40 millones; todos esos decretos,<br />

excepto dos o tres, fueron a favor de gobernadores de los Estados. En ciertos casos no se<br />

construyó ni un kilómetro de vía; pero es de suponer que los subsidios se pagaron siempre.<br />

Casi todos eran por la misma cantidad de $12,880 oro por kilómetro.<br />

Estas enormes sumas salieron de la tesorería nacional y se supone que fueron pagadas a los<br />

gobernadores, aunque algunos políticos mexicanos de aquellos tiempos me han asegurado<br />

que eran divididas: una parte se dedicaba al subsidio y la otra iba a manos de Díaz, quien la<br />

empleaba para establecer su sistema en otros puntos.<br />

Es cierto que, a cambio de esos ricos presentes financieros, se exigía a los gobernadores<br />

algo más que lealtad, por muy valiosa que ésta fuera. Es un hecho debidamente<br />

comprobado que los gobernadores eran obligados a pagar una cantidad fija cada año por el<br />

privilegio de explotar, hasta el límite, las posibilidades de sobornos que ofrecían sus<br />

puestos. Durante largo tiempo, Manuel Romero Rubio, suegro de Díaz, fungió como<br />

cobrador de estos gajes y cada gobierno estatal producía entre $10 mil y $50 mil anuales<br />

por ese concepto.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!