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México Bárbaro! - Webgarden

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mayordomo, varios cabos que combinan las funciones de capataces y guardias, y algunos<br />

trabajadores libres que hacen de mandaderos y ayudan a perseguir a los que se escapan.<br />

Las cárceles son grandes construcciones, a manera de trojes, sólidamente construidas con<br />

troncos jóvenes clavados en el suelo y atados con mucho alambre de púas. Las ventanas<br />

tienen barras de hierro; los pisos son de tierra, y en general sin muebles, aunque en algunos<br />

casos hay largos y rústicos bancos que hacen las veces de camas. Los colchones son<br />

delgados petates de palma. En ese antro duermen todos los esclavos, hombres, mujeres y<br />

niños, cuyo número varía entre 70 y 400, de acuerdo con el tamaño de la plantación.<br />

Se amontonan como sardinas en lata o como ganado en un vagón de ferrocarril. Uno mismo<br />

puede calcularlo e imaginarIo. En la finca Santa Fe el dormitorio mide veinticinco por seis<br />

metros y aloja a 150 personas; en la finca La Sepultura el dormitorio es de trece por cinco<br />

metros y aloja a 70; en San Cristóbal es de treinta y tres por dieciséis metros y aloja a 350,<br />

y en San Juan del Río es de veintiséis por treinta metros para 400 personas. Así, el espacio<br />

disponible para que cada persona se acueste es de tres a seis metros cuadrados. En ninguna<br />

de las fincas encontré un dormitorio separado para las mujeres o los niños. A pesar de que<br />

hay mujeres honestas y virtuosas entre las enviadas a Valle Nacional todas las semanas<br />

todas son encerradas en un mismo dormitorio junto con docenas o centenares de hombres y<br />

dejadas a merced de ellos.<br />

A veces llegan a Valle Nacional mexicanos trabajadores y honrados, con sus mujeres e<br />

hijos. Si la mujer es atractiva, va a parar al patrón o a uno o varios de los jefes. Los niños<br />

ven que se llevan a su madre y saben lo que será de ella. El marido también lo sabe; pero si<br />

se atreve a protestar es golpeado con un garrote como respuesta. Repetidas veces esto me<br />

dijeron los amos, los esclavos, los funcionarios; las mujeres encerradas en esas latas de<br />

sardinas tienen que cuidarse por sí mismas.<br />

La quinta parte de los esclavos de Valle Nacional son mujeres y la tercera parte niños<br />

menores de 15 años. Éstos trabajan en los campos con los hombres. Cuestan menos, duran<br />

bastante y en algunas labores, como la de plantar el tabaco, son más activos y, por lo tanto,<br />

más útiles. A veces se ven niños hasta de 6 años plantando tabaco. Las mujeres trabajan<br />

también en el campo, especialmente en la época de la recolección; pero principalmente se<br />

dedican a las labores domésticas. Sirven al amo y al ama, si la hay; muelen el maíz y<br />

cocinan los alimentos de los esclavos varones. En todas las casas de esclavos que visité<br />

encontré de 3 a 12 mujeres moliendo maíz, todo a mano, en dos piedras llamadas metate.<br />

La piedra plana se coloca en el suelo; la mujer se arrodilla tras de ella, y completamente<br />

doblada, mueve hacia adelante y atrás la piedra cilíndrica o mano del metate sobre la piedra<br />

plana. El movimiento es parecido al que hace una mujer lavando ropa; pero es mucho más<br />

duro. Pregunté al presidente municipal de Valle Nacional por qué los propietarios no<br />

compraban molinos baratos para moler el maíz, o por qué no compraban uno entre todos,

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