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México Bárbaro! - Webgarden

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que puede. Esté método es el que siguen, con pequeñas variantes, los jefes políticos de<br />

todas las principales ciudades del sur de <strong>México</strong>.<br />

Según me informaron Manuel Lagunas, algunos enganchadores y otras personas de cuya<br />

veracidad en el asunto no tengo motivo para dudar, el jefe político de cada una de las cuatro<br />

ciudades sureñas más grandes de <strong>México</strong>, paga una cuota anual de diez mil pesos por su<br />

encargo, el cual no valdría esa suma si no fuera por los gajes de la trata de esclavos y otros<br />

pequeños latrocinios a que se dedica el favorecido con el puesto; los jefes menores pagan a<br />

sus gobernadores cantidades más cortas. Envían a sus víctimas por los caminos en<br />

cuadrillas de 10 a 100 y a veces más; gozan de una tarifa especial del gobierno en los<br />

ferrocarriles y utilizan rurales a sueldo del gobierno para custodiar a los que aprehenden;<br />

por todo ello, el precio de venta de cuarenta y cinco a cincuenta pesos por cada esclavo es<br />

casi todo utilidad neta.<br />

Pero solamente un diez por ciento de los esclavos son enviados directamente a Valle<br />

Nacional por los jefes políticos; como no hay base legal para el procedimiento, tales jefes<br />

prefieren trabajar en connivencia con los enganchadores. Tampoco hay base legal para<br />

emplear los métodos que siguen estos enganchadores; pero esa asociación es provechosa.<br />

Los funcionarios pueden escudarse tras de los enganchadores y éstos bajo la protección de<br />

los funcionarios, absolutamente y sin temor de ser penalmente perseguidos.<br />

En esta asociación, la función del enganchador consiste en atraer con engaños al trabajador<br />

y la función del gobierno en apoyar a aquél, ayudarlo; protegerlo, concederle bajas tarifas<br />

de transporte y servicio de guardias gratuito y, finalmente, participar de las utilidades.<br />

Los métodos del enganchador para engañar al obrero son muchos y variados. Uno de ellos<br />

consiste en abrir una oficina de empleos y publicar anuncios demandando trabajadores a los<br />

que se ofrecen altos jornales, casa cómoda y gran libertad en algún lugar al sur de <strong>México</strong>.<br />

También les ofrece transporte libre, por lo que tales ofertas siempre hacen caer a algunos en<br />

el garlito, especialmente a hombres con familia que buscan trasladarse a sitios más<br />

propicios. Al cabeza de familia le da un anticipo de cinco dólares y a toda ella la encierra<br />

en un cuarto tan bien asegurado como una cárcel.<br />

Después de uno o dos días, a medida que van llegando otros, empiezan a tener algunas<br />

dudas. Quizá se les ocurra pedir que los dejen salir, y entonces se dan cuenta de que están<br />

realmente prisioneros. Se les dice que tienen una deuda pendiente y que los retendrán hasta<br />

que la paguen con trabajo. Pocos días después, la puerta se abre y salen en fila; ven que<br />

están rodeados por rurales. Los hacen marchar por una calle de poco tránsito hasta una<br />

estación de ferrocarril, donde son puestos en el tren; tratan de escapar, pero es inútil; son<br />

prisioneros. Pocos días después están en Valle Nacional.<br />

Generalmente el obrero secuestrado en esta forma pasa por el formalismo de firmar un<br />

contrato. Se le dice que tendrá buen hogar, buena alimentación y jornales de uno, dos o tres

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