10.08.2013 Views

México Bárbaro! - Webgarden

México Bárbaro! - Webgarden

México Bárbaro! - Webgarden

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

En una de las casas vimos hasta catorce personas alojadas. Había una mujer de más de 50<br />

años, en cuyo rostro se reflejaba la fuerza de un jefe indio y cuyas palabras iban directas a<br />

su objeto como flechas al blanco. Había otra, de tipo hogareño, agradable, de cara ancha,<br />

marcada de viruelas, de palabras amables y cuyos ojos se iluminaban amistosamente a<br />

pesar de sus penas. Había otras dos que vigilaban su hornilla y se limitaban a escuchar.<br />

También se encontraba allí una muchacha quinceañera, casada hacía cuatro meses, pero<br />

sola ahora; era notablemente bonita, de grandes ojos, y boca fresca, sentada con la espalda<br />

apoyada en la pared, que no dejó de sonreír ... hasta que rompió a llorar. Una mujer<br />

enferma estaba tendida en el suelo y se quejaba débilmente, pero no llegó a levantar la<br />

mirada. Además, había allí ocho niños.<br />

- La semana pasada éramos quince -dijo la de tipo hogareño-, pero una ya se ha ido. Nunca<br />

recuperan la salud.<br />

Estiró una mano y dio un leve golpecito en la cabeza de la hermana que estaba tendida en el<br />

suelo.<br />

- ¿Todas ustedes eran casadas? -pregunté.<br />

- Todas -asintió la anciana con cara de jefe indio.<br />

- ¿Y dónde están ahora sus maridos?<br />

- ¿Quién sabe? -dijo; y nos miró al fondo de los ojos tratando de adivinar el motivo de<br />

nuestras preguntas.<br />

- Yo soy pápago -les aseguró De Lara-. Somos amigos.<br />

- Ustedes no están trabajando -les hice notar-. ¿Qué es lo que hacen?<br />

- Morirnos de hambre -contestó la vieja.<br />

- Nos dan una vez por semana ... para todas -explicó la hogareña, al tiempo que señalaba<br />

con la cabeza tres pequeños pedazos de carne (que costarían menos de cinco centavos de<br />

dólar en los Estados Unidos) acabados de llegar desde la tienda de la finca-. Aparte de eso,<br />

solamente nos dan maíz y frijoles, ni siquiera la mitad de lo que necesitamos.<br />

- Somos como cerdos; nos alimentan con maíz -comentó la más vieja-. En Sonora nuestras<br />

tortillas son de trigo.<br />

- ¿Por cuánto tiempo las tendrán a ración de hambre? -les pregunté.<br />

- Hasta que nos casemos con chinos -espetó la anciana inesperadamente.<br />

- Sí -confirmó la de aspecto casero-. Ya nos han traído a los chinos dos veces, los han<br />

alineado ante nosotros y nos han dicho: A escoger un hombre. Ya van dos veces.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!