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México Bárbaro! - Webgarden

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queda uno impresionado por la similitud de los procesos mentales del blanco y del moreno.<br />

Me convencí pronto de que el yaqui y yo nos parecíamos más en la mente que en el color.<br />

También llegué a convencerme de que las ligas familiares del yaqui significan tanto para él<br />

como las del norteamericano, para éste. La fidelidad conyugal es la virtud cardinal del<br />

hogar yaqui, y parece que no es por causa de alguna antigua superstición tribal, ni por<br />

enseñanzas de los misioneros, sino por una ternura innata que se dulcifica a medida que<br />

pasan los años, hacia la compañera con quien ha compartido la carne, el abrigo y la lucha<br />

por la vida, las alegrías y las tristezas de la existencia.<br />

Una y otra vez presencié demostraciones de ello en el viaje al exilio y en Yucatán. La mujer<br />

yaqui siente tan hondo que le arrebaten brutalmente a su niño como lo sentiría una mujer<br />

norteamericana civilizada. Las fibras del corazón de la esposa yaqui no son más fuertes<br />

contra una separación violenta e inesperada de su esposo que las de una refinada señora de<br />

un dulce hogar norteamericano.<br />

El gobierno mexicano prohibe el divorcio y, por lo tanto, volverse a casar en sus dominios;<br />

pero para el hacendado yucateco todo es posible. Para una mujer yaqui, un hombre asiático<br />

no es menos repugnante que para una mujer norteamericana; sin embargo, una de las<br />

primeras barbaridades que el henequenero impone a la esclava yaqui que acaba de ser<br />

privada de su marido legal a quien ama, es obligarla a casarse con un chino y vivir con él.<br />

- Lo hacemos así -me explicó uno de los hacendados- para que el chino esté más satisfecho<br />

y no tenga deseos de escaparse. Y, además, sabemos que cada niño que nazca en la finca<br />

algún día puede valer de quinientos a mil pesos en efectivo.<br />

La mujer blanca culta moriría de vergüenza y de horror en tal situación; pues así les sucede<br />

a las mujeres morenas de Sonora. Un personaje de la categoría de don Enrique Cámara<br />

Zavala, presidente de la Cámara Agrícola de Yucatán y agricultor millonario me dijo:<br />

- Si los yaquis duran el primer año, generalmente se adaptan bien y son buenos<br />

trabajadores; pero el mal está en que por lo menos dos tercios de ellos mueren en los<br />

primeros doce meses.<br />

En la finca de una de los más famosos reyes del henequén encontramos, unos doscientos<br />

yaquis. Un treinta y tres por ciento de éstos estaban alojados junto a un numeroso grupo de<br />

mayas y chinos; enteramente separados de ellos, en una hilera de chozas nuevas de una sola<br />

pieza rodeada cada una de un pequeño pedazo de tierra sin cultivar; descubrimos a las<br />

mujeres y a los niños yaquis.<br />

Las mujeres se hallaban sentadas en cuclillas en el suelo desnudo, o avivando el fuego de<br />

hornillas con unas ollas, al aire libre. Ni vimos hombres entre ellas, ni yaquis ni chinos,<br />

porque sólo hacía un mes que todos ellos habían llegado de Sonora.

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