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México Bárbaro! - Webgarden

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En cuanto a la suerte de Ricardo Flores Magón, éste fue perseguido durante meses por<br />

detectives de ciudad en ciudad. Se marchó a California; siempre ocultándose, y en esa<br />

ocasión se disfrazó de mujer para escapar de los sabuesos de Díaz. Por último, su periódico<br />

reapareció en Los Angeles, con el nombre de Revolución y allí se le unieron Villarreal y<br />

Rivera; los tres trabajaban clandestinamente y siempre se mantenían encerrados durante el<br />

día; sólo salían a respirar un poco de noche y disfrazados. A principios de agosto de 1907<br />

se encontró el lugar de Los Angeles donde se ocultaban los jefes liberales. Las pruebas<br />

existentes indican que había un complot para secuestrarlos, lo mismo que a Sarabia: 1) los<br />

policías tuvieron mucho tiempo para procurarse una orden de detención, pero ni siquiera<br />

intentaron solicitarla; 2) llevaron en secreto un automóvil a las cercanías y no lo utilizaron<br />

después de efectuado el arresto; 3) los tres hombres, al temer un complot para secuestrarlos,<br />

gritaron a plenos pulmones; para acallarlos, los policías los golpearon de modo brutal con<br />

las pistolas; Flores Magón, bañado en su sangre, cayó inconsciente al suelo. La prueba<br />

circunstancial de que existía un complot para el secuestro, la constituye el testimonio<br />

directo de uno de los mercenarios del entonces cónsul de <strong>México</strong> en Los Angeles; ese<br />

individuo confesó la existencia de ese complot y señaló al cónsul mexicano como el<br />

hombre que lo había fraguado.<br />

Tales hechos parecen haber sido arreglados de antemano; los sabuesos descargaron el golpe<br />

el 23 de agosto, y el embajador Creel hizo el viaje desde Washington a Los Angeles para<br />

estar cerca y vigilar que todo se efectuara sin tropiezos. Los concesionarios mexicanos<br />

domiciliados en Los Angeles, ofrecieron un banquete a Creel en la noche del 22 de agosto;<br />

al día siguiente, el embajador permaneció en su hotel esperando la noticia de que sus<br />

malhechores se habían apoderado de las víctimas, tal como se había planeado.<br />

Pero los gritos de Flores Magón y de sus amigos atrajeron tal multitud que no fue posible<br />

secuestrarlos. Tan mal preparados estaban los policías para hacer una simple detención, que<br />

cuando llevaron a sus prisioneros a la cárcel, no supieron qué acusación formular en contra<br />

de ellos; de este modo tuvieron que registrarlos en las actas de la policía como detenidos<br />

por ¡resistencia a la autoridad!<br />

El embajador Creel procedió entonces a contratar los servicios de los abogados más caros<br />

de California, para que ideasen el modo de llevar a los presos a <strong>México</strong>; tales abogados<br />

eran el ex gobernador Henry T. Gage, Gray, Barker y Brown, socios del senador Flint de<br />

los Estados Unidos, y Horace H. Appel. Una vez que los asuntos se presentaron ante el<br />

tribunal, el procurador como consejero especial, anunció de viva voz sus nombres y durante<br />

las audiencias siempre estuvieron presentes uno o dos de ellos.<br />

Los policías que golpearon a los refugiados casi hasta matarlos, y después los acusaron de<br />

resistencia a la autoridad -aunque no llevaban orden judicial de detención- fueron Thomas<br />

H, Furlong, jefe de la agencia de detectives Furlong, de Saint Louis, principal cazador de

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