México Bárbaro! - Webgarden
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fue entregado a los funcionarios de migración de El Paso; cuando ya iba camino de la línea<br />
fronteriza hizo un esfuerzo para libertarse y logró escapar.<br />
Entre los muchos mexicanos liberales detenidos en Arizona, en el otoño de 1906, Lázaro<br />
Puente, Abraham Salcido, Gabriel Rubio, Bruno Treviño, Carlos Humbert, Leonardo<br />
Villarreal y varios otros fueron deportados en grupo por los funcionarios de migración de<br />
Douglas, aunque no existe pretexto legal para deportar a un inmigrante porque sea<br />
refugiado político. Por otra parte, de acuerdo con los llamados principios norteamericanos,<br />
el refugiado tiene derecho a que se le presten de modo especial solícitos cuidados por esa<br />
misma razón; sin embargo, estos hombres fueron deportados porque eran refugiados<br />
políticos, a pesar de su calidad de personas pacíficas y respetables. La ley no permite, en<br />
ninguna circunstancia, la deportación después que el inmigrante ha residido en los Estados<br />
Unidos por más de tres años; no obstante, varios de los deportados habían vivido en el país<br />
más allá de ese plazo. Lázaro Puente, director de un periódico en Douglas, afirmó residir en<br />
los Estados Unidos, de manera continua, desde hacía 13 años.<br />
En este caso particular, se puede citar todavía otro delito de los funcionarios. Cuando existe<br />
el motivo para la deportación, en los casos ordinarios, el inmigrante es devuelto<br />
simplemente al país de donde vino; pero en este caso, los liberales mexicanos fueron<br />
entregados en grupos, maniatados por las autoridades norteamericanas, a la policía<br />
mexicana; las esposas no les fueron removidas de las muñecas hasta que los prisioneros<br />
llegaron a la penitenciaria de Hermosillo, Estado de Sonora.<br />
Por supuesto, una vez que los tuvo en su poder, el gobierno mexicano no encontró otro<br />
delito contra estos hombres sino el de ser miembros del Partido Liberal. No obstante,<br />
sentenció a todos a cumplir condenas de prisión.<br />
Muchos norteamericanos recordarán el caso de L. Gutiérrez de Lara, a quien el<br />
Departamento de Migración arrestó para deportarlo en octubre de 1909, con el pretexto de<br />
que era un anarquista extranjero. De Lara había residido más de tres años en los Estados<br />
Unidos; pero, sin duda, hubiera sido enviado a la muerte si no se hubiese levantado una<br />
gran protesta en toda la nación que asustó a los conspiradores. Se supone que en ese<br />
momento especial se quería la vida de De Lara porque él me acompañó a <strong>México</strong>, y me<br />
ayudó a conseguir el material para estas revelaciones sobre la situación mexicana.<br />
Cuando Díaz no puede lograr por otros medios que lleguen a su poder los enemigos que<br />
tiene en los Estados Unidos, no duda en emplear el secuestro; para aplicar este medio no<br />
tiene dificultad en conseguir la criminal ayuda de los funcionarios norteamericanos. El caso<br />
más notable de secuestro ha sido el de Manuel Sarabia. Se hizo notable no por único sino<br />
porque se descubrió con más claridad. Manuel Sarabia era el segundo orador de la junta<br />
liberal; fue perseguido de un sitio a otro por los policías secretos de Díaz, hasta que por