México Bárbaro! - Webgarden
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Capítulo XV<br />
La persecución norteamericana de los enemigos de Díaz<br />
Los Estados Unidos, cuna de la libertad, se han dado las manos con Porfirio Díaz, el<br />
déspota más devastador que gobierna una nación, para aplastar una parte del movimiento<br />
mundial en favor de la democracia, que ahora está tratando de obtener para el pueblo<br />
mexicano los derechos comunes a todos los hombres.<br />
En capítulos anteriores, he mostrado cómo los Estados son socios voluntarios en la<br />
opresión esclavista y política de la tierra de Díaz; he puesto en claro cómo han apoyado a la<br />
dictadura militar porfirista con su alianza comercial, su conspiración de prensa y su<br />
amenaza de intervención y anexión. Dedicaré este capítulo a relatar cómo los Estados<br />
Unidos han entregado sus recursos militares y civiles en manos del tirano y con tales<br />
recursos lo han mantenido en el poder, del que de otro modo ya hubiera caído; de esta<br />
manera, los Estados Unidos han constituido la fuerza final, determinante de la continuación<br />
del sistema de esclavitud que he descrito en los primeros capítulos.<br />
Por Estados Unidos quiero decir el gobierno de los Estados Unidos principalmente, aunque<br />
también se hallan complicados algunos gobiernos de los Estados norteamericanos<br />
fronterizos. Existen muchos casos en los que, para exterminar a los enemigos de Díaz que<br />
se han refugiado en este país, los funcionarios públicos, desde el presidente hasta el más<br />
inferior, han hecho a un lado los principios norteamericanos respetados por generaciones,<br />
han violado penalmente algunas leyes, han estirado y retorcido otras, hasta darles toda<br />
semejanza con lo que antes eran, y han permitido, alentado y protegido, la conculcación de<br />
las leyes por parte de funcionarios mexicanos y de sus mercenarios en Norteamérica.<br />
Durante los últimos cinco años, la ley de los Estados fronterizos norteamericanos que se<br />
aplica a los ciudadanos mexicanos ha sido con mucho la ley de Díaz. La frontera se ha<br />
mexicanizado. En gran cantidad de casos el gobierno de los Estados Unidos ha delegado<br />
sus propias facultades especiales en agentes mexicanos, como cónsules, abogados pagados<br />
o policías privados. Se ha negado a los ciudadanos mexicanos el derecho de asilo y la<br />
ordinaria protección de las leyes norteamericanas. Por el reinado del terror así establecido,<br />
los Estados Unidos han mantenido ahogado un movimiento que, de otro modo, con toda<br />
seguridad, hubiera desarrollado fuerza suficiente para derrocar a Díaz, abolir la esclavitud<br />
mexicana y restaurar el gobierno constitucional en <strong>México</strong>.<br />
Por tres veces durante los dos últimos años -dos como secretario de guerra y una como<br />
presidente-, William Howard Taft ha ordenado el traslado de tropas a la frontera de Texas<br />
para ayudar a Díaz a vengarse de sus enemigos. Con este mismo objeto, al mismo tiempo y<br />
también en otras ocasiones, ha enviado allí patrullas de alguaciles norteamericanos y<br />
escuadrones de agentes del Servicio Secreto.