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México Bárbaro! - Webgarden

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para advertir que se trataba de un libro de censura. Escribí el libro en esa forma -dijo el<br />

autor-, con la esperanza de que se permitiera su circulación en <strong>México</strong>.<br />

Pero los funcionarios del gobierno mexicano fueron más perspicaces que los censores<br />

norteamericanos de libros, y no permitieron que el de ese autor circulara. No sólo esto, sino<br />

que rápida y misteriosamente desapareció de las librerías de los Estados Unidos y al poco<br />

tiempo no se le podía encontrar. Si se hubiera agotado la edición, por compras del público,<br />

era de esperarse que los editores imprimieran una segunda edición; pero renunciaron a ella<br />

y afirmaron con franqueza que la obra no aparecería de nuevo, aunque se negaron a dar más<br />

explicaciones al autor y a otros interesados. El libro a que me refiero se titulaba Porfirio<br />

Díaz, escrito por Rafael de Zayas Enríquez y publicado en 1908 por D. Appleton & Co.<br />

Carlo de Fornaro, periodista mexicano, o más bien un nativo italiano que se había pasado<br />

dos años en la Ciudad de <strong>México</strong> haciendo labor periodística, también escribió un libro -<br />

Díaz, zar de <strong>México</strong>-, y lo mandó imprimir a sus propias expensas porque no pudo<br />

encontrar editor. Le fue negada la circulación en <strong>México</strong>, y de inmediato se inició contra<br />

Fornaro un juicio por difamación ante los tribunales de Nueva York. El director del<br />

principal periódico de Díaz -El Imparcial-, junto con Joaquín Casasús, el abogado más<br />

prominente de <strong>México</strong> y antiguo embajador en los Estados Unidos, se apresuraron a<br />

trasladarse de <strong>México</strong> a Nueva York para iniciar ese proceso. Entre los abogados<br />

norteamericanos que sirvieron como procuradores especiales estaba Henry W. Taft,<br />

hermano del presidente y consejero de los Ferrocarriles Nacionales de <strong>México</strong>. De Fornaro,<br />

sin medios para traer testigos desde <strong>México</strong> que apoyasen los cargos que aparecieron en su<br />

libro, resultó convicto, se le envió a prisión por un año y el libro no ha circulado con<br />

regularidad. En verdad, inmediatamente después de la detención de De Fornaro, por lo<br />

menos las librerías de Nueva York, por alguna razón, se negaron a continuar la venta de esa<br />

obra. El incidente de De Fornaro ocurrió en 1909.<br />

Otro sucedido, acaso más notable, fue la supresión de Yucatán, el Egipto americano, escrito<br />

por Tabor y Frost, ingleses. Después de haber sido impreso en Inglaterra, este libro se puso<br />

a la venta en los Estados Unidos por Doubleday, Page & Co., una de las casas editoras más<br />

grandes y respetables. La edición se hizo a todo costo; de acuerdo con el curso normal del<br />

negocio editorial, habría sido posible adquirir ese libro años después de haber sido impreso;<br />

pero dentro de los seis meses siguientes, al contestar a un probable comprador, los editores<br />

aseguraron que el libro se ha agotado y no hay absolutamente ningún ejemplar disponible.<br />

La carta obra en mi poder. El libro se refería casi por entero a las viejas ruinas de Yucatán;<br />

pero en unas 20 páginas exponía la esclavitud en las haciendas henequeneras; por esto tenía<br />

que desaparecer. Es de imaginar la clase de argumento que se empleó con nuestros<br />

estimados y respetables editores para inducidos a que lo retirasen de la circulación.<br />

Estos casos se agregan a los otros, para mostrar lo que pasa cuando un escritor llega a<br />

imprimir una denuncia del sistema de Díaz.

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