10.08.2013 Views

México Bárbaro! - Webgarden

México Bárbaro! - Webgarden

México Bárbaro! - Webgarden

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

No hay terribles problemas de trabajo que hagan vacilar al inversionista. Se desconocen las<br />

huelgas y no hay peligro de escasez de mano de obra, calificada o no.<br />

Otro más:<br />

No hay banco en <strong>México</strong> que pueda quebrar, ni billete de banco que quede sin valor, y<br />

ningún depositante está en posibilidad de perder su dinero, no importa qué desgracia pueda<br />

ocurrirle al banco en que tenga su cuenta.<br />

Respecto a la primera afirmación, ya la he contestado en el capítulo Cuatro huelgas<br />

mexicanas. De estas huelgas, tres son famosas y no hay excusa para que el señor Stevens no<br />

haya sabido de ninguna de ellas. Respecto a la segunda afirmación, hay varios centenares<br />

de norteamericanos que, en este momento, quisieran con fervor que fuera cierta ..., desean<br />

ardientemente conseguir una liquidación sobre la base de Dls. 0.25 por un dólar. En febrero<br />

de 1910, más o menos en la época en que el señor Stevens escribía en forma tan brillante, el<br />

United States Bank of Mexico, el más grande del país, servidor de muchos<br />

norteamericanos, se declaró en quiebra exactamente de la misma manera que se arruinan<br />

los bancos norteamericanos: por mala aplicación de los fondos en apoyo de negocios<br />

especulativos. El banco quedó deshecho; el gerente paró en la cárcel; los depositantes no<br />

obtuvieron la devolución de su dinero, y en la actualidad parece que hay pocas<br />

probabilidades de que lo puedan retirar. De seguro que no conseguirán el total de sus<br />

depósitos; ni siquiera la mitad. No ha sido éste el único de esa clase que ha ocurrido<br />

últimamente en <strong>México</strong>. Alrededor del 19 de mayo de 1910, otro banco norteamericano,<br />

The Federal Banking Company, también quebró, y su cajero, Robert E. Crump dio en la<br />

cárcel. En suma, es evidente la falta de base para la afirmación del señor Stevens.<br />

Citar todos los dislates del señor Stevens sería copiar la mayor parte de sus tres artículos.<br />

Se trasladó a <strong>México</strong> para preparar algo en defensa de Díaz y no se tomó la molestia de<br />

ofrecer un liberal muestrario de hechos. Los agentes de Díaz se encargaron de él y escribió<br />

lo que le dijeron que escribiera. Hasta fue burlado con el cuento del esclavo de Yucatán que<br />

logró meter a su amo en la cárcel, cuento que ya antes había llenado su objeto. La historia<br />

consiste en que uno de los reyes del henequén azotó a uno de sus trabajadores; éste apeló al<br />

juez de paz quien detuvo y multó a aquél. El verdadero incidente fue -según un informador<br />

de la mayor confianza- que el esclavo se había escapado y fue capturado por un hacendado<br />

distinto de su amo; este hacendado intentó quedarse con él. Durante el trabajo, el esclavo<br />

fue gravemente apaleado y en esas condiciones lo encontró su verdadero dueño, quien, en<br />

nombre del esclavo, consiguió la detención del plagiario. Así se forjó el cuento de la<br />

igualdad ante la ley del amo y del esclavo que se dio a conocer al mundo.<br />

Sin embargo, lo importante no está en las risibles equivocaciones de los reporteros del Sr.<br />

Hearst, sino en los motivos de éste para poner sus prensas, tan sin reserva, al servicio de un

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!