México Bárbaro! - Webgarden
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halló había otros 3 o 4 hombres en la misma situación que él, quienes le hicieron saber que<br />
ahora era un trabajador por contrato destinado a una plantación en tierra caliente.<br />
Sus amigos lo buscan<br />
Hasta hace poco tiempo Benito había estado empleado como mozo en la Secretaría de<br />
Relaciones Exteriores, sita en el Paseo de la Reforma, y el traje que cambió por las ropas de<br />
peón era uno bastante bueno que había usado mientras estuvo allí. Gracias a la actitud<br />
caritativa de su antiguo jefe en esa oficina del gobierno, pudo hallar la libertad después de<br />
su involuntaria detención en la calle de la Violeta.<br />
La madre del muchacho, Angela Ramos, que vive en el Núm. 3 de la calle de Zanja,<br />
esperaba encontrarse con su hijo en la Alameda, donde él la aguardaba cuando llegó<br />
Hernández. Al no verlo, hizo algunas pesquisas y recabó informes de que lo habían visto<br />
irse con un hombre que se suponía era enganchador, por lo que inmediatamente buscó a<br />
Ignacio Arellano, empleado en el edificio de Relaciones Exteriores, y le contó sus<br />
tribulaciones.<br />
Se acude a la policía<br />
El Sr. Arellano, acompañado por Alfredo Márquez, empleado de la Secretaría de Fomento,<br />
consiguió las direcciones de tres establecimientos comúnmente llamados casas de<br />
enganchadores, ubicados respectivamente en las calles de Moctezuma, Magnolia y Violeta.<br />
Sus gestiones, tal como las relataron ayer a un representante de The Herald, fueron más o<br />
menos las mismas en cada una de las casas, con los siguientes resultados:<br />
En cada una de las oficinas de los contratistas de trabajadores donde se presentaron se les<br />
negó la entrada, y les dijeron que no tenían en su poder al muchacho en cuestión. En las tres<br />
afirmaron que nunca contrataban a menores de edad. Puesto que sus esfuerzos eran inútiles,<br />
Arellano y Márquez llevaron el asunto a la 54 Comisaría, donde explicaron el caso al<br />
subcomisario Bustamante, quien destacó a un oficial y a dos policías secretos para que<br />
fueran a esos lugares con órdenes de efectuar un registro cuidadoso.<br />
Registro de la casa<br />
No encontraron especial resistencia para entrar en las casas de Moctezuma y Magnolia. En<br />
la primera había como 12 hombres que habían firmado contratos para salir de la ciudad a<br />
trabajar en las haciendas y en la segunda había unos 24. Se dice que estos hombres<br />
reclamaron porque se les negaba el permiso de salir del lugar donde estaban alojados,<br />
mientras esperaban su traslado a su destino definitivo.<br />
Sin embargo, en la calle de la Violeta el portero se negó al principio a admitir a los<br />
funcionarios, y sólo obedeció cuando se amenazó con arrestar a todas las personas que<br />
hubiera en la casa, en la cual encontraron al joven Juárez, al que llevaron a la 5a. Comisaría