México Bárbaro! - Webgarden
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El señor Dwight E. Woolbridge, hacendado y escritor, escribió largamente en defensa de la<br />
esclavitud en el Mining World, órgano de la American Mine Owners Organization<br />
(Organización Norteamericana de Propietarios de Minas). He aquí algunos párrafos:<br />
Sin duda, hay brutalidades y salvajismo en <strong>México</strong>. Se cometen allí ultrajes, tanto con los<br />
prisioneros que se sacan de las cárceles para llevarlos a las haciendas, como con los yaquis<br />
... Yo he invertido en una gran hacienda del sur de <strong>México</strong>, donde tenemos unos 300<br />
trabajadores yaquis.<br />
Por toda la región yaqui he visto cosas como las descritas en la revista; he pasado junto a<br />
cadáveres colgados de los árboles, a veces mutilados; he visto centenares de yaquis<br />
pacíficos encerrados en cárceles para ser conducidos a las haciendas de Yucatán, de<br />
Tabasco o de Veracruz; he oído cosas peores.<br />
Existe cierta clase de peonaje en <strong>México</strong>. Puede llamarse esclavitud, si se quiere, sin ir muy<br />
lejos de la verdad. De hecho es ilegal y no se pueden sostener ante los tribunales los<br />
contratos hechos bajo ese sistema. El esclavo es esclavo mientras paga su deuda con<br />
trabajo.<br />
Desde luego, ninguno de los defensores de <strong>México</strong> admite todas mis afirmaciones y es<br />
natural que traten de disminuir los horrores del sistema esclavista; de otro modo no podrían<br />
defenderlo. Pero puede verse que uno admite una cosa y otro otra, hasta que confiesan que<br />
es verdad toda la historia.<br />
Entre los publicistas norteamericanos que salieron en defensa de Díaz se halló el señor<br />
William Randolph Hearst. El señor Hearst envió a <strong>México</strong> a un escritor, Otheman Stevens,<br />
a recoger material para probar que ese país no es bárbaro. El señor Stevens trató de llevar a<br />
cabo con valentía la misión que se le había confiado; pero al juzgar el sistema de esclavitud<br />
por contrato, tuvo que admitir la mayoría de mis apreciaciones esenciales y sólo pudo hacer<br />
la defensa con el pretexto de ser una necesidad del capitalismo. Algunas de sus confesiones,<br />
tal como aparecieron en el Cosmopolitan Magazine de marzo de 1910, son las siguientes:<br />
Para compensar estas perspectivas de los incipientes avances industriales, existe un sistema<br />
de trabajo por contrato, y este sistema, en <strong>México</strong>, es una mala institución.<br />
El aspecto repulsivo a nuestros ojos se halla en que mientras el trabajador se contrata<br />
voluntariamente, la ley otorga al patrón el derecho de actuar sobre la persona fisica de aquél<br />
para hacerlo cumplir. En teoría, no se puede presentar ningún argumento en favor del<br />
trabajo por contrato.<br />
Si un enganchado se rebela, o es insolente o flojo, el palo en mano del capataz de la<br />
cuadrilla se hace sentir en sus espaldas, y de este modo pronto entiende que tiene que<br />
cumplir su contrato. Si se escapa, se paga un premio de diez dólares a quien lo haga