el socialismo venezolano - Juventud PSUV

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02.08.2013 Views

La cuestión agraria Uno de los primeros retos que encaró el proceso capitalista de los llamados países avanzados fue precisamente la expansión del mercado interno como condición para su expansión industrial. Esto comportaba resolver la conversión del campo, con un consumo industrial casi inexistente, en un mercado de alta demanda de productos industriales. De allí que la revolución agraria se convirtiera en el principal factor de expansión del mercado nacional y en base para el despegue industrial. En efecto, la mecanización de la tierra, el uso de la química y la petroquímica, el empleo de la energía, de sistemas de regadío, la construcción de caminos y ferrocarriles, así como la disposición de facilidades de financiamiento, provocaron varios fenómenos simultáneos como una fuerte demanda de productos industriales, que a su vez generaba nuevas demandas; el incremento de la productividad en el campo y con ella la “liberación” de fuerza de trabajo barata para el despliegue industrial en las ciudades. Negocio redondo. En el caso venezolano, como ya fue explicado anteriormente, la transformación del campo, pese a algunos progresos en la mecanización y fertilización de los suelos, tuvieron un alcance muy limitado. Al mismo tiempo, los problemas de ensilaje, de transporte, distribución y procesamiento de la agroindustria, lejos de encontrar adecuada solución, dieron lugar a monopo- lios y a nuevas formas de parasitismo, en este caso, afectando directamente a la población al afectar severamente los precios de los alimentos y pagar precios a los productores que muchas veces rozan los costos de producción dada la baja productividad promedio de nuestra agricultura, desalentando así la producción primaria. Atacar correctamente el problema de las cadenas productivas agrícolas, que pasan inexorablemente por la agroindustria, implica nada más y nada menos que acercar el campo y la ciudad, cerrando en parte la brecha que los separa y contribuyendo a la solución del enorme desequilibrio territorial característico de nuestros días. A lo anterior, debe agregarse el problema de la propiedad de la tierra y de la organización del trabajo. En cuanto a lo primero, la política de mero reparto en que se convirtió la Reforma Agraria de los años sesenta, lo cual comportó la compra de millones de hectáreas, convirtió al Estado en el mayor terrateniente del país, pues, a los campesinos se les otorgaron títulos que prohibían la transferencia de la propiedad. De hecho, ésta se mantiene en manos del Estado. Medida en principio justa pero que, al carecer de otras medidas complementarias, como la garantía del mercado, el apoyo técnico y financiero, entre otras, provocó el abandono de la mayor parte de esas tierras y, en una gran proporción, a la apropiación indebida por nuevos terratenientes privados dando 32 33

La cuestión agraria<br />

Uno de los primeros retos que encaró <strong>el</strong> proceso capitalista de<br />

los llamados países avanzados fue precisamente la expansión d<strong>el</strong><br />

mercado interno como condición para su expansión industrial. Esto<br />

comportaba resolver la conversión d<strong>el</strong> campo, con un consumo industrial<br />

casi inexistente, en un mercado de alta demanda de productos<br />

industriales. De allí que la revolución agraria se convirtiera<br />

en <strong>el</strong> principal factor de expansión d<strong>el</strong> mercado nacional y en base<br />

para <strong>el</strong> despegue industrial. En efecto, la mecanización de la tierra,<br />

<strong>el</strong> uso de la química y la petroquímica, <strong>el</strong> empleo de la energía, de<br />

sistemas de regadío, la construcción de caminos y ferrocarriles, así<br />

como la disposición de facilidades de financiamiento, provocaron<br />

varios fenómenos simultáneos como una fuerte demanda de productos<br />

industriales, que a su vez generaba nuevas demandas; <strong>el</strong><br />

incremento de la productividad en <strong>el</strong> campo y con <strong>el</strong>la la “liberación”<br />

de fuerza de trabajo barata para <strong>el</strong> despliegue industrial en las<br />

ciudades. Negocio redondo.<br />

En <strong>el</strong> caso <strong>venezolano</strong>, como ya fue explicado anteriormente,<br />

la transformación d<strong>el</strong> campo, pese a algunos progresos en la<br />

mecanización y fertilización de los su<strong>el</strong>os, tuvieron un alcance<br />

muy limitado. Al mismo tiempo, los problemas de ensilaje, de<br />

transporte, distribución y procesamiento de la agroindustria,<br />

lejos de encontrar adecuada solución, dieron lugar a monopo-<br />

lios y a nuevas formas de parasitismo, en este caso, afectando<br />

directamente a la población al afectar severamente los precios<br />

de los alimentos y pagar precios a los productores que muchas<br />

veces rozan los costos de producción dada la baja productividad<br />

promedio de nuestra agricultura, desalentando así la producción<br />

primaria. Atacar correctamente <strong>el</strong> problema de las cadenas<br />

productivas agrícolas, que pasan inexorablemente por la<br />

agroindustria, implica nada más y nada menos que acercar <strong>el</strong><br />

campo y la ciudad, cerrando en parte la brecha que los separa y<br />

contribuyendo a la solución d<strong>el</strong> enorme desequilibrio territorial<br />

característico de nuestros días.<br />

A lo anterior, debe agregarse <strong>el</strong> problema de la propiedad de<br />

la tierra y de la organización d<strong>el</strong> trabajo. En cuanto a lo primero,<br />

la política de mero reparto en que se convirtió la Reforma Agraria<br />

de los años sesenta, lo cual comportó la compra de millones de<br />

hectáreas, convirtió al Estado en <strong>el</strong> mayor terrateniente d<strong>el</strong> país,<br />

pues, a los campesinos se les otorgaron títulos que prohibían la<br />

transferencia de la propiedad. De hecho, ésta se mantiene en manos<br />

d<strong>el</strong> Estado. Medida en principio justa pero que, al carecer de<br />

otras medidas complementarias, como la garantía d<strong>el</strong> mercado,<br />

<strong>el</strong> apoyo técnico y financiero, entre otras, provocó <strong>el</strong> abandono<br />

de la mayor parte de esas tierras y, en una gran proporción, a la<br />

apropiación indebida por nuevos terratenientes privados dando<br />

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