el socialismo venezolano - Juventud PSUV

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02.08.2013 Views

adelantada del ingreso, sellaría con cadenas de acero la nueva distribución cada vez más regresiva del ingreso. Se trataba, pues, de un viraje estratégico que cambiaba radicalmente las políticas populares aplicadas por los distintos regímenes en los cuales se apoyaba su misma perpetuación. Fue así como muy poco tiempo después de las nacionalizaciones, durante la década de 1980, entraríamos en un proceso de desnacionalización, caracterizada por un recorrido inverso a todo lo que había significado la larga lucha por lograr una justa participación de la nación en su riqueza petrolera. Tal fue la llamada “Apertura petrolera”, que empeoró las condiciones semicoloniales que caracterizaron al país hasta comienzos de los años cuarenta, acompañada de muchas otras acciones que, en no pocos casos, representaban una descarada violación de la Constitución y las leyes. Así marchaba, como una fuerza incontenible, la oleada neoliberal en nuestro país. Sin embargo, ya en 1989 un sacudimiento que asombró al mundo se produciría en Caracas y otras ciudades. Era tal el grado de tensión social y tal la decadencia de los sectores dirigentes tradicionales que los pueblos, llegados a un punto de desesperación, provocaron una rebelión espontánea que sólo pudo ser contenida con un derramamiento de sangre, que no se conocía desde los tiempos de la independencia, victimando a miles de hombres, mujeres, niños y ancianos, con verdadera saña asesina. Poco después, en 1992, vendrían las insurrecciones militares liderizadas por la juventud patriótica, que siempre estuvo presente en el seno de nuestra fuerza armada. Cuanto más se acentuaban las políticas neoliberales y tanto más grande era el empobrecimiento de la población, tanto más aguda se hacían las tensiones sociales y tanto más profunda la crisis que agrietaba todo el andamiaje construido a lo largo de la mayor parte del siglo. Así, todo ese período histórico dejó a un país totalmente transformado. Con una economía capitalista, atípica por su carácter rentista; con un proceso de acumulación sustentado básicamente en la capitalización de una renta internacional, producto del ejercicio del monopolio del Estado sobre el recurso petrolero; un poderoso capitalismo de Estado; una estructura social conformada por una burguesía parasitaria, ineficiente, cuyas ganancias han provenido fundamentalmente de la distribución de la renta petrolera; una clase media con distintas capas y donde el estamento superior asumió los hábitos de la burguesía parasitaria; una clase obrera manipulada por las castas burocráticas corrompidas, pugnando por sacudirse un dominio que fue impuesto a sangre y fuego en la década de los sesenta; partidos políticos que dominaron la escena durante más de medio siglo y que, agotados sus viejos programas, se dedicaron al pillaje del erario público; una población concentrada en las ciudades y grandes 16 17

ad<strong>el</strong>antada d<strong>el</strong> ingreso, s<strong>el</strong>laría con cadenas de acero la nueva distribución<br />

cada vez más regresiva d<strong>el</strong> ingreso. Se trataba, pues, de<br />

un viraje estratégico que cambiaba radicalmente las políticas populares<br />

aplicadas por los distintos regímenes en los cuales se apoyaba<br />

su misma perpetuación.<br />

Fue así como muy poco tiempo después de las nacionalizaciones,<br />

durante la década de 1980, entraríamos en un proceso de desnacionalización,<br />

caracterizada por un recorrido inverso a todo lo que había<br />

significado la larga lucha por lograr una justa participación de la nación<br />

en su riqueza petrolera. Tal fue la llamada “Apertura petrolera”,<br />

que empeoró las condiciones semicoloniales que caracterizaron al<br />

país hasta comienzos de los años cuarenta, acompañada de muchas<br />

otras acciones que, en no pocos casos, representaban una descarada<br />

violación de la Constitución y las leyes.<br />

Así marchaba, como una fuerza incontenible, la oleada neoliberal<br />

en nuestro país. Sin embargo, ya en 1989 un sacudimiento<br />

que asombró al mundo se produciría en Caracas y otras ciudades.<br />

Era tal <strong>el</strong> grado de tensión social y tal la decadencia de los sectores<br />

dirigentes tradicionales que los pueblos, llegados a un punto<br />

de desesperación, provocaron una reb<strong>el</strong>ión espontánea que sólo<br />

pudo ser contenida con un derramamiento de sangre, que no se<br />

conocía desde los tiempos de la independencia, victimando a miles<br />

de hombres, mujeres, niños y ancianos, con verdadera saña asesina.<br />

Poco después, en 1992, vendrían las insurrecciones militares liderizadas<br />

por la juventud patriótica, que siempre estuvo presente en <strong>el</strong><br />

seno de nuestra fuerza armada.<br />

Cuanto más se acentuaban las políticas neoliberales y tanto más<br />

grande era <strong>el</strong> empobrecimiento de la población, tanto más aguda<br />

se hacían las tensiones sociales y tanto más profunda la crisis que<br />

agrietaba todo <strong>el</strong> andamiaje construido a lo largo de la mayor parte<br />

d<strong>el</strong> siglo.<br />

Así, todo ese período histórico dejó a un país totalmente transformado.<br />

Con una economía capitalista, atípica por su carácter rentista;<br />

con un proceso de acumulación sustentado básicamente en<br />

la capitalización de una renta internacional, producto d<strong>el</strong> ejercicio<br />

d<strong>el</strong> monopolio d<strong>el</strong> Estado sobre <strong>el</strong> recurso petrolero; un poderoso<br />

capitalismo de Estado; una estructura social conformada por una<br />

burguesía parasitaria, ineficiente, cuyas ganancias han provenido<br />

fundamentalmente de la distribución de la renta petrolera; una clase<br />

media con distintas capas y donde <strong>el</strong> estamento superior asumió los<br />

hábitos de la burguesía parasitaria; una clase obrera manipulada por<br />

las castas burocráticas corrompidas, pugnando por sacudirse un dominio<br />

que fue impuesto a sangre y fuego en la década de los sesenta;<br />

partidos políticos que dominaron la escena durante más de medio<br />

siglo y que, agotados sus viejos programas, se dedicaron al pillaje d<strong>el</strong><br />

erario público; una población concentrada en las ciudades y grandes<br />

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