el socialismo venezolano - Juventud PSUV
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Es así como <strong>el</strong> <strong>socialismo</strong> d<strong>el</strong> siglo XXI surge como un proyecto<br />
que –dado para un espacio: Venezu<strong>el</strong>a, y un tiempo: <strong>el</strong> siglo XXI–<br />
se proyecta más allá de las fronteras, toda vez que los sueños de<br />
redención son sueños de la humanidad entera que ha encarnado<br />
siempre la consigna socialista, democrática y revolucionaria.<br />
Venezu<strong>el</strong>a, un resultado histórico<br />
El nuestro es un país r<strong>el</strong>ativamente pequeño en su dimensión<br />
geográfica, pero engrandecido por su historia. Cien años duró la<br />
resistencia indígena frente a la conquista y la colonización d<strong>el</strong> imperio<br />
español, resistencia que condujo a la casi total aniquilación<br />
de nuestra raza original. Muchas fueron las reb<strong>el</strong>iones contra <strong>el</strong> dominio<br />
español hasta la conquista de la independencia, después de<br />
veinte largos y sangrientos años que dejaron exangües las energías<br />
de nuestra nación, como lo dijera en su momento <strong>el</strong> genial conductor<br />
de tal proeza, nuestro Simón Bolívar. Nuevas guerras intestinas,<br />
producto de los señores de la guerra en que habían devenido algunos<br />
de nuestros héroes de la independencia, grandes terratenientes<br />
enfrentados por riqueza y poder político, sumían aún más nuestro<br />
pueblo en los más terribles padecimientos. De allí <strong>el</strong> levantamiento<br />
victorioso en que se convirtió la Guerra de Federación para, una vez<br />
más, ver frustrados sus propósitos por la traición en <strong>el</strong> tristemente<br />
célebre Pacto de Coche. Tal fue nuestro siglo XIX, lleno de gloria<br />
por la conquista de la independencia de todo un continente, junto<br />
al heroísmo y la brillante conducción de pueblos y líderes movidos<br />
por la idea de la unidad de nuestra gran nación continental, pero<br />
también lastimado por la ambición, la traición y su secu<strong>el</strong>a inevitable:<br />
la frustración de millones de seres.<br />
Así nos encontró la primera parte d<strong>el</strong> siglo XX, empobrecidos y<br />
bajo <strong>el</strong> yugo de una de las más brutales y sumisas dictaduras. Hasta<br />
que como por obra de magia brota, de nuestra castigada tierra, una<br />
especie de maná bíblico: <strong>el</strong> chorro casi incontenible d<strong>el</strong> petróleo<br />
que abre un período de v<strong>el</strong>oces y grandes transformaciones en la<br />
conformación de nuestra economía, de nuestra estructura social,<br />
de nuestra cultura y de nuestro sistema de valores.<br />
El motor de combustión interna que abrió literalmente las<br />
enormes fauces d<strong>el</strong> consumo energético mundial, la existencia de<br />
gigantescos capitales ya desplegados en todo <strong>el</strong> planeta como factor<br />
hegemónico de la economía mundial, la existencia de grandes<br />
consorcios petroleros, <strong>el</strong> descubrimiento de enormes reservas petroleras<br />
en nuestro subsu<strong>el</strong>o y la pobreza económica y tecnológica<br />
de nuestro país, unido a un régimen sumiso frente a los poderes<br />
imperiales, confluyeron para que una riada de capitales ingresaran<br />
al país en rápida sucesión, asumiendo <strong>el</strong> comando de la producción.<br />
Por fortuna, Bolívar había dictado, ya desde 1928, su famoso<br />
Decreto sobre minería de Quito. Éste otorgaba, a la República, la<br />
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