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Domingo, 16 de marzo de 2008 / Diario de Mallorca
◗ HISTORIADEACTUALIDAD
Los éxodos políticos en la historia de España
Desde el siglo XV hasta el siglo
XX, no se han dejado de producir
exilios políticos o religiosos
en España. Jordi Canal ha sido
el coordinador de un libro, editado
por Silex, en el año 2007,
que tiene por objeto de estudio
el exilio y los exiliados en la
historia de España desde finales del siglo
XV hasta la postguerra de 1936-1939, apadrinado
entre otros por Santos Juliá y Jon
Juaristi. En España ha habido exilios y exiliados
desde siempre, desde su primera etapa
como monarquía, aunque el fenómeno
quede normalmente ceñido al de más reciente
recuerdo, el provocado por la mayor
tragedia sufrida en España hace setenta
años. El libro colectivo Exilios, como indica
su subtítulo, Los éxodos políticos en la
Historia de España desde el siglo XV, intenta
ofrecer una panorámica histórica de
los exilios y de los expatriados forzosos por
sus discrepancias ideológicas, religiosas y
políticas. La lectura de este libro nos enseña
que el exilio forma parte de la historia de
España, por lo que es algo más normal que
excepcional. Es un mecanismo más de la
evolución histórica.
EN ESTELIBROSEESTUDIAN, en primer
lugar, las consecuencias de la expulsión de
los judíos que decretaron los Reyes Católi-
cos en 1492. La población judía fue puesta
en el dilema de la conversión o el exilio en
el plazo de cuatro meses. Había judíos en
unas 300 poblaciones de la Corona de Castilla
y menos en la Corona de Aragón. No
todos permanecieron fieles a su fe. Los que
así lo hicieron tuvieron que emigrar en condiciones
penosas al norte de África, Portugal,
Italia o Turquía. Éstos últimos son los
sefardíes que han conservado hasta nuestros
días el castellano. Durante el siglo
XVI, fueron exiliados cuantos fueron considerados
heterodoxos y, entre los más frecuentes
exilios, están los provocados por
motivos religiosos, que cobraron importancia
en el siglo XVI, con la aparición de la
Reforma protestante.
LA SEGUNDA GRAN EMIGRACIÓN forzosa
en España fue la expulsión de los moriscos,
que ordenó Felipe III en 1609. Ahí fueron
expatriadas unas 300.000 personas,
procedentes en su mayoría de los reinos de
Valencia y Aragón, donde representaban el
33 y el 15% respectivamente de su población.
Estas dos primeras corrientes emigratorias
eliminaron dos minorías hispánicas
de origen no cristiano. A los judíos se les
ofreció la alternativa de convertirse al cristianismo
o de emigrar. A los moriscos, descendientes
de los antiguos mudéjares, una
minoría considerada inasimilable, a pesar
de los esfuerzos aculturizadores de la segunda
mitad del siglo XVI, no se les dio
ninguna alternativa.
La tercera afectó durante y después de la
LA ALMUDAINA 7-D
Desde el siglo XV y hasta el siglo XX no se han dejado de producir exilios políticos o religiosos en nuestro país.
Ahora, un libro de reciente edición repasa este fenómeno
JOSEP JUAN
VIDAL
Y, FINALMENTE, EL DE LA GUERRA CIVIL DE
1936-1939, QUE FUE UN EXILIO DOBLE, POR-
QUE, COMO RECUERDA UN CAPÍTULO DEL
LIBRO, LAS DERECHAS TAMBIÉN TUVIERON
QUE EXILIARSE. SABEMOS QUE EL EXILIO DE
REPUBLICANOS CONSECUENCIA DE ESTA
CONTIENDA SE ACERCÓ AL MEDIO MILLÓN
Numerosos éxodos fueron consecuencia de un conflicto armado, como el caso de la Guerra Civil española, entre 1936 y 1939.
guerra de Sucesión a la Corona de España a
los austracistas, que apostaron políticamente
por el bando perdedor en la contienda.
Muchos catalanes, valencianos y aragoneses,
y menos castellanos, acompañaron a
Carlos VI, el Emperador que no pudo ser
rey de España, a sus dominios a comienzos
del siglo XVIII. Unos se dirigieron a Italia,
a Nápoles y Sicilia, otros a los Países Bajos,
pero buena parte de ellos se instalaron en
tierras centroeuropeas, en Viena capital, o
en Hungría, o en la zona fronteriza con el
Imperio turco, donde pasaron un sinfín de
privaciones. Cuando Nápoles y Sicilia fueron
conquistadas por los Borbones en 1734,
los emigrantes españoles se trasladaron en
masa a Viena, desde donde fueron enviados
al sur de Hungría y a Eslavonia.
LA CUARTAFUELAMENOSRECORDADA
expulsión de los jesuitas, decretada por
Carlos III en 1767, que debió ser la más minoritaria,
pero que tuvo profundas consecuencias
negativas en el terreno intelectual.
A ella siguieron todos los exilios del convulso
siglo XIX: afrancesados, liberales,
carlistas y republicanos en el marco de los
conflictos de la centuria. Y, finalmente, el
de la Guerra Civil de 1936-1939, que fue un
exilio doble, porque, como recuerda un capítulo
del libro, las derechas también tuvie-
LA SEGUNDA GRAN EMIGRACIÓN FORZOSA
EN ESPAÑA FUE LA EXPULSIÓN DE
LOS MORISCOS, QUE ORDENÓ FELIPE III
EN 1609. AHÍ FUERON EXPATRIADAS
UNAS 300.000 PERSONAS, PROCEDENTES
EN SU MAYORÍA DE LOS REINOS
DE VALENCIA Y DE ARAGÓN
ron que exiliarse. Sabemos que el exilio de
republicanos consecuencia de esta contienda
se acercó al medio millón de personas.
El libro, sin disminuir los sufrimientos de
un bando, pretende también romper el monopolio
victimista de la izquierda en el exilio
consecuencia de la guerra civil.
Fue precisamente un intelectual conservador,
exiliado del Madrid de 1936, Gregorio
Marañón, el que marcó ahí la pauta. Marañón
quiso escribir una gran historia del
exilio español, del que quedó como gran rama
desgajada y aislada su Antonio Pérez.
La sombra de esa obra inconclusa planea
sobre el libro coordinado por Jordi Canal.
SANTOS JULIÁ, UNO DE LOS presentadores
del volumen, nos recuerda una frase
de Manuel Azaña “las mutilaciones proceden
de la aplicación del concepto de nacionalidad
y de lo nacional de modo demasiado
restringido” para explicar que el empeño
de definir lo español con unas
características esenciales engendra el exilio
de quienes no comulgan con esta visión.
Jon Juaristi ha resaltado la dimensión
literaria que tiene el exilio y cómo el de
1492 ha quedado como metáfora: la pérdida
de Sefarad resuena en los versos de León
Felipe o de Salvador Espriu. Destaca
también Juaristi algunas similitudes entre
ciertos exilios, como el de los austracistas
del siglo XVIII y los carlistas del siglo
XIX. Ambos se resistieron a irse del todo y
dejaron enclaves de resistencia dentro de
España.
Ricardo García Cárcel, por su parte, ha
hablado de la carga emocional que conlleva
el exilio y cómo los desterrados desarrollan
una relación contradictoria con su
país de origen, al que por un lado idealizan
y por el otro rechazan. Para algunos, España
ha cumplido una función de madrastra
que ha maltratado y expulsado a sus hijos.
Este libro es un ejemplo de publicación de
alta divulgación histórica, dirigido a un
público amplio y no especializado.