29.07.2013 Views

151-25 - Biblioteca Católica Digital

151-25 - Biblioteca Católica Digital

151-25 - Biblioteca Católica Digital

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Aquí está la raíz de todos nuestros pecados. Paradójicamente,<br />

el «ser como Dios» es también el origen<br />

de toda santidad. Pero con una diferencia decisiva. En<br />

el pecado se quiere «ser como Dios» a través de una rebelión,<br />

un acto de orgullo, un gesto violento y humano.<br />

En la santidad, el hombre «se hace como Dios» en<br />

virtud de la obediencia, de la aceptación de la fe, del<br />

don divino de la gracia, confiándose al Señor y a sus<br />

mandatos. Pero nuestra narración se centra ahora en el<br />

drama del pecado, que se describe, también en su vertiente<br />

psicológica, en el v. 6. Son muy significativos<br />

los rasgos con que se pinta el pecado. Tiene «frutos sabrosos»:<br />

despierta los sentidos y el deseo. Es «seductor<br />

a la vista»: aflora también la seducción estética, que<br />

atrae a menudo, como un imán, el mal. Es «codiciable<br />

para conseguir sabiduría»: despunta aquí el más sofisticado<br />

de los alicientes, el que mejor conquista la inteligencia<br />

y la voluntad del hombre.<br />

Tenemos en este retrato toda nuestra autobiografía<br />

de pecadores. El mal encanta, aunque deje después a<br />

sus espaldas muerte y desolación. Tiene muchos nombres,<br />

pero todos se reducen a la trasgresión y al orgullo<br />

de «ser como Dios». He aquí cómo el conocido escritor<br />

norteamericano J.D. Salinger describe en uno de sus<br />

Nuevos relatos el corazón del pecado. «¿Recuerda aquella<br />

manzana que comió Adán en el jardín de Edén de que<br />

habla la Biblia? ¿Sabe qué había dentro de aquella manzana?<br />

La lógica. La lógica y la manía intelectual. Esto<br />

es lo que había. Así, éste es mi principio, si uno quiere<br />

ver las cosas como son verdaderamente, debe vomitarla,<br />

debe liberarse de ella... Pero la cuestión es que la<br />

mayor parte de la gente no quiere ver las cosas como verdaderamente<br />

son. Quieren sólo cuerpos nuevos, en vez<br />

de pararse y quedarse con Dios, donde tan bien se está.»<br />

90<br />

Ahora la mujer, presentada como tentadora no por<br />

antifeminismo, sino para traer el recuerdo de las prostitutas<br />

sagradas de los cultos cananeos de la fertilidad,<br />

y el hombre, que ha cedido a la fascinación de la idolatría,<br />

se encuentran solos ante el árbol de la elección<br />

moral. Lo que había sido comunión de amor en el<br />

bien se convierte en comunión de dolor en el mal. La<br />

tradición popular, llevada por la fantasía, ha identificado<br />

aquel árbol con un manzano, tal vez por la resonancia<br />

fonética que existe en latín entre las voces malus<br />

(manzano) y malum (mal) y malus (malo). Están<br />

solos y desnudos, con una desnudez que les infunde<br />

pavor y les da vergüenza (cf., en cambio, 2,<strong>25</strong>). En el<br />

pasado se ha hecho hincapié en esta vergüenza para<br />

identificar el pecado «original» con una dimensión sexual.<br />

Incluso recientemente ha habido algún exegeta<br />

que ha insistido en esta línea. E. Testa comenta, de<br />

una manera más bien fantástica: «Los ojos de Eva, maliciosos,<br />

se posan concupiscentes sobre la desnudez de<br />

Adán y los de Adán en Eva. Desequilibrio físico, al<br />

que sigue el moral, interno.» Con mayor sobriedad,<br />

O. Procksch escribe: «Una de las consecuencias del pecado<br />

es el descubrimiento del secreto del sexo en el<br />

sentido de vergüenza.»<br />

Pero, como ya se dijo a propósito de 2,<strong>25</strong>, el símbolo<br />

de la «desnudez» (como, por lo demás, el análisis<br />

precedente sobre el pecado) tiene, dentro de la literatura<br />

bíblica, dimensiones más teológicas. Mientras<br />

que el vestido es imagen de dignidad, despojarse o estar<br />

despojado de vestidos indica humillación, pobreza,<br />

miseria. «La desnudez se refiere de ordinario en el<br />

Antiguo Testamento —escribe el especialista J.A.<br />

Bailey— a la pérdida de la dignidad humana y social.»<br />

La desnudez representa ante todo la radicalidad hu-<br />

91

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!