29.07.2013 Views

151-25 - Biblioteca Católica Digital

151-25 - Biblioteca Católica Digital

151-25 - Biblioteca Católica Digital

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

de las generaciones que nos han precedido. El Qohélet<br />

(Ecl 12,1-7) describe, en unas líneas de enorme fuerza<br />

y poesía, el drama de la vejez: se compara el cuerpo<br />

del anciano a un palacio quejumbroso, que se agrieta<br />

y se deforma; a la vejez se la contempla como la oscura<br />

estación invernal; invade ya la escena el sentimiento<br />

de la muerte. Frente a esta difícil etapa de la vida,<br />

debe florecer en nosotros el sentido de la comprensión<br />

y del amor para todos los que la están cruzando. Ha<br />

aumentado, sin duda, en nuestros días, la atención<br />

prestada a la tercera edad, pero necesitamos oír las palabras<br />

del Sirácida, que constituyen el mejor comentario<br />

espiritual de la escena de Noé y de Cam: «Mira,<br />

hijo, por tu padre en su ancianidad y no le des pesares<br />

en su vida. Aunque pierda el juicio, sé indulgente, y<br />

no lo afrentes, tú que estás en pleno vigor. Porque la<br />

misericordia con el padre no se echará en olvido y en<br />

vez de pecados te será como casas nuevas. En el día de<br />

tu tribulación se te recordará; como hace el buen tiempo<br />

con la escarcha, así se derretirán tus pecados. Como<br />

blasfemo es quien abandona al padre; y maldito es del<br />

Señor quien irrita a su madre» (Eclo 3,12-16).<br />

El fuerte final de este sabio bíblico nos recuerda<br />

que en el padre y la madre tenemos una señal del<br />

amor de Dios y que, por consiguiente, el pecado cometido<br />

contra ellos hiere al Señor mismo, en tanto<br />

que los actos de comprensión hacia ellos reverberan sobre<br />

nosotros. Bajo esta luz se desarrolla el tema siguiente<br />

de nuestro relato, a saber, el de la maldición<br />

y la bendición (v. <strong>25</strong>-27). No se trata, por supuesto,<br />

de un episodio racista, como se comprueba de inmediato<br />

por un detalle de la maldición pronunciada por<br />

Noé cuando despierta de su embriaguez: ¡Ha pecado<br />

Cam y se maldice a su hijo Canaán! Ahora bien, sabe-<br />

196<br />

mos que los cananeos no sólo eran la población indígena<br />

de la Tierra prometida y, por consiguiente, los adversarios<br />

históricos de Israel, sino que representaban<br />

también una tentación constante para el pueblo de<br />

Dios en virtud de su idolatría, de connotaciones sexuales,<br />

que fascinaba a los israelitas, pueblo pastoril y<br />

agrícola.<br />

La condena se dirige, pues, idealmente contra la<br />

idolatría de los cultos de la fertilidad, que reducía a<br />

Dios al rango de una energía de la naturaleza. El texto<br />

tiene un valor religioso, no racial. Condena un pecado,<br />

no una nación o una etnia. Más aún, en las páginas<br />

siguientes (del cap. 10) se delinea un gran mapa<br />

de los pueblos en el que se citan con honor a los hijos<br />

de Cam entre las 72 nacionalidades que constituían el<br />

fresco racial del mundo entonces conocido. El cristiano<br />

sabe, además, que «ya no hay judío ni griego..., porque<br />

todos somos uno en Cristo Jesús» (Gal 3,28). Su<br />

compromiso, pues, para combatir todo tipo de racismo,<br />

implícito o explícito, ideológico y práctico, debe<br />

ser total y sin reservas. Incluso Voltaire, en su Tratado<br />

de la tolerancia, esbozaba una plegaria que ahora podría<br />

servir de ayuda a nuestra reflexión.<br />

«Me dirijo a ti, Señor, Dios de todos los seres y de<br />

todos los mundos y de todos los tiempos. No nos has<br />

dado un corazón para que nos odiemos ni manos para<br />

que nos degollemos. ¡Haz que las mínimas diferencias<br />

entre los vestidos que cubren nuestros débiles cuerpos,<br />

entre nuestras lenguas insuficientes, entre todas nuestras<br />

ridiculas costumbres, entre todas nuestras imperfectas<br />

leyes, entre todas nuestras insensatas opiniones,<br />

que todos los matices que distinguen a los átomos llamados<br />

hombres, no sean señal de odio y de persecución!<br />

Haz que cuantos encienden velas en pleno día<br />

197

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!