BIOMASA Fernando Sebastián - circe
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<strong>BIOMASA</strong>, ENERGÍA NATURAL<br />
<strong>Fernando</strong> <strong>Sebastián</strong> Nogués.<br />
División Termoeconómica. Fundación CIRCE.<br />
De forma genérica, el término biomasa hace referencia a toda materia orgánica<br />
originada por un proceso biológico. Desde el punto de vista energético, comprende al<br />
conjunto de sustancias orgánicas renovables de origen animal, vegetal o procedentes de<br />
cualquier transformación natural o artificial de las mismas, que pueden producir energía al<br />
someterlas a determinados procesos físicos, químicos o biológicos. No incluye a los<br />
combustibles fósiles y sus derivados ya que, aunque de origen biológico hace millones de<br />
años, no pueden considerarse renovables.<br />
La energía de la biomasa proviene en última instancia del Sol. Mediante la fotosíntesis,<br />
el reino vegetal absorbe y almacena una parte de la energía solar que llega a la Tierra. El<br />
reino animal incorpora, transforma y modifica dicha energía. En este proceso de<br />
transformación de la materia orgánica se generan subproductos que no tienen valor para la<br />
cadena nutritiva o no sirven para la fabricación de productos de mercado, pero que pueden<br />
utilizarse como combustible en diferentes aprovechamientos energéticos.<br />
Este tipo de recursos, fundamentalmente la leña y los residuos agrícolas, han sido una<br />
fuente tradicional de energía hasta la utilización masiva de los combustibles fósiles, que<br />
provocó su paulatino abandono. En muchos países en vías de desarrollo todavía son la<br />
principal forma de satisfacer su demanda energética. Desde la primera crisis del petróleo<br />
en 1973, los países desarrollados, por motivaciones energéticas en un principio y<br />
medioambientales posteriormente, han impulsado la utilización de la biomasa para producir<br />
energía.<br />
El empleo de purines con fines energéticos contribuye a eliminarlos<br />
La biomasa, al ser un combustible local y renovable contribuye a diversificar el<br />
aprovisionamiento energético disminuyendo la dependencia respecto a terceros países,<br />
favorece el reequilibrio territorial, ya que, por ser un recurso relacionado fundamentalmente<br />
con actividades forestales y agroganaderas, evita el abandono de tierras de cultivo y la<br />
escasez de puestos de trabajo en el ámbito rural. Además, presenta ventajas<br />
medioambientales considerables respecto los combustibles fósiles.<br />
La biomasa es la única de las energías renovables que, debido a que existen diferentes<br />
tipos y distintos procesos de transformación, es capaz de cubrir todos los usos de los<br />
combustibles fósiles. Las especies vegetales con alto contenido en aceites (especies<br />
oleaginosas como el girasol y la colza) o en azúcares (remolacha azucarera, caña de<br />
azúcar, maíz, etc.) se pueden transformar en combustibles líquidos capaces de sustituir al<br />
diesel y a la gasolina respectivamente, mientras que la biomasa lignocelulósica (compuesta
fundamentalmente por lignina, celulosa y hemicelulosa), como la madera, y la biomasa<br />
residual húmeda (residuos ganaderos y aguas residuales) se puede emplear para generar<br />
calor y/o electricidad.<br />
El uso energético de la biomasa residual (salvo en el caso de los subproductos<br />
industriales) resulta más atrayente por las ventajas sociales y medioambientales asociadas<br />
que por el balance energético y económico de su aprovechamiento. La utilización de estos<br />
recursos disminuye el riesgo de plagas y enfermedades en masas forestales y campos de<br />
cultivo, favorece la regeneración natural de los bosques, motiva la reforestación de grandes<br />
áreas ahora prácticamente desérticas, aumenta la renta en el medio rural y evita<br />
movimientos de población en este medio relacionados con la escasez de alternativas<br />
laborales y el abandono de tierras de cultivo.<br />
Para que la biomasa pueda considerarse una energía renovable debe asegurarse que<br />
la sostenibilidad de los recursos no se pone en peligro, por este motivo, para que el uso de<br />
estos recursos presente ventajas se debe analizar en cada caso la conveniencia e<br />
intensidad de los trabajos silvícolas, de la extracción de los residuos agrícolas, etc. El<br />
objeto de los trabajos forestales debe ser mejorar la calidad de las masas y aumentar tanto<br />
la riqueza del monte como la superficie forestal. La extracción de los residuos agrícolas no<br />
debe empobrecer el terreno y debe suponer ventajas para el agricultor. Para evitar la<br />
disminución de los nutrientes del suelo se ha de mantener el aporte orgánico que produce<br />
la descomposición de parte de estos recursos (hojas, ramas, pajas de cereal, etc.), que no<br />
deben sustituirse por abonos de origen industrial.<br />
En este momento la energía procedente de la biomasa constituye únicamente el 3%<br />
del consumo energético total en la Unión Europea con una contribución total de 44,8 Mtep.<br />
En determinados estados miembros este porcentaje de participación es muy superior, en<br />
Austria el 12%, en Finlandia un 23% y en Suecia un 18%. Para el 2010 se prevé una<br />
contribución adicional de 90 Mtep que se obtendrán de la utilización de los residuos de la<br />
industria forestal, de la agricultura, de la silvicultura, de las aguas residuales y de los<br />
nuevos cultivos energéticos.<br />
UN RECURSO DE FUTURO<br />
El aprovechamiento energético de los residuos forestales, la utilización de ciertos<br />
residuos industriales, preferentemente agrícolas, el elevado número de residuos<br />
ganaderos, cuya alta disposición plantea un grave problema medioambiental, y la<br />
existencia de áreas potenciales para contemplar explotaciones agroenergéticas, mediante<br />
el cultivo de chopos a rotación corta o de plantas destinadas a producir biocombustibles,<br />
hacen de la biomasa un recurso energético de futuro en Aragón.
El consumo de biomasa se centra mayoritariamente en el sector industrial (64%),<br />
especialmente en la producción de pasta, papel y cartón, así como en la transformación de<br />
madera y corcho. En el sector doméstico, es utilizada como fuente energética para la<br />
calefacción de viviendas, especialmente en las zonas de carácter rural.<br />
La Hoya de Huesca (por los residuos procedentes del cultivo de maíz y trigo),<br />
Monegros (maíz), La Litera (trigo) y Jacetania (cortas maderables), en Huesca; la Sierra de<br />
Albarracín (leñas y cortas maderables), la comarca del Jiloca (maíz) y el Bajo Aragón (trigo<br />
y residuos del olivo), en Teruel; Ejea de los Caballeros (trigo, maíz y purines) y el área de<br />
influencia de Zaragoza (trigo, maíz y residuos animales) son las zonas con mayor potencial<br />
de recursos energéticos aprovechables por biomasa en Aragón.<br />
CLASES<br />
Existen diferentes tipos o fuentes de biomasa. Una de las clasificaciones más aceptada es<br />
la que los agrupa en tres categorías diferentes, en función del origen de los residuos que<br />
proporcionan la fuente energética.<br />
Subproductos de la industria de transformación de la madera<br />
• La biomasa naturales la que se produce o genera de forma espontánea en la<br />
naturaleza, sin ningún tipo de intervención humana. Este recurso es el más utilizado en<br />
ciertas zonas rurales, sobre todo en países subdesarrollados o en vías de desarrollo.<br />
Plantas secas y hojarasca son un claro ejemplo de este tipo de recurso energético.<br />
• La biomasa residual incluye todos los subproductos que no tienen utilidad en las<br />
actividades forestales, agrícolas, ganaderas, en los procesos de industrias
agroalimentarias y de transformación de la madera, así como la fracción orgánica de<br />
los residuos sólidos urbanos. Los residuos ganaderos como los purines, los agrícolas<br />
como la paja de cereal, las cáscaras de frutos secos, el orujillo de oliva, las leñas<br />
procedentes de podas de frutales, los restos forestales procedentes de la limpieza o de<br />
la explotación tradicional de los bosques y los subproductos obtenidos en las empresas<br />
de transformación de la madera son combustibles ampliamente utilizados para la<br />
producción de calor y/o electricidad. Su utilización con fines energéticos puede paliar<br />
ciertos problemas medioambientales ocasionados por su acumulación y/o eliminación.<br />
• Los cultivos energéticos son explotaciones agrícolas diseñadas con la única finalidad<br />
de producir biomasa transformable en combustible, bien para automoción (combustible<br />
de características similares a los derivados del petróleo) o bien para producir calor y/o<br />
energía eléctrica. Se seleccionan por su capacidad de producción de materia vegetal<br />
con los mínimos cuidados posibles, sin importar que la producción sea apta para<br />
consumo alimentario. El cultivo de grandes extensiones de plantas herbáceas, como el<br />
cardo, el maíz, la remolacha o la caña de azúcar, y las explotaciones a corta rotación<br />
de especies leñosas, como el chopo, el eucalipto, las acacias, el plátano o las<br />
coníferas, son la fuente principal de este tipo de biomasa.<br />
CULTIVOS<br />
Cáscaras de frutos secos, como la almendra pueden aprovecharse<br />
A partir de la crisis energética del petróleo, se comenzó a considerar la posibilidad de que<br />
el sector agrario produjese energía mediante el cultivo de ciertas especies vegetales, los<br />
denominados cultivos "energéticos". Esta agricultura tiene como única finalidad la producción<br />
de biomasa transformable en combustible de manera rentable. Esto implica que la cantidad de<br />
energía obtenida al trasformar la cosecha debe ser superior a la cantidad de energía invertida<br />
en su producción, siembra, cultivo, recolección y transformación. Es decir, que el coste por<br />
unidad de energía obtenida resulte competitivo con otros combustibles.<br />
La posibilidad de producir biomasa con gran rendimiento por unidad de superficie y a bajo<br />
coste supone una alternativa a los cultivos productores de excedentes alimentarios o poco<br />
rentables. Los cultivos energéticos pueden ser utilizados en tierras pobres (con lo que se evita<br />
la deforestación y se recupera el suelo) o abandonadas. Las especies destinadas a este tipo de<br />
cultivos pueden ser de tipo herbáceo (caña de azúcar, remolacha, cardo, sorgo) o leñoso<br />
(chopo, eucalipto, acacia y sauce). En el área mediterránea, el cultivo más interesante entre los<br />
herbáceos es el cardo, mientras que el chopo, manejado como cultivo forestal de rotación<br />
corta, es el más productivo entre los leñosos.<br />
Las explotaciones en rotación corta emplean especies de crecimiento rápido, con<br />
capacidad de rebrote y alta productividad de biomasa. Se utilizan densidades de plantación<br />
muy elevadas, incluso superiores a 10.000 pies por hectárea. Una vez transcurridos dos años<br />
desde la plantación se cortan y, en el rebrote, algunas especies producen de tres a cinco tallos
por cada uno talado. Los cortes se repiten en ciclos que pueden variar de dos a cinco años. El<br />
objetivo no es la producción de madera de gran grosor, sino la obtención de la mayor cantidad<br />
de materia posible sin importar su tamaño.<br />
El cardo puede producir en condiciones de secano entre 15 y 30 toneladas de materia seca<br />
por hectárea y año y el chopo entre 15 y 20 para un turno de corta de cinco años y una<br />
densidad de plantación de 10.000 pies por hectárea.<br />
CÓMO APROVECHAR LA ENERGÍA<br />
Aplicaciones térmicas<br />
Quemar residuos forestales y agrarios para generar calor es el proceso más conocido y<br />
extendido de la biomasa. La combustión es una reacción química en la que se combina el<br />
oxígeno del aire con los distintos elementos oxidables del combustible para dar lugar a un<br />
desprendimiento de calor. Una combustión económica sólo se consigue cuando se oxidan<br />
totalmente todos los elementos combustibles. Por este motivo, y para conseguir que todas las<br />
partículas se quemen, se trabaja con exceso de aire. Los combustibles biomásicos se<br />
caracterizan por su alto contenido en volátiles. Cerca del 65% del poder calorífico del<br />
combustible puede estar contenido en sus volátiles. Estos compuestos se desprenden al<br />
introducir el combustible en el hogar y arden en fase gaseosa produciendo llamas largas. Por<br />
este motivo, las cámaras de biomasa han de ser más altas que las tradicionales para carbón o<br />
combustibles líquidos. Con los equipos que en la actualidad existen en el mercado se pueden<br />
conseguir eficiencias de combustión muy elevadas, pudiendo alcanzar hasta el 95% si se<br />
acoplan equipos de recuperación de calor.<br />
Gasificación<br />
La gasificación es un proceso de combustión incompleta que se origina cuando la biomasa<br />
se somete a temperaturas de entre 600 y 1.500ºC en una atmósfera pobre en oxígeno. La<br />
oxidación parcial del combustible, al aportarle exclusivamente entre el 25 y el 30% de la<br />
cantidad necesaria para la combustión, hace que una parte del combustible se queme y genere<br />
el calor necesario para que el restante se descomponga térmicamente. El producto que se<br />
obtiene es un gas combustible constituido por CO, hidrógeno y metano y que retiene la gran<br />
mayoría del poder calorífico de los residuos.
La gasificación engloba la descomposición térmica de la materia orgánica y la acción del<br />
gas, que reacciona con el residuo procedente de esa descomposición térmica. El gas obtenido<br />
está lejos de cumplir las especificaciones requeridas por las turbinas de gas y<br />
motogeneradores, tanto en el contenido de metales alcalinos, como de partículas y alquitranes.<br />
Por este motivo, antes de su paso a la unidad de generación eléctrica, es necesaria la<br />
utilización de un sistema que limpie el gas de esos componentes.<br />
Generación de energía eléctrica.<br />
Para obtener electricidad a partir de biomasa pueden completarse los procesos de<br />
combustión y gasificación añadiendo una turbina de gas o de vapor o un motor-generador o<br />
bien, cuando la biomasa está húmeda, realizar una digestión anaerobia. El alto contenido en<br />
agua y posible carácter contaminante de purines, lodos de depuradora, despojos animales en<br />
mataderos... dificulta la obtención directa de la energía acumulada en su interior. Para lograrlo<br />
hay que someter a la biomasa a procesos biológicos que generen subproductos estabilizados<br />
con valor fertilizante: compostaje, para abono, y digestión anaerobia, para obtener electricidad.<br />
En este último, la materia orgánica se degrada en ausencia de oxígeno por la actividad de unos<br />
microorganismos, transformándose en un gas de alto contenido energético y en otros<br />
productos que contienen componentes minerales y compuestos de difícil degradación. CO2 y<br />
metano forman principalmente el biogás. Tras un proceso de eliminación del ácido sulfhídrico,<br />
el gas se introduce en un quemador para producir calor o en un sistema motor-generador para<br />
producir electricidad y calor.<br />
Mariano Candial :.Motor-Generador en la depuradora de la Almozara
Biocarburantes<br />
Los biocarburantes son combustibles de procedencia vegetal aptos para su funcionamiento<br />
en motores de combustión interna. Cultivos de amplia tradición agrícola, fundamentalmente<br />
cereales y oleaginosas, pueden destinarse a la generación de combustibles y aditivos de<br />
combustibles para motores de automoción. Los compuestos obtenidos, denominados<br />
biocarburantes, se pueden emplear directamente en motores de combustión interna con un<br />
comportamiento similar al de los combustibles fósiles tradicionales.<br />
Existen dos grupos de biocarburantes: los provenientes de especies oleaginosas y los que<br />
tienen su origen en alcoholes y sus derivados. Al primer grupo pertenecen los aceites vegetales<br />
(aceite de girasol y de colza) y el biodiesel (mezcla de varios ésteres metílicos), que se<br />
emplean en motores de encendido por compresión (motores diesel); mientras que el bioetanol,<br />
obtenido a partir de la fermentación de cultivos ricos en azúcar, y su derivado, el etil-ter-butil<br />
éter, se emplean en motores de encendido provocado por chispa (motores Otto) y son los más<br />
representativos dentro de los originados a partir de alcoholes.