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¿Qué es lo que ocurrió, pues,<br />
en Zuffenhausen? ¿Una mala inter<br />
pretación de las necesidades<br />
del mercado? ¿Afán ciego por la<br />
potencia? ¿Quizá incluso orgullo<br />
desmesurado e ignorancia?<br />
Seguramente la voluntad de poten<br />
cia no era algo desestimable.<br />
Pero estaba orientada específicamente.<br />
Y los medios eran un<br />
camino singular. Una mirada a la<br />
ficha técnica bastaba. Además de<br />
los fabulosos valores de potencia<br />
de motor, par motor, aceleración y<br />
velocidad máxima había también<br />
otros no menos sorprendentes.<br />
Al primer <strong>911</strong> <strong>Turbo</strong> le bastaban<br />
3 litros de cilindrada y 6 cilindros<br />
en disposición boxer para poner<br />
del revés el mundo del automovilismo<br />
deportivo («mucha cilindrada<br />
igual a mucha potencia»).<br />
· 9 ·<br />
El principio <strong>911</strong> <strong>Turbo</strong> | Eficiencia<br />
En otras palabras, aquí, en<br />
el stand ferial de París no sólo<br />
surgió un bólido rebosante<br />
de vigor. Aquí surgió una idea,<br />
una oportunidad.<br />
Extraer más de menos. Optimizar<br />
la relación entre coste y utilidad.<br />
En pocas palabras, la eficiencia<br />
precisa potencia. Ese era el principio.<br />
Y sigue vigente hoy en día.