Una Carta Pastoral Relacionada al Matrimonio ... - Razorplanet
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<strong>Una</strong> <strong>Carta</strong> <strong>Pastor<strong>al</strong></strong> <strong>Relacionada</strong> <strong>al</strong> <strong>Matrimonio</strong><br />
Porque la gracia de Dios se ha manifestado para s<strong>al</strong>vación a todos los hombres,<br />
enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos,<br />
vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza<br />
bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y S<strong>al</strong>vador<br />
Jesucristo, quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda<br />
iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras. (Tito<br />
2:11-14)<br />
A las Iglesias Cristianas Hispanas (Discípulos de Cristo)<br />
Estimados miembros del cuerpo pastor<strong>al</strong>, ancianos, diáconos, hermanas y<br />
hermanos todos,<br />
Les escribo esta carta pastor<strong>al</strong> con un sentido de urgencia y sobre todo con una<br />
pasión por la integridad pastor<strong>al</strong> de todas las congregaciones hispanas que dan<br />
testimonio de la verdad de Dios en las Sagradas Escrituras y del evangelio de<br />
nuestro Señor y S<strong>al</strong>vador Jesucristo.<br />
Estamos viviendo en un tiempo de turbulencia política y de fuerzas soci<strong>al</strong>es que<br />
tornan el concepto del matrimonio y la familia en una confusión y en un concepto<br />
obsoleto para otorgar cultur<strong>al</strong>mente a nuestra sociedad de una licencia para un<br />
vida sexu<strong>al</strong> licenciosa. Es con tristeza que les comunico que <strong>al</strong>gunos líderes de<br />
nuestra Iglesia Cristiana (Discípulos de Cristo) se han manifestado “Abiertos y<br />
Afirmadores” del estilo de vida homosexu<strong>al</strong> y de una cultura que agresivamente<br />
se opone <strong>al</strong> matrimonio entre un hombre y una mujer como el fundamento del<br />
orden de Dios para la humanidad. Fuerzas espiritu<strong>al</strong>es están en guerra en<br />
contra de la santidad del matrimonio.<br />
Es imperativo que les comunique mi sentir pastor<strong>al</strong> y mis convicciones como<br />
Pastor Nacion<strong>al</strong> para Ministerios Hispanos en la Iglesia Cristiana (Discípulos de<br />
Cristo) relacionado a esta imposición que atenta contra los principios del<br />
gobierno congregacion<strong>al</strong> de las iglesias loc<strong>al</strong>es y de los que afirmamos la<br />
definición tradicion<strong>al</strong> del matrimonio.<br />
Mis convicciones teológicas relacionadas <strong>al</strong> matrimonio están basadas en la<br />
revelación clara y diáfana de la P<strong>al</strong>abra de Dios que afirma que Dios, clara y<br />
enfáticamente nos ha provisto del matrimonio como un don entre un hombre y<br />
una mujer. Es el matrimonio el primer pacto registrado en la Biblia a través del
cu<strong>al</strong> los demás pactos encuentran su génesis. Se establece que la esencia<br />
natur<strong>al</strong> del matrimonio se expresa con claridad en el texto primigenio de Génesis<br />
2:24, “ Por esta razón dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su<br />
mujer y los dos serán o vendrán a ser una sola carne”. En esta declaración no<br />
existe ninguna ambigüedad. De hecho es en el contexto de esta relación entre<br />
un hombre y una mujer que la humanidad disfruta de la bendición del Dios de la<br />
creación: “Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra,<br />
y sojuzgadla, y señoread..” (Génesis 1:28). No hay equivocaciones en esta<br />
afirmación y bendición del Dios Creador.<br />
Jesús habló de esta verdad de manera poderosa y afirmadora cuando dijo: “El<br />
respondiendo les dijo: ¿No habéis leído que el que los hizo <strong>al</strong> principio, varón y<br />
hembra los creó, y dijo: Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su<br />
mujer, y los dos serán una sola carne. Así que no son ya más dos, sino una sola<br />
carne, por tanto, lo que Dios juntó, no lo separa el hombre” (Mateo 19:4-6).<br />
Más aún podemos decir que esta re<strong>al</strong>idad la cu<strong>al</strong> llamamos “matrimonio” refleja<br />
el mismo carácter de Dios en su relación con nosotros. “Maridos, amad a<br />
vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó así mismo por<br />
ella….Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer<br />
y los dos serán una sola carne. Grande es este misterio; más yo digo esto<br />
respecto de Cristo y de la iglesia.” (Efesios 5:25, 31-32).<br />
Estas verdades no son vagas o confusas. Mas bien vienen a ser la corteza de<br />
nuestra fe y no <strong>al</strong>go vago y periférico. El matrimonio es una institución ordenada<br />
por Dios. Es una re<strong>al</strong>idad de orden mor<strong>al</strong> que va más <strong>al</strong>lá de las agencias<br />
humanas, las instituciones de gobierno y hasta las organizaciones religiosas. El<br />
esfuerzo de hoy día de tratar de redefinir el matrimonio mediante el activismo<br />
político, votos, resoluciones y persuasiones es un vano ejercicio <strong>al</strong> cu<strong>al</strong><br />
llamamos idolatría (Romanos 1:21 y 25). Los que participan en este tipo de<br />
idolatría degradan las agencias de gobierno y las organizaciones religiosas a las<br />
cu<strong>al</strong>es ellos pertenecen. Algunos teólogos eise-géticamente (p<strong>al</strong>abra para<br />
indicar el traer ideas foráneas <strong>al</strong> texto bíblico – es lo contrario a una buena<br />
exégesis) reclaman que el amor de Jesús nos llama a aceptar una licencia<br />
sexu<strong>al</strong> fuera del orden de Dios como <strong>al</strong>go mor<strong>al</strong>mente bueno. Van tan lejos<br />
como reclamar que la enseñanza del Antiguo Testamento es irrelevante. Bueno,<br />
no fue irrelevante para Jesús ni para el apóstol Pablo ni lo es para mí.<br />
El amor y la verdad no pueden separase. El amor de Jesús es un amor que<br />
envuelve una transformación radic<strong>al</strong>. La mujer samaritana no fue la misma<br />
después del encuentro con el amor transformacion<strong>al</strong>. El cobrador de impuestos<br />
Zaqueo tampoco fue el mismo después del encuentro con el amor<br />
transformacion<strong>al</strong>. Cuando nos enfrentamos con Jesús y Su P<strong>al</strong>abra, el Espíritu<br />
Santo nos hace conscientes de nuestro estado pecaminoso. El Espíritu Santo<br />
convence <strong>al</strong> mundo de pecado, justicia y juicio. Por t<strong>al</strong> razón, Jesús fue bien<br />
claro con el llamado <strong>al</strong> discipulado: “Si <strong>al</strong>guno quiere venir en pos de mí,
niéguese a sí mismo, y tome su cruz y sígame. Porque todo el que quiera s<strong>al</strong>var<br />
su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí la h<strong>al</strong>lará”<br />
(Mateo 16:24-25).<br />
El evangelio cambia, transforma, nos hace nacer de nuevo, del agua y del<br />
Espíritu. A tono con esta re<strong>al</strong>idad el apóstol Pablo comienza sus epístolas con la<br />
doctrina-la correcta teología. De igu<strong>al</strong> manera, termina sus epístolas con la<br />
correcta conducta. En la carta a los Romanos Capítulos 1-11 se nos revela la<br />
doctrina-la teología. La segunda parte de Romanos, Capítulos 12-16, se nos<br />
presenta la correcta conducta. La p<strong>al</strong>abra clave es transformaos (12:2).<br />
Jesús mismo aclaró: “No penséis que he venido para abrogar la ley o los<br />
profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir. Porque de cierto os digo<br />
que hasta que pasen el cielo y la tierra ,ni una jota ni una tilde pasará de la ley,<br />
hasta que todo se haya cumplido” (Mateo 5:17-18). En otra ocasión afirmó: …”y<br />
la Escritura no puede ser quebrantada” (San Juan 10:35b).<br />
Es incorrecto pensar que el Levítico pertenece a un código de pureza que solo<br />
incluye instrucciones det<strong>al</strong>ladas de la vestimenta de los sacerdotes. En los<br />
capítulos 18-20 se describe en det<strong>al</strong>les la prohibición en contra de relaciones del<br />
mismo sexo, la cu<strong>al</strong> es claramente un código mor<strong>al</strong> para todos los pueblos. En<br />
las primeras p<strong>al</strong>abras del capítulo 18:1-5 Dios enfatiza en tres ocasiones que la<br />
opción que tiene el pueblo oscila entres dos polos opuestos: Afirmar los v<strong>al</strong>ores<br />
cultur<strong>al</strong>es “Afirmantes y Abiertos” de las sociedades Cananeas y Egipcias, o “Por<br />
tanto, guardaréis mis estatutos y mis ordenanzas, los cu<strong>al</strong>es haciendo el hombre<br />
vivirá en ellos. Yo Jehová” (Levítico 18:5)<br />
Esta misma enseñanza encuentra su par<strong>al</strong>elo en Romanos 1:18-32 la cu<strong>al</strong><br />
refleja el cambio de v<strong>al</strong>ores de aquella sociedad la cuál le tocó ministrar a Pablo;<br />
y es el mismo espíritu que nuestra sociedad actu<strong>al</strong> refleja y desea afirmar. <strong>Una</strong><br />
lectura de este pasaje en Romanos es suficiente como para poder decir que esto<br />
es lo mismo que está pasando hoy en día.<br />
Nuestra pastor<strong>al</strong> debe ser hospit<strong>al</strong>aria con todos los que nos visitan en nuestras<br />
congregaciones. Nuestra hospit<strong>al</strong>idad debe envolver el amor transformador de<br />
nuestro Señor Jesucristo como un aspecto primario de nuestra misión como<br />
iglesia. Afirmamos nuestra fidelidad a la revelación de la Sagrada Escritura y <strong>al</strong><br />
Dios que nos transforma. Debemos reconocer entre nosotros las barreras que<br />
muchas veces levantamos con nuestras actitudes y prejuicios haciendo de<br />
nuestras congregaciones ministerios solamente exclusivos. Nosotros creemos<br />
en la inclusividad-exclusiva. Es decir, recibimos (inclusividad) a toda persona<br />
con diferentes estilos de vida <strong>al</strong> evangelio del amor transformador de Dios<br />
(exclusivo) que cambia y nos hace nacer de nuevo para testificar y dar<br />
testimonio de su gracia.
Abogamos para que los derechos humanos no se deben negar a personas que<br />
puedan tener una orientación sexu<strong>al</strong> diferente de la heterosexu<strong>al</strong>. Por otro lado,<br />
nos negamos a redefinir el matrimonio tradicion<strong>al</strong>, t<strong>al</strong> y como se nos revela en la<br />
Sagrada Escritura.<br />
La persecución y el llamado de nombres t<strong>al</strong>es como separatistas, no iluminados<br />
y no tolerantes es el precio que debemos pagar por ser fieles a la revelación de<br />
Dios. Debemos luchar por la separación del estado y la iglesia. Allí donde<br />
<strong>al</strong>gunos estados han hecho leg<strong>al</strong> la unión de personas del mismo sexo,<br />
podríamos ser objetos de litigaciones civiles y ser acusados de violar los<br />
derechos civiles. Los que afirmamos la enseñanza Bíblica vamos a ser tildados<br />
de intolerantes en nuestra propia denominación, pero esto no debe<br />
desanimarnos y amedrentarnos.<br />
Les pido que se mantengan fieles a nuestras convicciones bíblicas y a nuestra<br />
postura del matrimonio tradicion<strong>al</strong> entre un hombre y una mujer. Les pido que<br />
rechacen como legítima la unión de personas del mismo sexo en su vida de<br />
comunidad de fe a la cu<strong>al</strong> ustedes han sido llamados a servir. Les pido que<br />
mantengan con fidelidad la santidad del matrimonio entre un hombre y una mujer<br />
como el modelo a seguir. Es urgente que afirmemos con firmeza y v<strong>al</strong>or nuestros<br />
v<strong>al</strong>ores mor<strong>al</strong>es centrados en la P<strong>al</strong>abra de Dios. En una hora de crisis como<br />
esta, es cuando debemos fort<strong>al</strong>ecer a todo el rebaño de Dios con amor, v<strong>al</strong>entía<br />
y firmeza. Seamos fieles a la revelación de Dios y seamos hospit<strong>al</strong>arios con<br />
todos y todas.<br />
Bendiciones<br />
Rev. Dr. Huberto Pimentel<br />
Pastor Nacion<strong>al</strong> para Ministerios Hispanos<br />
Iglesia Cristiana (Discípulos de Cristo)