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Duras_ Marguerite-El Amante.pdf

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54<br />

Mi madre dijo a la directora del pensionado: no importa, todo eso carece de importancia,<br />

¿ve? ¿ve qué bien le sientan esos vestidos usados, ese sombrero rosa y esos zapatos<br />

dorados? Cuando habla de sus hijos la madre está ebria de alegría y, entonces, su encanto es<br />

aún mayor. Las jóvenes vigilantas del pensionado escuchan apasionadamente a la madre.<br />

Todos, dice la madre, todos la rondan, todos los hombres del puesto, casados o no, la<br />

rodean, requieren a esa niña, esa cosa, aún indefinida, miren, una niña aún. ¿Deshonrada,<br />

dice la gente? Y yo digo: ¿cómo se las arreglaría la inocencia para deshonrarse?<br />

La madre habla, habla. Habla de la prostitución manifiesta y ríe, del escándalo, de esta<br />

payasada, de ese sombrero fuera de lugar, de esta elegancia sublime de la niña de la travesía<br />

del río, y ríe de esa cosa irresistible aquí, en las colonias francesas, hablo, dice, de esa piel<br />

blanca, de esa joven criatura que estaba hasta ahí escondida en los puestos de la selva y que<br />

de repente sale a la luz del día y se compromete en la ciudad a la vista y al conocimiento de<br />

todos, con el deshecho del millonario chino, diamante en el dedo como una joven banquera,<br />

y llora.<br />

Cuando ella vio el diamante dijo con un hilo de voz: me recuerda un solitario que tuve del<br />

noviazgo con mi primer marido. Digo: el señor Oscuro. Reímos. Era su nombre, dice, con<br />

todo es cierto.<br />

Nos miramos mucho rato y después tuvo una sonrisa muy dulce, ligeramente burlona,<br />

impregnada de un conocimiento tan profundo de sus hijos y de lo que les aguardaba más<br />

tarde que estuve a punto de hablarle de Cholen.<br />

No lo hice. Jamás lo hice.<br />

Esperó mucho tiempo antes de volver a hablarme, después lo hizo, con mucho amor: ¿sabes<br />

que se ha acabado, que nunca podrás casarte aquí, en la colonia? Me encojo de hombros,<br />

río. Digo: puedo casarme en todas partes, cuando quiera. Mi madre hace un gesto negativo.<br />

No. Dice: aquí todo se sabe, aquí ya no podrás. Me mira y dice cosas inolvidables: ¿les<br />

gustas? Respondo: eso es, les gusto a pesar de todo. Entonces, dice: les gustas también

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