15.07.2013 Views

El artilugio tenia un duende.pdf

El artilugio tenia un duende.pdf

El artilugio tenia un duende.pdf

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Y no tenía la menor idea de lo que quería significar aquel mensaje ni de qué podía<br />

hacerse con él.<br />

Regresó al salón con los vasos llenos. Duval continuaba sentado con la cabeza<br />

entre las manos. Galil había encendido otro cigarrillo y miraba hacia su ceniza con<br />

<strong>un</strong>a expresión de agudo desconsuelo. Coghlan dejó en la mesa las bebidas.<br />

- No creo que ningún otro, aparte de mí, haya podido escribir eso mensaje -<br />

observó -, pero tampoco recuerdo haberlo escrito yo, ni tengo la menor idea de lo<br />

que pueda significar. Como ustedes lo han traído, seguramente sabrán algo más<br />

que yo...<br />

- No - respondió Ghalil -. Mi primera preg<strong>un</strong>ta era la única razonable que podía<br />

dirigirle: Ha estado usted viajando por el siglo XIII? Me imagino que no, porque<br />

supongo que jamás se le ha ocurrido cosa semejante.<br />

- No solamente no se me ha ocurrido n<strong>un</strong>ca - repuso Coghlan con ironía -, sino<br />

que no conozco otro lugar con menos probabilidades de ser visitado que ése...<br />

Ghalil agitó su cigarrillo y la ceniza cayó al suelo.<br />

- Como oficial de policía, 10 que más me interesa de ese curioso mensaje es que<br />

en él se hace mención de que van a asesinar a alguien; es decir, que puede ser<br />

asesinado... Esto entra dentro de mis atribuciones. ¡Y más como estudiante de<br />

Filosofía...! Tanto como policía como filósofo, es a veces necesario partir de <strong>un</strong><br />

absurdo para llegar a <strong>un</strong>a solución razonable. Y eso es lo que propongo hacen.. o,<br />

por lo menos, intentar...<br />

- ¡No faltaba más! - exclamó Coghlan secamente.<br />

- Por el momento - dijo Ghalil, volviendo a sacudir la ceniza de su cigarrillo con <strong>un</strong><br />

movimiento brusco de su mano -, usted no tiene la menor idea de que nadie vaya<br />

a asesinar al señor Mannard. Tampoco tiene <strong>un</strong>a cicatriz en el dedo pulgar..., ni<br />

espera tenerla. Y la existencia de - digámoslo así - <strong>un</strong> « artefacto » en el número<br />

80 de la calle Hosain le es totalmente desconocida..., ¿no es eso?<br />

-Así es -admitió Coghlan.<br />

- Ahora bien, si usted llega a tener, casualmente, esa cicatriz en el dedo pulgar -<br />

observó Ghalil -, quiere decir que esas huellas dactilares del pergamino<br />

pertenecen a <strong>un</strong>a época futura, en la cual, probablemente usted conocerá<br />

asimísmo la existencia del peligro que acecha al señor Mannard y la del «<strong>artilugio</strong>»<br />

ese en el numero 80 de la calle Hosain... Esto...<br />

- Ce n'est pas Iogique! - protestó Duval violentamente.<br />

8

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!