El artilugio tenia un duende.pdf
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- No puedo explicárselo - repuso Ghalil, suavemente - porque ni yo mismo lo entiendo. Pero creo que el señor Coghlan procede admirablemente... Sonó el zumbador de la puerta del departamento. Ghalil hizo entrar a un camarero que llevaba una enorme bandeja. El camarero dijo algo en turco y colocó la bandeja sobre una mesa. Luego, salió. - Ha sido detenido un hombre en la planta baja - informó Ghalil - que llevaba un reloj de pulsera provisto de un gran segundero. Fue él el que apagó y volvió a encender las luces. Está muy asustado. Hablaré con él. Laurie miró a Coghlan. Luego, temblando un poco, comenzó a destapar las fuentes que venían sobre la bandeja. Mannard gruñó: - ¿Pero qué demonio es todo eso de las huellas digitales de Tommy en ese maldito libro y ese misterio de la pared? ¿Forma todo ello parte del mismo asunto? - No - respondió el turco -. Usted ha cometido el mismo error que yo, señor Mannard. Usted supuso - como yo - que vanas cosas asociadas con otra están necesariamente relacionadas entre si. Pero eso no es cierto. Porque a veces sólo están aparentemente asociadas... por casualidad. Laurie intervino en la conversación, dirigiéndose a Coghlan: - Tommy - dijo -, yo creo que... debemos tomar algo... - ¿Quiere usted decir - intervino Mannard, haciendo caso omiso de su hija -que ese libro y todo lo demás no es una patraña? ¿Quiere usted hacerme creer que hay, efectivamente, un « artilugio» con... un « duende »? ¿Cree usted en fantasmas, señor Ghalil? ¿Pretende usted insinuar que Coghlan puso sus huellas digitales debajo de un memorándum en el que se afirma que voy a ser asesinado? ¿Y que el mismo Tommy fue el que escribió eso? - No - admitió Ghalil -. Sin embargo, ese mensaje increíble es la razón que me impulso a protegerle a usted desde hace tres días. Y es, por consiguiente, la razón de que esté usted vivo... - Miró ávidamente las fuentes descubiertas y exclamó -: Estoy muerto de hambre... ¿Puedo...? Mannard, impacientemente, agregó: - ¡Es demasiado extraño! ¡Casi como un milagro! ¿Confusión de fechas, con siglos de diferencia, para salvarme la vida? ¡Disparate! Las leyes de la Naturaleza no pueden ser violadas... 66
Coghlan repuso, pensativamente: - Estoy pensando que ese campo de fuerzas no es una superficie plana sino que tiene forma de tubo... Un tubo por el que puede expelerse una burbuja... ¿No se le ocurre a usted pensar en lo que hace un campo magnético con la luz polarizada...? - Considérame pensando en ello - gruñó Mannard -. ¿Qué ocurre? - Yo puedo reproducir un campo de fuerzas semejante - prosiguió Coghlan, pensativamente -. Un campo de fuerzas de forma tubular no soy capaz de hacerlo, pero sí un campo de fuerzas que absorba energía... o calor... y almacenar una potencia útil... Yo puedo hacer un « artilugio» refrigerador que absorba calor y almacene energía. Voy a efectuar algunas investigaciones... - ¿Estás seguro de lo que dices? - preguntó Mannard. Coghlan asintió. Estaba seguro. Había visto claro al fin. Se había figurado algo de lo que ocurría. Ahora podía hacer lo que los originales constructores del « artilugio »no podían. Y no era algo sin precedentes, por supuesto. Un fabricante de gafas en Holanda tuvo la ocurrencia de poner dos lentes juntas y consiguió construir el primer telescopio, el cual ampliaba considerablemente los objetos lejanos, pero éstos se veían al revés... Y a una distancia de medio continente, en Italia, un tal Galileo Galilei oyó el rumor de aquel hecho portentoso, pero imperfecto, se pasó toda la noche pensando... y a la mañana siguiente construyó un telescopio mucho más perfecto que el del holandés, tanto que todos los gemelos de campo se construyen hoy día según los diseños del descubridor italiano. - También yo volveré a la investigación - repuso Mannard - si haces un contrato conmigo. Jugaré limpio. ¡Éste es un buen asunto! Miró a su hija. Su cara estaba pálida, pero sus ojos brillaban. Sonrió a la mirada de su padre. Y él le devolvió la sonrisa. Entonces, dijo Laurie - Tommy.. si puedes hacer eso... ¡oh!, ¿no te das cuenta? 1Ven conmigo al otro cuarto; necesito hablarte .! Coghlan le guiñó un ojo en un gesto de complicidad. Luego sus hombros se distendieron, se hincho su pecho y produjo un profundo suspiro Después, musitó cuatro palabras, hizo « ¡Ah!», agarró el brazo de la muchacha y se la llevó al cuarto contiguo. Mannard dijo, satisfecho: 67
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entiendo. Pero creo que el señor Coghlan procede admirablemente...<br />
Sonó el zumbador de la puerta del departamento. Ghalil hizo entrar a <strong>un</strong> camarero<br />
que llevaba <strong>un</strong>a enorme bandeja. <strong>El</strong> camarero dijo algo en turco y colocó la<br />
bandeja sobre <strong>un</strong>a mesa. Luego, salió.<br />
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reloj de pulsera provisto de <strong>un</strong> gran seg<strong>un</strong>dero. Fue él el que apagó y volvió a<br />
encender las luces. Está muy asustado. Hablaré con él.<br />
Laurie miró a Coghlan. Luego, temblando <strong>un</strong> poco, comenzó a destapar las<br />
fuentes que venían sobre la bandeja.<br />
Mannard gruñó:<br />
- ¿Pero qué demonio es todo eso de las huellas digitales de Tommy en ese<br />
maldito libro y ese misterio de la pared? ¿Forma todo ello parte del mismo as<strong>un</strong>to?<br />
- No - respondió el turco -. Usted ha cometido el mismo error que yo, señor<br />
Mannard. Usted supuso - como yo - que vanas cosas asociadas con otra están<br />
necesariamente relacionadas entre si. Pero eso no es cierto. Porque a veces sólo<br />
están aparentemente asociadas... por casualidad.<br />
Laurie intervino en la conversación, dirigiéndose a Coghlan:<br />
- Tommy - dijo -, yo creo que... debemos tomar algo...<br />
- ¿Quiere usted decir - intervino Mannard, haciendo caso omiso de su hija -que<br />
ese libro y todo lo demás no es <strong>un</strong>a patraña? ¿Quiere usted hacerme creer que<br />
hay, efectivamente, <strong>un</strong> « <strong>artilugio</strong>» con... <strong>un</strong> « <strong>duende</strong> »? ¿Cree usted en<br />
fantasmas, señor Ghalil? ¿Pretende usted insinuar que Coghlan puso sus huellas<br />
digitales debajo de <strong>un</strong> memorándum en el que se afirma que voy a ser asesinado?<br />
¿Y que el mismo Tommy fue el que escribió eso?<br />
- No - admitió Ghalil -. Sin embargo, ese mensaje increíble es la razón que me<br />
impulso a protegerle a usted desde hace tres días. Y es, por consiguiente, la razón<br />
de que esté usted vivo... - Miró ávidamente las fuentes descubiertas y exclamó -:<br />
Estoy muerto de hambre... ¿Puedo...?<br />
Mannard, impacientemente, agregó:<br />
- ¡Es demasiado extraño! ¡Casi como <strong>un</strong> milagro! ¿Confusión de fechas, con siglos<br />
de diferencia, para salvarme la vida? ¡Disparate! Las leyes de la Naturaleza no<br />
pueden ser violadas...<br />
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