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- Tengo que volver a la calle de Hosain. Si usted quiere, puede venirse en el coche<br />
conmigo y hablar con Ohalil directamente:<br />
puedo decirle que le vea a usted en el hotel. Mannard asintió.<br />
-Está bien; ¡vamos!<br />
Coghlan recogió todo su equipo científico, lo metió en <strong>un</strong> maletín y se fue hacia la<br />
puerta. Cuando salieron, Laurie se cogió de su brazo y le dijo jadeante:<br />
- ¡Tommy! ¿Te has cortado el dedo? ¿Era... será...?<br />
- Sí - respondió Coghlan -; me he cortado exactamente en el mismo sitio y en la<br />
misma forma que indican las huellas dactilares, y mucho me temo que me va a<br />
salir <strong>un</strong>a cicatriz exactamente igual a aquélla...<br />
Le siguió escaleras abajo, permaneciendo silenciosos mientras atravesaban el<br />
patio. Su padre fue a despedir el coche que les había traído hasta allí. Laurie dijo,<br />
con <strong>un</strong> extraño acento en su voz:<br />
- Dicen que ese libro fue escrito en el siglo XIII... y tus huellas dactilares están en<br />
él... Y ese «<strong>artilugio</strong> » de que me hablas... ¿podría llevarte de nuevo al siglo XIII,<br />
Tommy?<br />
- Pues... no me agradaría demasiado hacer ese viaje - respondió Coghlan<br />
secamente.<br />
-¡Yo no quiero que te vayas al siglo 'XIII! dijo Laurie con su rostro cada vez más<br />
pálido. Luego, añadió -: Creo que es ridículo... ¡porque es <strong>un</strong>a cosa tan imposible<br />
que puede considerarse irrealizable! ¡Pero no quiero que vuelvas allí! No quiero<br />
pensar en ti como... si hubieras muerto hace varios siglos y estuvieras enterrado<br />
en alg<strong>un</strong>a vieja cnpta..., como... si fueras <strong>un</strong> esqueleto...<br />
-¡Basta! - cortó Coghlan, secamente.<br />
- ¡No puedo remediarlo! - añadió la muchacha.<br />
- Quisiera que las cosas hubieran sucedido de otro modo... - repuso él, desolado.<br />
Laurie, todavía pálida, hizo <strong>un</strong> gracioso mohín.<br />
- ¿Verdad que sería encantador? - repuso, mimosa.<br />
En aquel momento, el padre de Laurie volvía del otro coche y todos subieron al de<br />
la policía, que arrancó inmediatamente, emprendiendo la marcha hacia el número<br />
80 de la calle Hosaln.<br />
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