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- Yo me guiaba solamente por el libro de Duval - dijo Coghlan con cierto tono de<br />
ironía.<br />
- ¿Sospecha usted de ese sitio húmedo de la pared, eh?<br />
- No conseguí comprenderlo - admitió Coghlan - y era muy... peculiar. Estaba frío.<br />
- Quizá sea ése el artefacto - observó Ghalil con acento suave -· Cuando ustedes<br />
se marcharon, yo subí al piso. Observé lo mismo que usted: aquel sitio estaba frío,<br />
muy frío. Creí que se me iba a congelar la mano cuando la tuve apoyada en aquel<br />
lugar durante <strong>un</strong> rato. ¡Y no me equivocaba, porque más tarde cubrí aquel<br />
cuadrado que rezumaba humedad con <strong>un</strong>a manta y debajo de ella apareció<br />
escarcha!<br />
Coghlan dijo, impacientemente:<br />
- ¡Y eso sin aparato refrigerador alg<strong>un</strong>o, porque esto es indudable!<br />
Ghalil agregó pensativo:<br />
- No cabe duda..., pero aquello aparecía helado...<br />
- ¿Se le puede llamar artefacto a <strong>un</strong> aparato refrigerador? - insinuó cogían.<br />
<strong>El</strong> turco sacudió la cabeza.<br />
- Es muy peculiar... He sabido que esa parte de la pared se conserva siempre fría<br />
y húmeda. Se creyó que era cosa de magia, 10 cual le dio a la casa muy mala<br />
fama, siendo ésta la causa de que esté siempre vacía. Parece que esa leyenda<br />
tiene <strong>un</strong>os sesenta años de antigüedad y los pequeños aparatos refrigeradores no<br />
se conocían entonces... ¿Será esa frialdad otra imposibilidad de este as<strong>un</strong>to?<br />
Coghlan repuso:<br />
- ¡No hacemos más que decir cosas sin sentido alg<strong>un</strong>o!<br />
Pero Ghalil seguía absorto en sus pensamientos.<br />
- ¿'>odia ser la refrigeración <strong>un</strong>a de las artes perdidas de los antiguos? - preg<strong>un</strong>tó,<br />
con <strong>un</strong>a débil sonrisa -. Y, si es así, ¿qué tiene eso que ver con usted, con el<br />
señor Mannard y con ese... Apolonio?<br />
- No hay artes perdidas - replicó Coghlan-. En los tiempos pasados, la gente hacía<br />
cosas que ellos consideraban como de magia y a veces obtenían resultados<br />
maravillosos. Razonando de esta manera, emplearon la digital para el corazón.<br />
Luego, vieron que daba buenos resultados, y continuaron empleándola.<br />
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