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4. Ídolos oculados sobre huesos largos en las cuencas del Júcar y ...

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ellos que parece sugerir los restantes. Los motivos más comunes serían los ojos, <strong>las</strong> cejas y el tatuaje<br />

facial. Otros como el triángulo púbico o el cabello son bastante frecu<strong>en</strong>tes, mi<strong>en</strong>tras los<br />

s<strong>en</strong>os, el ombligo, otros detalles faciales como nariz y boca, los brazos o el cuerpo humano serían<br />

los m<strong>en</strong>os repres<strong>en</strong>tados.<br />

La decoración oculada se docum<strong>en</strong>ta también <strong>sobre</strong> soportes minerales, calizas y pizarras <strong>sobre</strong><br />

todo, que son facetados de diversas formas. Los ídolos cilindro con decoración oculada se distribuy<strong>en</strong><br />

por el Suroeste, Extremadura portuguesa y Algarve (Leisner 1965; Almagro 1973), dándose<br />

cierta variedad <strong>en</strong> cuanto al grado de elaboración de la decoración, con o sin peinado,<br />

mayor complejidad de la zona ocular que conviv<strong>en</strong> <strong>en</strong> algunas zonas pero que, <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral,<br />

muestran una distribución desigual de <strong>las</strong> distintas variantes, como los planos de piedra con<br />

formas espatuliformes o rectangulares con peinado <strong>en</strong> el reverso que muestran una distribución<br />

c<strong>en</strong>trada <strong>en</strong> la cu<strong>en</strong>ca media <strong>del</strong> Guadiana (Hurtado 2008). Por otra parte, los ídolos placa<br />

decorados se docum<strong>en</strong>tan <strong>en</strong> <strong>en</strong>terrami<strong>en</strong>tos colectivos de megalitos y cuevas <strong>del</strong> Suroeste<br />

p<strong>en</strong>insular, conc<strong>en</strong>trándose especialm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el Al<strong>en</strong>tejo portugués (Leisner 1965; Almagro<br />

1973). Las placas que pres<strong>en</strong>tan decoración oculada son escasas y se distribuy<strong>en</strong> por lo g<strong>en</strong>eral<br />

<strong>en</strong> zonas periféricas <strong>del</strong> ámbito de distribución de placas.<br />

Más excepcionales y singulares resultan otros soportes pétreos no modificados como el canto<br />

rodado de caliza, localizado descontextualizado cerca de la Glorieta de San Vic<strong>en</strong>te (Lorca),<br />

con decoración <strong>en</strong> pintura negra con dos círculos <strong>en</strong> el extremo de una barra vertical de la que<br />

sal<strong>en</strong> a cada lado once y trece trazos horizontales (Martínez et al. 2006: Fig. 7) o los bilobulados<br />

de piedra natural, <strong>en</strong>tre los que se docum<strong>en</strong>tan escasos ejemplares decorados, dos de ellos con<br />

posibles decoraciones oculadas, uno proced<strong>en</strong>te de Lorca con dos incisiones <strong>en</strong> arco de círculo<br />

que repres<strong>en</strong>tarían unas “cejas parecidas a <strong>las</strong> de los ídolos falanges <strong>sobre</strong> <strong>huesos</strong> <strong>largos</strong>” (Ayala<br />

y Jordán 1984: 100, Fig. 9D), o el de Batista Cullar Baza al que se le “practicaron a punzón dos hoyitos<br />

<strong>en</strong> el lóbulo superior para figurar los ojos” (Molina Grande y Molina García 1980).<br />

Así mismo resulta peculiar la plaquita de madera docum<strong>en</strong>tada <strong>en</strong> el <strong>en</strong>terrami<strong>en</strong>to calcolítico<br />

de la Cueva Sagrada I, de 4 cm de longitud, cuya morfología recuerda a los ídolos tipo El Garcel,<br />

con decoración pirobrabada posiblem<strong>en</strong>te con punzón de cobre con ojos radiados y por<br />

debajo losanges simétricam<strong>en</strong>te dispuestas <strong>en</strong> una cara y zigzags verticales incisos <strong>en</strong> la otra<br />

(Ayala 1986: Fig. 2; 1987), si bi<strong>en</strong> es de suponer que este tipo de soporte fuera más corri<strong>en</strong>tes de<br />

lo que su escasez muestra. Este mismo ídolo fue confundido por dos ejemplares distintos al haberse<br />

publicado previam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> dos ocasiones, dibujado una vez con los ojos <strong>en</strong> la parte superior<br />

como proced<strong>en</strong>te de Lorca y otra <strong>en</strong> la parte inferior como proced<strong>en</strong>te de la Cueva<br />

Sagrada (Salmerón y Rubio 1995: Fig. 1a y 1b).<br />

En algunos casos es posible que <strong>las</strong> piezas estuvieran recubiertas con placas de oro como <strong>las</strong> dos<br />

docum<strong>en</strong>tadas <strong>en</strong> el tholos de Montelirio (Castilleja de Guzmán, Sevilla) pres<strong>en</strong>tadas por V.<br />

Hurtado <strong>en</strong> esta reunión 5 .<br />

5 Nota de los coordinadores. Incluidas <strong>en</strong> la contribución de V. Hurtado a este volum<strong>en</strong>.<br />

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