14.07.2013 Views

Cartas de amor de un sexagenario voluptuoso» y «El cazador de

Cartas de amor de un sexagenario voluptuoso» y «El cazador de

Cartas de amor de un sexagenario voluptuoso» y «El cazador de

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Kathleen M. Glenn<br />

Wake Forest University<br />

SEDUCCIÓN EPISTOLAR Y TELEFÓNICA EN<br />

CARTAS DE AMOR DE UN SEXAGENARIO VOLUPTUOSO<br />

Y EL CAZADOR DE LEONES<br />

En Narcissistic Narrative (33), Linda Hutcheon nos recuerda que todo<br />

texto novelístico intenta seducir a sus lectores. La novela epistolar, al<br />

igual que su versión mo<strong>de</strong>rna, la telefónica (Bray 31-33), es <strong>de</strong> interés<br />

especial porque la seducción es a menudo la fuerza motriz <strong>de</strong> esta forma<br />

literaria, don<strong>de</strong> se ve el esfuerzo por seducir al otro o el resultado <strong>de</strong><br />

<strong>un</strong>a seducción y se pone <strong>de</strong> manifiesto la relación entre narrar y seducir.<br />

El que quiere seducir recurre a la carta o a la llamada telefónica que<br />

pue<strong>de</strong>n f<strong>un</strong>cionar como métodos insidiosos <strong>de</strong> vencer la resistencia <strong>de</strong><br />

la víctima. El que "lee," sea el lector interno o el externo, es <strong>de</strong>cir, el<br />

personaje a quien va dirigida la carta o llamada o el que lee la novela,<br />

pue<strong>de</strong> caer en las re<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l seductor o pue<strong>de</strong> resistir. Dos novelas<br />

recientes, <strong>Cartas</strong> <strong>de</strong> <strong>amor</strong> <strong>de</strong> <strong>un</strong> <strong>sexagenario</strong> voluptuoso (1983) <strong>de</strong> Miguel<br />

Delibes y El <strong>cazador</strong> <strong>de</strong> leones (1987) <strong>de</strong> Javier Torneo, utilizan la forma<br />

epistolar y la telefónica para presentar casos <strong>de</strong> seducción frustrada. En<br />

las dos <strong>un</strong> hombre trata <strong>de</strong> forma <strong>de</strong>sesperada <strong>de</strong> seducir a <strong>un</strong>a mujer<br />

y fracasa rot<strong>un</strong>damente. En las páginas que siguen examinaremos<br />

alg<strong>un</strong>as <strong>de</strong> las técnicas que los dos novelistas y sus protagonistas<br />

<strong>de</strong>spliegan en su intento <strong>de</strong> seducirnos a nosotros, los lectores <strong>de</strong> <strong>Cartas</strong><br />

<strong>de</strong> <strong>amor</strong> y El <strong>cazador</strong> <strong>de</strong> leones, y <strong>de</strong> seducir a Rocío y a Nicolasa.<br />

A<strong>un</strong>que alcanzara su mayor popularidad en el siglo dieciocho con<br />

obras tales como Pamela, La Nouvelle Hélo'ise y Les liaisons dangereuses, el<br />

género epistolar ha sido cultivado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> las Epistulae Heroidum <strong>de</strong> Ovidio<br />

hasta la Cárcel <strong>de</strong> <strong>amor</strong> <strong>de</strong> Diego <strong>de</strong> San Pedro y <strong>Cartas</strong> <strong>de</strong> <strong>amor</strong> <strong>de</strong><br />

Delibes. El <strong>amor</strong> es el gran tema <strong>de</strong> la novela epistolar, que ab<strong>un</strong>da en<br />

historias <strong>de</strong> seducción y abandono. Lo curioso con respecto a las obras<br />

citadas arriba es que mientras casi todos los autores internos (los<br />

personajes que escriben las cartas y penan <strong>de</strong> <strong>amor</strong>es) son femeninos,<br />

todos los autores externos (Richardson, Rousseau, Lacios, etc.) son<br />

masculinos. La novela <strong>de</strong> Delibes constituye <strong>un</strong>a excepción en que el<br />

autor interno es <strong>un</strong> hombre.<br />

El tiempo <strong>de</strong> la acción <strong>de</strong> <strong>Cartas</strong> <strong>de</strong> <strong>amor</strong> abarca <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el 25 <strong>de</strong> abril


380 AIH ACTAS. IRVINE 92<br />

hasta el 20 <strong>de</strong> octubre <strong>de</strong> 1979, período durante el que Eugenio envía 42<br />

cartas y <strong>un</strong> telegrama a Rocío. Los cambios en el tratamiento que le da<br />

y en las fórmulas <strong>de</strong> <strong>de</strong>spedida, que progresan <strong>de</strong>s<strong>de</strong> "Muy señora mía"<br />

y "Con respeto y amistad" hasta "Amor mío" y "Te idolatra," para acabar<br />

en la última carta con "Señora" y "Atentamente," resumen la evolución<br />

<strong>de</strong> la correspon<strong>de</strong>ncia. Sin darse cuenta <strong>de</strong> ello, Eugenio revela toda su<br />

pequenez moral, vaciedad y resentimiento. Este proceso <strong>de</strong> <strong>de</strong>senmascaramiento<br />

nos recuerda dos obras anteriores <strong>de</strong>libeanas, "El <strong>amor</strong> propio<br />

<strong>de</strong> Juanito Os<strong>un</strong>a" y Cinco horas con Mario. En las tres <strong>un</strong> personaje se<br />

<strong>de</strong>snuda ante nosotros y <strong>de</strong>scubre todos sus l<strong>un</strong>ares sin que intervenga<br />

en ningún momento el autor, y en las tres se escuchan o se leen sólo las<br />

palabras <strong>de</strong>l protagonista. A<strong>un</strong>que Paquito y Carmen se dirigen a<br />

personas concretas, no se escucha ni la voz <strong>de</strong> Julia ni la <strong>de</strong> Mario, como<br />

tampoco se lee ning<strong>un</strong>a <strong>de</strong> las cartas escritas por Rocío. La técnica <strong>de</strong><br />

monodiálogos y correspon<strong>de</strong>ncia <strong>un</strong>idireccional subraya el egocentrismo<br />

<strong>de</strong> los tres protagonistas. Si a Carmen le obsesionan el sexo y el dinero,<br />

a Eugenio también, amén <strong>de</strong> la cocina y la salud. Si Paquito, al criticar<br />

los <strong>de</strong>fectos <strong>de</strong> su "amigo" Juanito pone al <strong>de</strong>scubierto sus propias<br />

imperfecciones, lo mismo pasa con Eugenio, quien ve la paja en el ojo<br />

ajeno y no la viga en el propio.<br />

Los lectores <strong>de</strong> la novela epistolar saben que la carta pue<strong>de</strong> aumentar<br />

o disminuir la distancia que media entre dos personas, pue<strong>de</strong> ser puente<br />

que las <strong>un</strong>e o barrera que las separa. Como vehículo <strong>de</strong> com<strong>un</strong>icación es<br />

ambigua y se presta al engaño. La persona que escribe pue<strong>de</strong> ocultar o<br />

disfrazar sus sentimientos verda<strong>de</strong>ros. La que lee, obligada a <strong>de</strong>smenuzar<br />

mensajes que no dicen lo que quiere escuchar o que son<br />

equívocos, trata <strong>de</strong> <strong>de</strong>scifrar el papel que tiene en la mano, papel que es<br />

pálida sombra <strong>de</strong> su autor(a). El tiempo que va <strong>de</strong>l momento <strong>de</strong> escribir<br />

al <strong>de</strong> leer, tiempo que pue<strong>de</strong> haber producido cambios en las emociones<br />

<strong>de</strong> los dos corresponsales, es otro factor <strong>de</strong> complicación. Este juego<br />

entre presencia y ausencia, cercanía y lejanía, confianza y <strong>de</strong>sconfianza,<br />

sinceridad y disimulo, presente y pasado, es básico a la novela epistolar,<br />

como lo son tanto la actividad <strong>de</strong> escribir como la <strong>de</strong> leer e interpretar<br />

(Altanan 13-46). Representaciones <strong>de</strong>l acto <strong>de</strong> leer, releer y analizar,<br />

típicas <strong>de</strong> la novela epistolar, son paradigma <strong>de</strong> nuestra experiencia<br />

como lectores <strong>de</strong> ella.<br />

La epístola inicial <strong>de</strong> <strong>Cartas</strong> <strong>de</strong> <strong>amor</strong> narra el primero <strong>de</strong> <strong>un</strong>a serie <strong>de</strong><br />

actos interpretativos. Eugenio explica cómo, mientras esperaba en la


381<br />

antesala <strong>de</strong>l doctor, hojeaba <strong>un</strong> número <strong>de</strong> La Correspon<strong>de</strong>ncia Sentimental<br />

y le llamó la atención, <strong>de</strong> repente, <strong>un</strong> mensaje inserto: "Señora viuda, <strong>de</strong><br />

Sevilla, 56 años, aire juvenil, buena salud. Cincuenta y tres kilos <strong>de</strong> peso<br />

y 1,60 <strong>de</strong> estatura. Aficionada a música y viajes. Discreta cocinera. Con<br />

caballeros <strong>de</strong> hasta 65 años, similares características" (9-10). El <strong>de</strong>duce<br />

que la mujer no sólo es <strong>de</strong> proporcionada figura sino que es segura <strong>de</strong><br />

sí misma, cree que el arte culinario es más noble que el musical y busca<br />

<strong>un</strong>a voz amiga. Estas últimas <strong>de</strong>ducciones, erróneas, revelan la importancia<br />

que la comida tiene para Eugenio y cuan necesitado <strong>de</strong> <strong>un</strong>a voz<br />

amiga anda él. Más tar<strong>de</strong> nos enteramos <strong>de</strong> que la viuda no es <strong>de</strong><br />

aspecto tan juvenil ni es tan perfecta su figura como ella quiere dar a<br />

enten<strong>de</strong>r. Para seducir a los lectores potenciales <strong>de</strong> su mensaje Rocío ha<br />

presentado <strong>un</strong>a imagen falsa <strong>de</strong> sí, y Eugenio hará lo mismo en las cartas<br />

que le escribe a ella, presentándose como menos bajo y gordo <strong>de</strong> lo que<br />

es en realidad.<br />

Durante el transcurso <strong>de</strong> la correspon<strong>de</strong>ncia Eugenio recurre a <strong>un</strong>a<br />

serie <strong>de</strong> hipótesis para explicarse por qué <strong>un</strong>a <strong>de</strong> las cartas que recibe es<br />

<strong>de</strong> tono tan frío o por qué Rocío se ha enojado con él. Cada vez con<br />

mayor frecuencia él está a la <strong>de</strong>fensiva, tratando <strong>de</strong> justificar sus acciones<br />

o aclarar sus motivos o rectificar sus <strong>de</strong>claraciones. Conjetura que al hijo<br />

<strong>de</strong> Rocío le molesta la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> <strong>un</strong> padre postizo y que por eso trata <strong>de</strong><br />

poner a su madre en contra <strong>de</strong> Eugenio. Insiste en que él no entró en el<br />

periódico El Correo <strong>de</strong> Castilla por la puerta falsa, en que no es esclavo <strong>de</strong><br />

las convenciones sociales y en que no es <strong>un</strong> sátiro incestuoso. Cuanto<br />

más protesta, tanto más evi<strong>de</strong>nte es que las acusaciones están bien<br />

f<strong>un</strong>damentadas. Con respecto a la última, él niega que estuviera<br />

en<strong>amor</strong>ado <strong>de</strong> su hermana Rafaela y a renglón seguido confiesa que al<br />

abrazarla "me estremecía, como si estrechara entre mis brazos a <strong>un</strong>a<br />

hermosa mujer ajena a la familia" (52). En cuanto a la posibilidad <strong>de</strong> que<br />

pecara con ella, al menos <strong>de</strong> pensamiento, se preg<strong>un</strong>ta "¿cómo sujetar,<br />

controlar, dirigir, nuestro propio pensamiento?" (54). A Eugenio le<br />

<strong>de</strong>n<strong>un</strong>cian sus propias palabras, pero él no se da cuenta. Uno <strong>de</strong> los<br />

placeres que proporciona la novela <strong>de</strong> Delibes es el <strong>de</strong> <strong>de</strong>jarnos <strong>de</strong>scubrir<br />

poco a poco qué tipo <strong>de</strong> persona es Eugenio y cuan interesada y sinuosa<br />

ha sido su conducta. Nuestra perspicacia, en contraste con la falta <strong>de</strong><br />

agu<strong>de</strong>za <strong>de</strong>l personaje, nos halaga y seduce.<br />

En Pegar la hebra Delibes enumera alg<strong>un</strong>os <strong>de</strong> los calificativos que se<br />

le han colgado a Eugenio: "engreído, cutre, absorbente, hipócrita,


382 AIH ACTAS. IRVINE 92<br />

resentido, arribista, menesteroso, pueblerino, oport<strong>un</strong>ista, patético,<br />

impresentable, redicho y qué sé yo qué más" (131) y le <strong>de</strong>scribe como <strong>un</strong><br />

antihéroe en estado puro, <strong>un</strong> personaje "tan odioso y negativo que nos<br />

veda todo intento <strong>de</strong> adhesión: no hay por dón<strong>de</strong> cogerlo. Ni nos incita<br />

a admirarlo ni nos incita a compa<strong>de</strong>cerle. Únicamente nos <strong>de</strong>spierta <strong>un</strong>a<br />

prof<strong>un</strong>da antipatía" (135). Tanto en estos comentarios a la novela como<br />

en la novela en sí se trasluce la indignación moral que el autor implícito<br />

y Delibes sienten ante el personaje. 1 La actitud <strong>de</strong> Tomeo con respecto<br />

a su protagonista es mucho más ambigua y, por eso mismo, inquietante.<br />

En <strong>Cartas</strong> <strong>de</strong> <strong>amor</strong> y El <strong>cazador</strong> <strong>de</strong> leones se convierte en público lo que<br />

<strong>de</strong>be mantenerse privado y violamos la intimidad <strong>de</strong> los personajes. En<br />

el caso <strong>de</strong> la primera novela leemos cartas dirigidas a otra persona y en<br />

el <strong>de</strong> la seg<strong>un</strong>da escuchamos a escondidas <strong>un</strong>a conversación privada,<br />

como si hubiéramos cogido <strong>un</strong> supletorio. Todos recordamos la escena<br />

en Nada en que Andrea sorpren<strong>de</strong> a Román en el acto <strong>de</strong> registrar el<br />

escritorio <strong>de</strong> Angustias y leer las cartas allí guardadas y los momentos<br />

en S¿ te dicen que caí en que Conrado Galán espía y dirige los actos<br />

sexuales <strong>de</strong> otros. A<strong>un</strong>que nuestro voyeurismo no sea tan odioso como el<br />

<strong>de</strong> estos dos hombres, Delibes y Tomeo no nos <strong>de</strong>jan olvidar que nuestro<br />

papel es el <strong>de</strong> voyeur.<br />

Es conocida la afición <strong>de</strong> Tomeo por el monólogo o el diálogo entre<br />

dos hombres en el que <strong>un</strong>o domina al otro. En El castillo <strong>de</strong> la carta cifrada<br />

y El mayordomo miope la relación es entre amo y sirviente y es evi<strong>de</strong>nte<br />

el po<strong>de</strong>r que el superior ejerce sobre el inferior. En El <strong>cazador</strong> existe el<br />

mismo afán <strong>de</strong> dominación pero ahora lleva connotaciones sexuales. La<br />

novela repite la clásica imagen <strong>de</strong> seducción en que <strong>un</strong> hombre susurra<br />

palabras al oído <strong>de</strong> <strong>un</strong>a mujer (Kahane 140). La carta como forma<br />

literaria a menudo contiene <strong>un</strong> fuerte componente sexual y pue<strong>de</strong><br />

f<strong>un</strong>cionar como sustitución erótica y representar actos sexuales, como en<br />

Les liaisons dangereuses (Epstein 142-143). Ocurre lo mismo con El <strong>cazador</strong>.<br />

Para Armando el hacer llamadas es <strong>un</strong>a manera —tal vez la única— <strong>de</strong><br />

conocer a <strong>un</strong>a mujer y su pretendida seducción se convierte en tentativa<br />

<strong>de</strong> violación. 2 Si la pluma es <strong>un</strong> pene metafórico, lo es también la voz.<br />

Esta voz pue<strong>de</strong> acariciar y crear <strong>un</strong>a sensación <strong>de</strong> intimidad, pero<br />

también pue<strong>de</strong> agredir. La cuestión <strong>de</strong> la voz es f<strong>un</strong>damental en la<br />

novela. Es Armando quien tiene la palabra en todo momento. La única<br />

voz que se oye es la <strong>de</strong> él. Es él quien repite o parafrasea las palabras <strong>de</strong><br />

la mujer, palabras que nos llegan indirectamente. Sirva <strong>de</strong> ejemplo la


383<br />

siguiente cita: "Sí, sí, tiene usted toda la razón <strong>de</strong>l m<strong>un</strong>do: soy <strong>un</strong><br />

hombre exigente" (18). Nicolasa ha sido reducida al silencio y borrada<br />

<strong>de</strong>l texto. Es notable la ausencia <strong>de</strong> voces femeninas en la obra <strong>de</strong><br />

Torneo. En su ficción se habla <strong>de</strong> la mujer o a ella, pero no con ella.<br />

La llamada <strong>de</strong> Armando a Nicolasa, <strong>un</strong>a <strong>de</strong>sconocida, dura <strong>un</strong>a hora<br />

larga. Su forma <strong>de</strong> dirigirse a ella evoluciona <strong>de</strong>s<strong>de</strong> "señorita" a "mi<br />

querida amiga" a "ángel mío" a "señora." El tono poético y soñador<br />

inicial se transforma en procacidad. A<strong>un</strong>que dice a su oyente que no se<br />

escandalice ni busque en sus palabras <strong>un</strong>a interpretación erótica, y jura<br />

que no volverá a extralimitarse, su monólogo está lleno <strong>de</strong> referencias a<br />

"bárbaras penetraciones ... vaginales" (31), al "tamaño <strong>de</strong>l clítoris <strong>de</strong> las<br />

hienas hembras" (36), a lo que sienten o no los elefantes en el coito (38)<br />

y al acto <strong>de</strong> hacerse <strong>un</strong>a paja (95). Esta es <strong>un</strong>a llamada obscena. Por <strong>un</strong><br />

lado Armando poetiza e i<strong>de</strong>aliza a la mujer, convirtiéndola en "ángel<br />

mío," y por otro la ve como cuerpo, nada más. Se <strong>de</strong>duce que su madre<br />

le dominó por completo, y él tiene miedo <strong>de</strong> ser <strong>de</strong>vorado por las<br />

mujeres. Confiesa sentirse inerme ante ellas, que son perversas, y así las<br />

huye. Cuando Nicolasa le rechaza, él la acusa <strong>de</strong> haberle engañado: "Fue<br />

usted y nadie más que usted la que estuvo respirando obscenamente por<br />

la nariz, la que frotó <strong>un</strong>a y otra vez los labios en el micrófono y la que<br />

estableció esas largas pausas <strong>de</strong> silencio para que yo pudiese imaginármela<br />

<strong>de</strong>l modo que me pareciese más seductor" (92-93). 3 En <strong>un</strong>o <strong>de</strong> los<br />

momentos más reveladores él dice: "Usted, por lo que me imagino, <strong>de</strong>be<br />

<strong>de</strong> pensar que toda mi rebelión consiste en marcar al azar <strong>un</strong> número <strong>de</strong><br />

teléfono y hablar por los codos con la primera muchacha que me salga<br />

al otro lado, con <strong>un</strong>a mujer <strong>de</strong> la que ignoro el color <strong>de</strong> los ojos y a la<br />

que en el fondo no <strong>de</strong>seo conocer personalmente" (84). Sus palabras,<br />

como las <strong>de</strong> Eugenio, le traicionan. Es obvio que para Armando <strong>un</strong>a<br />

llamada es menos arriesgada que <strong>un</strong>a conversación cara a cara. La<br />

revelación <strong>de</strong> que él es <strong>un</strong> monstruo que tiene seis <strong>de</strong>dos en cada mano<br />

y que las mujeres siempre han huido <strong>de</strong> él no disculpa su comportamiento,<br />

al menos para la lectora. Será difícil que ella suscriba la siguiente<br />

afirmación <strong>de</strong> Torneo o ame a su protagonista: "Los monstruos ... son<br />

difíciles ejercicios <strong>de</strong> <strong>amor</strong>. La monstruosidad, la propia y la <strong>de</strong> nuestros<br />

semejantes (a quienes, a pesar <strong>de</strong> todo, <strong>de</strong>bemos amar) constituye <strong>un</strong><br />

auténtico camino <strong>de</strong> santificación, <strong>un</strong>a vía <strong>de</strong> perfeccionamiento interior<br />

que <strong>de</strong>be conducirnos a <strong>un</strong> <strong>amor</strong> sin fronteras y sin límites" ("Difíciles<br />

ejercicios <strong>de</strong> <strong>amor</strong>" 33).


384 AIH ACTAS. IRVINE 92<br />

Tomeo ha comparado la escritura con <strong>un</strong> ejercicio sicoanalítico: "Una<br />

<strong>de</strong> las pruebas <strong>de</strong>l sicoanálisis es escribir en blanco sobre pizarras negras<br />

para dar rienda suelta al subconsciente. Escribir es <strong>un</strong> poco lo mismo"<br />

(Rubio 25). Es bien sabido que no se <strong>de</strong>be conf<strong>un</strong>dir a <strong>un</strong> autor con sus<br />

personajes ni suponer que los complejos y traumas <strong>de</strong> éstos correpon<strong>de</strong>n<br />

a los <strong>de</strong> aquél. Es preocupante, no obstante, la insistencia con la que se<br />

habla en las novelas <strong>de</strong> Tomeo <strong>de</strong> madres posesivas y <strong>de</strong>voradoras,<br />

esposas que dan "besos <strong>de</strong> ventosa" (Preparativos <strong>de</strong> viaje 34) y personajes<br />

femeninos que proporcionan a los hombres "<strong>un</strong>a nueva razón para<br />

<strong>de</strong>sconfiar <strong>de</strong> las mujeres" ("La miope" 176). En <strong>un</strong> importante ensayo<br />

publicado en 1975 Laura Mulvey sostenía que en el cine clásico <strong>de</strong><br />

Hollywood había <strong>un</strong>a polaridad entre el hombre y su mirada activa y,<br />

por otra parte, la mujer como objeto pasivo <strong>de</strong> aquella mirada. El papel<br />

<strong>de</strong> ella se reducía al <strong>de</strong> objeto <strong>de</strong> <strong>de</strong>seo, <strong>de</strong> espectáculo. Como resultado<br />

las espectadoras estaban en <strong>un</strong> dilema. Tenían la opción <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntificarse<br />

con la mirada activa masculina o con la posición masoquista femenina.<br />

Las lectoras <strong>de</strong> El <strong>cazador</strong> se encuentran en <strong>un</strong>a situación parecida.<br />

Pue<strong>de</strong>n i<strong>de</strong>ntificarse con el protagonista <strong>de</strong> Tomeo y sus normas o con<br />

<strong>un</strong>a sombra sin voz ni personalidad. Pero hay otra opción, la <strong>de</strong> negarse<br />

a elegir ning<strong>un</strong>a <strong>de</strong> las anteriores. Esta negación equivale a resistir la<br />

seducción que Tomeo quiere ejercer. 4 Aquí vemos <strong>un</strong>a diferencia<br />

importante entre <strong>Cartas</strong> <strong>de</strong> <strong>amor</strong> <strong>de</strong> <strong>un</strong> <strong>sexagenario</strong> voluptuoso y El <strong>cazador</strong><br />

<strong>de</strong> leones. Delibes sí logra seducir a lectores y lectoras mientras que<br />

Tomeo tropieza con la resistencia <strong>de</strong> por lo menos alg<strong>un</strong>as lectoras.<br />

Notas<br />

1 La conducta <strong>de</strong> Eugenio como redactor <strong>de</strong> El Correo <strong>de</strong> Castilla contrasta con<br />

la <strong>de</strong> Delibes como director <strong>de</strong> El Norte <strong>de</strong> Castilla. Sobre el origen <strong>de</strong>l<br />

personaje, véase Delibes, "Miguel Delibes" 119-120.<br />

2 La literatura epistolar también es el sitio <strong>de</strong> muchas transgresiones: el<br />

adulterio en Les liaisons dangereuses, la prostitución en Clarissa, el suicidio en<br />

Werther y la lectura prohibida en todas estas obras (Kauffman 229).<br />

3 Una característica <strong>de</strong> la carta es el uso <strong>de</strong> signos no verbales (las lágrimas, la<br />

letra, la p<strong>un</strong>tuación, la ortografía) que correspon<strong>de</strong>n a los tonos y gestos <strong>de</strong>l<br />

discurso oral (Altanan 135). A<strong>un</strong>que los gestos <strong>de</strong> los interlocutores quedan<br />

invisibles, la conversación telefónica pue<strong>de</strong> presentar <strong>un</strong>a serie <strong>de</strong> señales<br />

acústicas (bostezos, carraspeos, risas, sollozos, respiración y silencios). A


385<br />

diferencia <strong>de</strong> la novela epistolar, en la telefónica no hay lag<strong>un</strong>as temporales<br />

a<strong>un</strong>que Armando y Nicolasa sí están separados en el espacio.<br />

Es claro el paralelo entre los esfuerzos <strong>de</strong> Armando por mantener el interés<br />

<strong>de</strong> su oyente para que no cuelgue y los <strong>de</strong> Torneo para que sus lectores no<br />

<strong>de</strong>jen el libro que tienen en las manos.<br />

Bibliografía<br />

Altman, Janet Gurkin. Epistolarity: Approaches to a Form. Columbus: Ohio State<br />

University Press, 1982.<br />

Bray, Bernard. "Transformation du román épistolaire au XXe siécle en France."<br />

Romanistische Zeüschrift fur Literaturgeschichte. Cahiers d'histoire <strong>de</strong>s littératures<br />

romanes 1 (1977): 23-39.<br />

Delibes, Miguel. <strong>Cartas</strong> <strong>de</strong> <strong>amor</strong> <strong>de</strong> <strong>un</strong> <strong>sexagenario</strong> voluptuoso. Barcelona: Destino,<br />

1983.<br />

—. "Miguel Delibes." Interviews with Spanish Writers. Ed. Marie-Lise Gazarian<br />

Gautier. Elmwood Park, IL: Dalkey Archive Press, 1991. 112-125.<br />

—. Pegar la hebra. Barcelona: Destino, 1990.<br />

Epstein, Julia. "Fanny's Fanny: Epistolarity, Eroticism, and the Transsexual Text."<br />

Writing the Témale Voice: Essays on Epistolary Literature. Ed. Elizabeth C.<br />

Goldsmith. Boston: Northeastern University Press, 1989. 135-153.<br />

Hutcheon, Linda. Narríssistic Narrative: The Metafictional Paradox. New York:<br />

Methuen, 1980.<br />

Kahane, Claire. "Seduction and the Voice of the Text: Heart ofDarkness and The<br />

Good Soldier." Seduction and Theory: Readings of Gen<strong>de</strong>r, Representation, and<br />

Rhetoric. Ed. Dianne H<strong>un</strong>ter. Urbana: University of Illinois Press, 1989. 135-<br />

153.<br />

Kauffman, Linda. "Special Delivery: Twenty-first Century Epistolarity in The<br />

Handmaid's Tale." Writing the Témale Voice: Essays on Epistolary Literature. Ed.<br />

Elizabeth C. Goldsmith. Boston: Northeastern University Press, 1989. 221-<br />

244.<br />

Mulvey, Laura. "Visual Pleasure and Narrative Cinema." Screen 16 (1975): 6-18.<br />

Rubio, Andrés F. "Torneo plantea <strong>un</strong>a lucha <strong>de</strong> valores en su novela El<br />

mayordomo miope." El País, 21 dic. 1989: 25.<br />

Torneo, Javier. El <strong>cazador</strong> <strong>de</strong> leones. Barcelona: Anagrama, 1987.<br />

—. Ceguera al azul. 1969. Repub. como Preparativos <strong>de</strong> viaje. Barcelona:<br />

Anagrama, 1986.<br />

—. "Difíciles ejercicios <strong>de</strong> <strong>amor</strong>." Entrevista con Miguel Dalmau. Quimera 99<br />

(1990): 28-33.<br />

—. "La miope." Cuentos eróticos. Barcelona: Grijalbo, 1988. 171-176.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!