Isla Negra 4/176 marzo 2009 - Il Dialogo
Isla Negra 4/176 marzo 2009 - Il Dialogo
Isla Negra 4/176 marzo 2009 - Il Dialogo
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<strong>Isla</strong> <strong>Negra</strong> 4/<strong>176</strong><br />
Casa de poesía y literaturas.<br />
-<strong>marzo</strong> <strong>2009</strong>-<br />
suscripción gratuita. Lanusei,Italia. Dirección: Gabriel Impaglione.<br />
Publicación inscripta en el Directorio Mundial de Revistas Literarias UNESCO<br />
revistaislanegra@yahoo.es - la poesìa en su dia mundial - http://<br />
isla_negra.zoomblog.com<br />
III Festival Palabra en el mundo,<br />
Vorto en la mondo, Palavra no mundo, Parola nel Mondo, Worte in der Welt, Rimayninchi llapan llaqtapi, Paraulas in su Mundu, Cuvant in Lume II,<br />
Parole dans le Monde, Word in the world<br />
14 al 17 de mayo del <strong>2009</strong><br />
La Paz, el pan y el agua de cada día / Participà en tu ciudad<br />
Manuel del Cabral<br />
Repùblica Dominicana, 1907- 1999<br />
Carta a Compadre Mon<br />
Tanto he pisado esta tierra/ que es ella la que anda ya.<br />
Compadre Mon<br />
Por una de tus venas me iré Cibao adentro.<br />
Y lo sabrá el barbero, aquel que los domingos<br />
te podaba las barbas<br />
como quien poda un árbol de la patria.<br />
Y también Domitila lo sabrá, Domitila<br />
que mientras comadreaba tenía en las manos<br />
unos duendes que hacían pan sabroso hasta el lodo.<br />
Y hablo de Domitila, porque sin esa cosa...<br />
quizá ni tu revólver fuera un poco de pueblo.<br />
Porque ella fue tu risa, fue tu pan y tu catre.<br />
¿Qué hubiera sido entonces de esas cosas humildes<br />
que tocaron tus manos, tu calor, tus pisadas?<br />
Tu caballo hubiera sido siempre una bestia cualquiera.<br />
Tal vez sin estas cosas los muchachos con sueño<br />
ya hubieran enterrado tu pistola, tu espuela;<br />
todo lo que en tu cuerpo y en tu aire<br />
es la tierra que quiso no quedarse dormida.<br />
Porque tú, que no fuiste nunca niño de escuela,<br />
a la escuela te llevan en la boca los niños.<br />
Es que no quiero hablar de tus cosas mayores,<br />
ni aun en aquella madrugada en que diste<br />
órdenes a un soldado<br />
para que repicara campanas<br />
por tu llegada al pueblo.<br />
No.<br />
No quiero hablar ahora de tus cosas de todos.<br />
De lo que quiero ahora<br />
es hablar del remiendo que te hacía la tía<br />
en aquellos aún no gloriosos pantalones.<br />
Hablo de la ternura con que tú ya besabas<br />
sus manos costureras, cuando aún tus bolsillos<br />
se cargaban de piedras para romper faroles.<br />
La gente que te vio tan pequeñito<br />
no pensó que la tierra se iba a poner tan grande...<br />
Ahora<br />
cualquiera cosa tuya huele a patria.<br />
Hasta Tico, el lechero<br />
que llega con un poco de leche en su sonrisa<br />
y me dice:<br />
aquí, Manuel estuvo Mon un día,<br />
¡que no rompan la silla donde lo vi sentado;<br />
arrimado a esta puerta!
Ya ves, Compadre Mon,<br />
no puedo hablarte ya de cosas grandes;<br />
tu pistola, tus barbas, tu caballo,<br />
tu nombre,<br />
todo es pequeño junto a esta sonrisa.<br />
¡cómo brilla tu historia en los dientes de Tico!<br />
Qué grande estás, Compadre Mon en esas<br />
cosas pequeñas.<br />
¡Por las venas de Tico yo me iré Mon adentro!<br />
El maíz no lo sabe,<br />
ni el trueno, ni el agua.<br />
Pero estás en el maíz del niño<br />
que piensa crecer mucho y tener tu tamaño,<br />
y tener un caballo como el tuyo<br />
que entró en la historia a fuerza de ser patria<br />
El trueno no lo sabe,<br />
en la garganta ronca<br />
de los tambores que enronquecieron<br />
de tanto hablar de ti..., de los rugidos<br />
del paso de tu sangre.<br />
El agua no lo sabe,<br />
pero eres el agua con un cuento...<br />
tú le pusiste edad al agua de los hombres...,<br />
al agua que más duele, la pesada<br />
¡que siempre llena venas, y con sed siempre de hombres!<br />
Sin embargo, no quiero,<br />
no quiero hablar compadre Mon, de esas<br />
cosas visibles tuyas...<br />
Yo prefiero decirte que Cachón, un muchacho<br />
enclenque de mi pueblo,<br />
estuvo muchos días y demasiadas noches,<br />
torturándose,<br />
fabricando,<br />
puliendo unas estrofas, y luego, sin comer,<br />
muchas veces iba a mi casa, casi asustado,<br />
casi tartamudo, sorprendido,<br />
y como quien comete su más sagrado crimen,<br />
me decía: -Manuel, aquí tengo una cosa<br />
que quiero que tú veas.<br />
Pero nunca, nunca pude leerla,<br />
porque temblaba para darme aquello...,<br />
y volvía a casa con aquello en secreto,<br />
y volvía a pulir,<br />
y a no dormir,<br />
ni comer,<br />
y volvía a hablar solo.<br />
De esto, Mon, sí quiero casi hablarte en familia:<br />
de aquel muchacho débil escribiendo tu nombre,<br />
buscando entre tus barbas raíces de la tierra,<br />
los árboles perdidos de la patria...<br />
De esto, Mon, sí quiero casi hablarte en familia:<br />
de aquel muchacho en huesos<br />
que iba a la barbería<br />
y diez veces le preguntaba al barbero<br />
que cuánto le debía...<br />
(Porque, Mon, es muy triste<br />
no terminar el verso).<br />
Aquel muchacho simple que perdió la memoria<br />
y que yo le decía que comiera...<br />
Aquella emoción pura que al nombrarte, parece<br />
que se abría las venas para que bebieran<br />
hondo y tibio tu nombre.<br />
Esto sí me parece que no deja que el tiempo<br />
gaste hasta lo más simple de tu voz:
tu sonrisa.<br />
Y a ti, Compadre Mon, que te encontré una tarde<br />
haciendo el hoyo puro<br />
del futuro cadáver de tu cuerpo<br />
(porque tenías un duelo aquella tarde).<br />
Pero nunca supiste que tu muerte<br />
no cabe en ningún hoyo de la tierra.<br />
Yo mismo que de niño te conocí en el aire<br />
que repiraba el pueblo,<br />
iba ya repartiéndose tu vida,<br />
iba haciéndote un poco de mis cosas,<br />
iba ya no dejándote morir...<br />
Después el campanario se ocupó de tu nombre,<br />
de tus cosas mayores.<br />
Y era difícil ya, que como un hombre cualquiera,<br />
te pegaras un tiro,<br />
o te entregaras a las menudencias,<br />
a pequeñas manías;<br />
porque hasta aquellas inútiles palabras a tu gato<br />
tenían ya sentido,<br />
porque así son, Don Manuel, todas las cosas<br />
que pertenecen a lo que ya tiene<br />
tamaño de destino...<br />
Un simple canto de gallo que despierta<br />
las cosas de la mañana,<br />
toma de pronto la estatura de un siglo,<br />
si entre las cosas que se despiertan con su canto<br />
se levanta un caballo con la Historia en el lomo.<br />
Te estoy diciendo esto, viejo Mon, ahora<br />
en que hacer unos versos y ponerse a decirlos<br />
es un peligro...tan grande<br />
como ponerse a hacer la patria<br />
con sables de madera de sándalo.<br />
Porque nosotros, los que hacemos<br />
estas cosas de sueño, no estamos preparados<br />
para fiesta del honor con precio...<br />
Yo veo, a ratos, ciegos que tocan su instrumento<br />
por unos cuantos cobres. Muchas veces,<br />
después de su canciones, voy a verme al espejo,<br />
y miro mi cara para ver si es la mía...<br />
Porque, a veces, cuando cantan los ciegos,<br />
muchas cosas del cuerpo voy dejando<br />
no sé a donde...<br />
Por eso,<br />
pregunto por mi nombre cuando cantan los ciegos.<br />
Te estoy diciendo esto porque a veces<br />
lo que nació en tu pecho lo tienes en la mano...<br />
Te estoy diciendo esto, viejo Mon, porque a ratos,<br />
hablas conmigo cosas que hablando no me dices.<br />
He caminado mucho por los ríos<br />
que vienen de tu cuerpo cuando a oscuras te hieren;<br />
y sé que cuando sangras<br />
te salen por las venas los sueños más varones.<br />
Es que desde hace tiempo,<br />
tú construyes la patria, destruyéndote.<br />
Wang Wei<br />
China- 701- 761<br />
Al Partir<br />
Bajo del caballo para beber vino con usted,<br />
Usted pregunta hacia dónde me dirijo.<br />
Yo respondo: no tengo idea,<br />
Retorno insatisfecho a la Montaña del Sur.
Sólo me marcho, no pregunte nuevamente,<br />
Las nubes blancas no tienen límite de tiempo.<br />
Tanya de Fonz<br />
Guadalajara, México, 1976<br />
Abanicos<br />
Mi rostro es la mayor de mis derrotas<br />
Mis piernas se abren<br />
sobre tu cuerpo<br />
como alas de paloma<br />
y es a mi sangre tierra<br />
a quien encuentras<br />
En ella labras<br />
jeroglíficos<br />
que sólo mi corazón<br />
entiende.<br />
Hanan Awwad<br />
Palestina, 1951<br />
Es tiempo de que el caballero triunfe<br />
En la sombra de los olivares,<br />
En las hojas del limonero<br />
En los ojos de los pájaros<br />
Yo te busco<br />
En el encuentro del volcán rojo<br />
En la tierra plantada de tomillo<br />
Oh, mi mayor regocijo<br />
Oh, mi mayor regocijo,<br />
¡Oh, tierra de pesares, erupciona!<br />
¡Oh, tierra de pesares, erupciona!<br />
¿Habremos de adorar otros dioses<br />
En la sombra de tus ascuas<br />
Y colgar de los patíbulos<br />
De tus ramas?<br />
¿Podremos olvidar<br />
Que pertenecemos a la tierra preñada?<br />
¿Podremos olvidar<br />
Que procedemos de una raíz mayor?<br />
¡Oh, tierra de pesares, erupciona!<br />
Givara* se aproxima<br />
La revolución se inflama con su insurrección<br />
Es encendida por su rostro moreno<br />
Givara besa su frente<br />
Y percibe leones inconquistables.<br />
Gaza, Oh mi madre<br />
Oh, Gaza<br />
La llama de la nostalgia se hace radiante<br />
La tienda del abuelo guarda una canción<br />
Hecha de sueños de miseria<br />
Tocada por granos de luz<br />
Y la hoz.<br />
Esta es mi madre, ella porta el secreto<br />
Llevándome hacia la arena amarilla<br />
Hacia el amor, fragante en mi tierra natal,<br />
En una choza<br />
En la verde ladera.<br />
¡Abril!<br />
Proclama que mi sangre exuda la fragancia<br />
De la tierra de mis ancestros.<br />
*Líder palestino asesinado en Gaza en 1970 por soldados Israelíes
Carlos Sànchez<br />
Argentina (radicado en Italia)<br />
Memoria de navegante<br />
Para vivir yo elegí mil embarcaderos inciertos<br />
y anclè mi nave sin presunción ni extravíos.<br />
Llevaba siempre eso necesario dentro de mí<br />
una llama pequeña de luz que brillaba como un faro<br />
y una cantidad imprecisa de palabras sin voz.<br />
Vi cientos de mares que ya no recuerdo con certeza<br />
y una cantidad incierta de aves y peces saltarines.<br />
Las tempestades azotaron mis velas sin abatirlas<br />
y las corrientes me alejaron a veces de la ruta<br />
vientos tropicales y antárticos golpearon mi rostro<br />
sin quitarme esa tenue sonrisa de viajero a la deriva.<br />
Las grandes naves que crucé en mi largo vagabundeo<br />
me hicieron señales de peligros que me negué a descifrar.<br />
Los contactos con mis símiles fueron bastantes fortuitos<br />
pero siempre ricos en sus esfumaturas esenciales.<br />
No acepté jamás pasajeros a bordo de mis largas travesías<br />
una cierta timidez de fondo invadía mis palabras y mis ojos<br />
mi familiar sensación de extrañeza frente a los espejos.<br />
En mi demorada más extensa tuve relaciones apasionadas<br />
y supe por azar que mi hija estaba pronta a partir.<br />
No poseo riqueza que pueda sujetarme, como buen marinero<br />
ni acciones de ningún estado ni cuentas pendientes.<br />
Me siento un hombre afortunado en medio del océano<br />
un hombre que nada espera, que nadie espera:<br />
acaso la muerte.<br />
Francisco de Asìs Fernàndez<br />
Granada, Nicaragua<br />
Corresponsal de guerra<br />
A la memoria de mi gran amigo,<br />
el poeta Alvaro Urtecho.<br />
Lo que yo afirmo con mi poesía<br />
lo confirmo con mi llanto.<br />
Yo soy un corresponsal de guerra<br />
que hago en poesía los reportajes de mis heridas.<br />
En esta guerra solo si te rompen el corazón<br />
puedes entregar un pedazo creíble de ti<br />
o el secreto de una agonía personal<br />
escondido en el canto de un pájaro oculto.<br />
Esta guerra ha hecho en mi cuerpo un mapa de tatuajes:<br />
este tatuaje de rosas secas habla de mis carencias;<br />
este otro, de un parque de flores tronchadas,<br />
dibuja los abandonos y las promesas incumplidas;<br />
estos nombres que sangran, cuentan de soledades<br />
y serpientes que durmieron conmigo<br />
con el veneno que asfixió mi esperanza;<br />
aquí en éste, yo soy el cazador y esta mujer es mi presa,<br />
y no se si me gusta la cacería o me gusta la presa;<br />
en esta, estoy con una gata salvaje que baila músicas imaginarias<br />
y toca las teclas del clavicordio y las cuatro cuerdas del violin<br />
que la convierten en carne mística de mi instinto animal,<br />
me hace un perro rabioso ladrándole a la luna<br />
y una lombriz buscando su anzuelo.<br />
Aquí en éste aparezco nadando con ángeles y tiburones.<br />
Y aquí hay un texto sobre mi espalda que dice
que hay mil millones de soñadores en el múndo<br />
y que pueden irse todos ellos al infierno<br />
porque yo sueño con la vida después de la muerte,<br />
con la iluminación de mi casa en el firmamento,<br />
aunque no se si desde ese lado luminoso<br />
se pueda ver el lado oscuro de la vida.<br />
Yo soy un corresponsal de guerra<br />
que tiene ya una fatigada felicidad sin ambiciones,<br />
la estrella oscura y efimera de cualquier hombre<br />
que padece la angustia de necesitar una razón,<br />
que persigue zurcir la verdad con la mentira en mi ropa vieja<br />
y que sabe que la belleza y el amor son flores carnívoras<br />
que se deshacen, juntan sus pedazos, se reproducen,<br />
mueren y vuelven a nacer.<br />
Sasah Hassan<br />
Irak, 1960<br />
Vida bomba<br />
… a los mártires de Babilonia e Irak<br />
Con la sangre empiezo<br />
Y con ella finalizo cada día.<br />
Cada mañana bajo<br />
al almacén de las chatarras,<br />
Quito mi cabeza y la vacío de las astillas<br />
de las bombas de ayer.<br />
Luego, lavo la sangre seca<br />
de mi imaginación.<br />
Tengo la sensación de que todo está minado.<br />
Pulso el teclado del ordenador<br />
y me escondo rápidamente tras la pared<br />
antes de que explote.<br />
No puedo encender un cigarrillo<br />
Sin pensar en las explosiones.<br />
Para mí, todo puede explotar.<br />
El teléfono, la cafetera, el timbre de la puerta, las cartas.<br />
Siento que mi cuerpo también es una bomba<br />
y puede explotar. Con la sangre empiezo<br />
y con la sangre finalizo cada día.<br />
Cada noche me voy a mi cama arrastrándome.<br />
Deseando no despertar. No quiero seguir viviendo<br />
En esta vida bomba.<br />
Luis Cardoza y Aragón<br />
Guatemala- 1901- 1992<br />
Siempre<br />
He vivido casi toda mi vida lejos de mis cielos.<br />
Pero mis pies están marcados en los códices,<br />
en la voz profunda de mi pueblo.<br />
Camino sobre el mar y las nubes que me traje:<br />
son mi tierra firme.<br />
¿Quién me la puede quitar?<br />
Cuando digo que estoy solo es porque no estoy en la plaza pública<br />
sino en cada uno de vosotros,<br />
como en los granos la granada.<br />
A Miguel Ángel Asturias<br />
Elsa Fenoglio<br />
Haedo, Argentina<br />
Amo tus silencios.<br />
Son las frágiles treguas<br />
de fragorosas próximas batallas.<br />
De La fiesta de la piel
Podríais enterrarme en la voz de cualquier niño<br />
si tiene los pies descalzos y ha visto los volcanes.<br />
Mis ojos siempre se abren sobre la luz primera,<br />
y al cerrarlos, sobre mí cae siempre la sombra de mi infancia.<br />
¿Y todo lo que he vivido,<br />
me pregunto, toda el agua escurrida entre mis dedos,<br />
todo lo bailado, no es un sueño?<br />
No he tenido tiempo para soñar, amigos.<br />
Apenas si he tenido para no morirme.<br />
No puedo descifrar el símbolo<br />
porque el símbolo no es un lenguaje.<br />
Estoy tan cerca que no me veis<br />
en las cenizas de los muertos<br />
y en las manos de los niños futuros.<br />
Tercamente guatemalteco,<br />
no necesito recordar, me basta con palparme.<br />
El sueño no tiene vocales,<br />
pero tiene llamaradas y tambores mudos,<br />
y las mismas fogatas<br />
arden en las mismas cumbres.<br />
...Si tiene los pies descalzos y ha visto los volcanes.<br />
Ahmad Shamloo<br />
Iràn<br />
El comienzo<br />
Intempestivamente<br />
en una tierra desconocida<br />
en un tiempo aún no ocurrido<br />
así, nací<br />
dentro del bosque de las bestias y las rocas.<br />
Mi corazón<br />
comenzó a latir<br />
en el vacío.<br />
Abandoné la cuna de lo cotidiano<br />
en una tierra sin aves, ni primavera.<br />
Mi primera jornada fue un retorno<br />
hacia la desalentadora postales<br />
de espina y arena<br />
sin haber tenido que ir muy lejos<br />
sobre mis primeros y tambaleantes pasos.<br />
Mi primera jornada fue un retorno.<br />
La vasta distancia<br />
no mostró ninguna esperanza<br />
Tambaleante<br />
me mantuve de pie<br />
frente al horizonte ardiente.<br />
Me di cuenta que no había noticias<br />
porque ante mí había un espejismo.<br />
La vasta distancia no mostró ninguna esperanza.<br />
Aprendí que no había buenas noticias:<br />
esta libertad<br />
era una cárcel tan enorme<br />
que el alma<br />
se escondió en las lágrimas<br />
tratando de ocultar la impotencia<br />
envio Daniel Montoly
Po Chu I<br />
China- 772- 846<br />
En el estanque<br />
Dos monjes budistas de la montaña<br />
juegan al ajedrez, en el bosque de bambú.<br />
Reflejan la luz los bambúes y no se ve a nadie; de cuando en cuando se escucha el sonido de las piezas.<br />
Antonio López Medinilla<br />
España<br />
Quiromancia, si-<br />
Mi tercera mano, sí-<br />
Roto el lino protector, sí-<br />
Las olas solas de mí<br />
Y las rocas otras, sí-<br />
Cuarto mundo, sí-<br />
Jardines colgantes<br />
Abiertos al Agote,<br />
Ángel mío, hermano mío-<br />
La escritura abierta<br />
Al lector, voyeur-<br />
Sí, te conozco-<br />
De la misma sombra<br />
De tu misma mano<br />
De tu misma hambre<br />
De la misma sílaba,<br />
Ángel mío, perro dorado,<br />
Se crea el silencio<br />
Del organismo de mi tristeza,<br />
Tu/yo, Existencia-<br />
Algas de nevermore<br />
No me respetan al nombrarte<br />
En la espuma de las olas-<br />
Salvado al color,<br />
No recuerdo La infancia-<br />
No pertenezco-<br />
Venganza cumplida-<br />
El encuentro es improbable<br />
Aunque salva el mundo posible<br />
Adriano Corrales<br />
Costa Rica<br />
L@s elegid@s de Dios<br />
Les he visto retorcerse de hambre por virus bacterias metralla<br />
macilent@s en los desiertos primigenios en los tugurios del trasmundo<br />
moribund@s por las selvas de Centro y Sudamérica<br />
encapuchad@s y torturados en Sudáfrica cono sur Irak Afganistán<br />
derrengad@s en los golfos del hambre en las arenas petroleras<br />
intoxicad@s por el agente naranja la mugre de minas e industrias<br />
invisibilizad@s por los tratados de comercio los parlamentos unidos<br />
sin identificación color nacionalidad edad ni género<br />
subastad@s al mejor postor en China o en las islas del Caribe<br />
gasead@s en campos de concentración en marchas milenarias<br />
enmudecid@s bajo el bombardeo y el inmenso hongo violeta cerniéndose
sobre torres y cúpulas de ciudades arrasadas<br />
amenazante bajo el sarcófago carcomido de cualquier Chernobil<br />
empalad@s por los conquistadores los de la cruz llameante<br />
descuartizad@s por sus potros y bestias<br />
violad@s en el bullicio escarlata de New York<br />
escarnecid@s en la bucólica quietud de San José<br />
arrojad@s a los leones en el Gran Coliseo Posmoderno<br />
quemad@s por el NAPALM en aldeas de Camboya Corea Vietnam<br />
horadad@s por el roedor que les introdujeron por el ano<br />
aplastad@s por el bloque de concreto que ascendía para el próximo rascacielos<br />
que albergará casinos restaurantes spa call centers hipermercados bolsas de valores<br />
inyectad@s letalmente en una pequeña cabina de USA para regocijo de la prensa<br />
carcomid@s por el alcohol el bazuco la stone o las anfetas de dudosa calidad<br />
descuartizad@s por la máquina voladora o la neoguillotina<br />
ahorcad@s por sus propios hermanos con la soga de la teología<br />
crucificad@s en diferentes poses por infinidad de iglesias y catedrales<br />
Puedo certificarlo: l@s elegid@s de Dios no existen<br />
Roberto Themis Speroni<br />
La Plata, Argentina -1922-1967<br />
El poeta, el taciturno, acaso la sombra de un anillo...<br />
... yo, el poeta, el taciturno -acaso<br />
la sombra de un anillo, acaso el simple<br />
sollozo de un guijarro, acaso el vuelo-,<br />
voy integrando el ser, lo que los años<br />
separan dividiendo, haciendo trizas<br />
junto al hueso constante del invierno.<br />
¡Oh, camaradas, ágiles guerreros<br />
de aquella luz buscada y conseguida!. ..<br />
Con cuánta lentitud, con cuánta angustia<br />
debo internar mi soledad, mi sangre<br />
por el invierno que a mi lado eleva<br />
sus follajes de escarcha.<br />
Por momentos,<br />
descubro que hay un símbolo terrible,<br />
una inviolable lápida asfixiando<br />
esto que soy y somos, esta ardiente<br />
necesidad de andar, de ver el grito<br />
que el invierno sostiene, que aprisiona<br />
con terquedad de hiedra en lo sombrío.<br />
¡Si uno pudiera estar en toda fuente,<br />
sumergido en profundas aventuras<br />
solamente cercanas al espíritu;<br />
si se pudiera descorrer el viejo<br />
cabello del invierno, si la mano<br />
quitara de improviso lo dormido,<br />
lo muerto en apariencia, este gran hueso,<br />
esta oquedad mortificante y sola<br />
tal vez se estremeciera, diera un vuelco<br />
hacia la estrella misma, y en el cielo<br />
veríamos el mar, el valle hermoso<br />
que los sueños contemplan solamente... !<br />
Y sin embargo a tientas, yo, el poeta,<br />
internándome a siglos, destrozado<br />
por aguzadas limas que aparentan<br />
infinitas ternuras, por espectros<br />
que me arrojan arañas polvorientas,<br />
adormideras, rostros invencibles,<br />
sigo a paso de arena este gran hueso<br />
donde el invierno es único monarca,<br />
dios de cristal, señor de la derrota...<br />
del libro Kabanga
Antonio Cruz<br />
Argentina<br />
¡Ah!... tu mirada<br />
Canto I (fragmento) de "Un poeta en el hueso del invierno". En: "Veinte poetas platenses contemporáneos" , 1963. En: Aromito<br />
oscura como la noche<br />
luminosa como<br />
la mañana;<br />
abismo feroz<br />
de luz y sombras<br />
donde se ahoga sin piedad<br />
el desaliento,<br />
donde renacen todas las estrellas.<br />
Marianela Corriols<br />
Estelí, Nicaragua- 1965<br />
Celebraciòn frente al espejo<br />
Partamos de la imagen de la mujer frente al espejo.<br />
Recordá a Picasso y sus colores quebrados<br />
en la superficie de lo soportable,<br />
los dos cuerpos diferentes, nunca el reflejo<br />
el uno del otro.<br />
Dejálo ahí.<br />
Pensá en el poeta inventariando el cuerpo poseído<br />
Templo de los Abandonos, en el que atisba<br />
desde la semiluz y semisombra<br />
al onírico cuerpo femenino<br />
paseándose por habitaciones clandestinas<br />
ofreciéndose hermosamente irregular<br />
en la superficie frágil del cristal, seguro.<br />
Dejálo también<br />
Te ofrezco el recuerdo de mis propios pasos<br />
estremeciendo el suelo<br />
bailando frente al espejo<br />
dispuesta a salvar la distancia.<br />
Desechálo.<br />
Quedáte con tu imagen dibujada en la última<br />
soledad, la íntima. La que devuelve el marco<br />
oscuro y salvaje del pelo después del sueño.<br />
Relampagueo de párpados, suspiro de ausente.<br />
El cuerpo frágil, sin dueño. La no entrega.<br />
Grabálo.<br />
Diana Espinal<br />
Honduras<br />
Versos Del Ladrido del Sombrero a la Escama del Sol./ 19<br />
Hay sombreros en cada gesto<br />
En cada costado olor a deleite a violetas entreabiertas<br />
Sésamo y arroz<br />
Hay turbas callejeras en la carne<br />
Azahares transparentes<br />
Máscaras y mercados<br />
En los que venden interpolaciones en bolsas de una libra<br />
Hay<br />
Del lado derecho 36 topos de sonrisa desdentada y<br />
Del lado izquierdo 22 ciegos impotentes
Hoy<br />
La blasfemia duerme y las viejas briznas se niegan a alzar vuelo<br />
Hoy<br />
El disimulo y la telepatía<br />
Cuelgan de un odre y atusan la cadera<br />
Piden una prórroga a esta prótesis de amor<br />
Jorge Lemoine y Bosshardt<br />
Mar del Plata, Argentina<br />
Pàjaro de savia desarteriado<br />
Es como un canto de lejos<br />
Como un sabor que sirena desde tu alma<br />
Darìo Jaramillo<br />
Colombia, 1947<br />
De la nostalgia, 1<br />
Recuerdo solamente que he olvidado el acento de las más amadas voces,<br />
y que perdí para siempre el olor de las frutas de la infancia,<br />
el sabor exacto del durazno,<br />
el aleteo del aire frío entre los pinos,<br />
el entusiasmo al descubrir una nuez que ha caído del nogal.<br />
Sortilegios de otro día, que ahora son apenas letanía incolora,<br />
vana convocatoria que no me trae el asombro de ver un colibrí<br />
entre mi cuarto, como muchas madrugadas de mi infancia.<br />
¿Cómo recuperar ciertas caricias y los más esenciales abrazos?<br />
¿Cómo revivir la más acierta penumbra,<br />
iluminada apenas con la luz de los Beatles,<br />
y cómo hacer que llueva la misma lluvia que veía caer a los trece años?<br />
¿Cómo tornar al éxtasis de sol, a la luz ebria de mis siete años,<br />
al sabor maduro de la mora,<br />
a todo aquel territorio desconocido por la muerte,<br />
a esa palpitante luz de la pureza,<br />
a todo esto que soy y que ya no es mío?<br />
Amilkar Feria Flores<br />
Ciudad de La Habana, Cuba<br />
Certezas profecías<br />
Mudo de cansancio,<br />
esquilmado<br />
preterido<br />
obliterado,<br />
nadie es profeta en su tierra.<br />
Las voces se empinan como papalotes<br />
en enjambres que nublan el cielo.<br />
Papalotes, parloteos, palabrotas,<br />
acaban por vislumbrar<br />
(en un rumor<br />
multitudinario)<br />
los nuevos aires del régimen<br />
climático.<br />
En un ángulo de la realidad,<br />
preferiblemente tranquilo,<br />
las notas del bardo permean el manto freático,<br />
sirviendo de sustento a los árboles durante la estación seca.<br />
Rigurosamente convencidos,
los hidrólogos aseveran:<br />
-Nadie es profeta en su tierra, pero si poeta -<br />
Fransiles Gallardo<br />
Perù<br />
NO me interesa nada absolutamente<br />
bienvenido tu cuerpo fresco abierto<br />
como ventana al mar<br />
en esta inmensa soledad que me derrito<br />
solo tus manos de limo dibujan en mi espalda<br />
leyendas de otros tiempos<br />
en este vasto desierto sin verde ni azul<br />
tus retornos son vino helado<br />
y tus eternos ojos eternos oración de fe<br />
Leda Garcìa<br />
Costa Rica<br />
De beso y mariposas<br />
Mi cama está preñada<br />
de amantes inventados<br />
que deshonran desvelos<br />
y me encienden,<br />
mientras mis manos tejen<br />
los placeres<br />
en el sitio habitual<br />
de los orgasmos.<br />
Un beso<br />
de entre tantos<br />
implora mariposas<br />
en mi vientre<br />
convulso<br />
y se desmaya,<br />
cuando el sudor<br />
convoca las caricias.<br />
Un beso de entre tantos…<br />
Tu beso.<br />
De: Breviario erotico para morir pecando<br />
Raùl Romero Auad<br />
Tarija, Bolivia - 1965<br />
colonial<br />
Después de mirar en la lejanía<br />
desde diversos espejos calidoscópicos<br />
trepado a las puntas de las torres de las<br />
iglesias<br />
talladas por la colonia y trajinar<br />
entre inmensos portales<br />
mi espíritu<br />
entre el frío de las calles y el paso de los cuerpos que adivino<br />
Eugenio Montale<br />
Italia, 1896-1981<br />
Huesos de jibia X<br />
Yo sé la hora en que la expresión más impasible<br />
se descompone en una cruda mueca:<br />
se descubre un instante la invisible pena.<br />
Eso no ve la gente de la calle repleta.<br />
Vosotras, palabras mías, traicionáis en vano la secreta<br />
angustia; el viento que en el corazón sopla.<br />
La razón más verdadera es de quien calla.<br />
El canto que solloza es un canto de paz.<br />
traducción libre del italiano por Adriana Alarco de Zadra
ajo largos chales<br />
de largas horas de poemas<br />
de pianos verticales como un mural sonoro<br />
de voces conocidas y desconocidas<br />
cuadros nostalgias<br />
de escuchar las palabras<br />
pienso que tal vez tu rostro<br />
—que me llega desde el fondo de tu cuerpo<br />
el deseo iracundo y descabellado<br />
esta nueva soledad que no está sola<br />
la infinita larga tristeza<br />
que deja el final y los cuerpos<br />
que se van<br />
y se alejan hacia el lugar desconocido<br />
de donde partieron<br />
y que nunca será el mismo<br />
sean también una forma de amor<br />
entre el frío de las calles y el paso de los cuerpos que adivino<br />
detrás de largos chales de pianos de cola<br />
largas horas de poemas como un muro sonoro<br />
pianos verticales de voces conocidas y desconocidas<br />
cuadros nostalgias<br />
después de todo eso<br />
y escuchar las palabras<br />
el amor sea sólo una forma<br />
de amar.<br />
Silsh<br />
Argentina<br />
Como agua que pasa<br />
está la soberana atravesando<br />
la dulce escarcha de los huesos<br />
volcánica<br />
sedienta<br />
seductora<br />
desmenuza paredes<br />
colapsa a las dentritas<br />
y como la marea<br />
que juega con la luna<br />
hace bailar los dedos<br />
por la espuma en el barro<br />
transforma laberintos<br />
donde la luz se esconde<br />
vestida de princesa<br />
a su selva deshoja<br />
provoca al universo<br />
e incita a los fantasmas<br />
a acariciar cornisas<br />
a la huella que busca<br />
su gorrión en la lluvia<br />
alambrado que crece<br />
y hace brotar jazmines<br />
en las púas del tiempo<br />
prestidigitadora<br />
esclava del aullido<br />
se reinventa
se nutre<br />
desafiando al espacio<br />
desierta ante la duda<br />
hasta olvidar su sombra<br />
en el centro del prisma<br />
donde el ojo se pierde<br />
así<br />
la poesía<br />
esquiva de mis manos<br />
como agua que pasa<br />
Nelson Merren<br />
La Ceiba, Atlántida, Honduras, 1931<br />
Paisaje con un tronco podrido<br />
Flojo el mar, con pereza<br />
zarandea constante al viejo tronco.<br />
Cada vez que respira<br />
el mar, lo mueve un poco,<br />
lo tira más allá, luego lo trae,<br />
y lleva horas en esto.<br />
En esta pobre costa<br />
con bloques de cemento carcomido<br />
y carnaval de latas y papeles<br />
el mar sigue jugando<br />
sin ganas con el tronco.<br />
Ni el mar se anima un poco,<br />
y el tronco es un pelele<br />
resignado a su suerte<br />
y yo sé que los tres estamos aburridos.<br />
http://www..metaforarevistadeliteratura.blogspot.com/<br />
Rosina Valcarcel<br />
Lima, Perù<br />
En nombre de las flores que nacen<br />
En nombre de las flores que nacen<br />
En nombre de tu sonrisa que miro<br />
Y en nombre de la melancolía<br />
Olvidemos el ayer y la sombra<br />
Sólo queríamos la vida violeta<br />
Los rebeldes increíbles y vanos<br />
Sin embargo esta noche estás sola<br />
El rubor nos cubre de lágrimas<br />
Con el hambre de los otros<br />
Con el dolor del prójimo<br />
Tratemos de razonar<br />
Y extender nuestras manos<br />
Es un don ser la energía<br />
De los otros<br />
Hemos comido y bebido cerca al mar<br />
a Marcela P.S.<br />
Meira Delmar<br />
Barranquilla, Colombia – 1922- <strong>2009</strong><br />
Allà<br />
Si acaso al otro lado de la vida<br />
otra vez, por azar, nos encontramos,<br />
¿se reconocerán nuestras miradas<br />
o seremos tan sólo un par de extraños?<br />
De todos modos te amaré lo mismo.<br />
Juntos. O separados.
Mientras caía el Sol<br />
Las olas se perdían en medio del Mar<br />
Y yo hablaba de Egipto<br />
Con tus manos cruzadas<br />
Sobre mi rodilla herida<br />
¿Quién nos dio de fumar?<br />
¿Quién quedó mudo como la arena?<br />
¿Quién preguntaba historias inconclusas?<br />
Bella mía, no corres peligro.<br />
Este mundo al revés<br />
Nos evade<br />
Los enemigos están ocultos<br />
Con rifles de muerte<br />
Has pasado el umbral del invierno<br />
La ventana del otoño<br />
Hoy beso tu frente<br />
Desnuda matinal subterránea.<br />
Salvador Puig<br />
Uruguay<br />
Caminata<br />
Lo que la luna escribe entre las nubes<br />
Va más rápido que<br />
Lo que mis pies escriben por la calle<br />
No voy a llegar nunca<br />
Lo que la luna escribe corriendo entre las nubes<br />
Hace polvo en la calle mi escritura<br />
No sé para dónde voy<br />
No quiero volver atrás<br />
Volver atrás es distraerse<br />
Es escribir sobre la muerte<br />
Lo que la luna escribe corriendo entre las nubes<br />
Tomado del blog: Casa de Poesía (Uruguay)<br />
Miltos Dsajturis<br />
Grecia, 1919<br />
La tentación<br />
Detrás de las viejas vestidas de negro<br />
a espaldas de ellas<br />
la cama blanca<br />
y sobre ella totalmente sola la manzana<br />
como antes la manzana estaba<br />
también totalmente sola la flor blanca<br />
la cortaron con cuchillos con tijeras<br />
la regaron con sangre<br />
y ahora yace sobre la cama<br />
manzana podrida<br />
por eso el ángel se sienta en el borde<br />
de la cama<br />
detrás de las viejas vestidas de negro<br />
a espaldas de ellas<br />
y abriendo las alas blancas<br />
extiende la mano hacia la manzana<br />
Transcripción de Poesía Griega Moderna, Selección y traducción directa del griego: Horacio<br />
Castillo, Buenos Aires, Editorial Vinciguerra, 1997. Enviado por Patricia Damiano<br />
Fernando Pêrez Poza<br />
Pontevedra, Galicia, España
Escena VIII (Teatrema, Acto II)<br />
La desesperación agota el vértigo. Entonces es cuando piensas: ¿Alguien conoce la raíz cuadrada del humo? ¿Qué<br />
melodía toca el acordeón de vidrios rotos?<br />
¿En qué constelación se aparean las quimeras?<br />
En mi corazón todavía late una dinastía de estrellas, destello de la duda que permanece anclada en el preámbulo del<br />
siempre.<br />
A ti que preguntas ¿dónde?<br />
Te diré aquí y ahora o nunca.<br />
Del libro "Teatrema o poema en cuatro actos"<br />
Otoniel Guevara<br />
El Salvador<br />
Cuarteta final<br />
El dolor nos hace escribir<br />
el amor nos hace sudar<br />
y un beso es la distancia<br />
entre una soledad y otra<br />
Para Judit.- / De: Canción Enferma<br />
Julia del Prado<br />
Perú<br />
Las Musas<br />
Dejemos que las musas duerman<br />
dejémoslas así quietas<br />
duerman cosita breve<br />
no hay lluvia<br />
no hay tormenta:<br />
en ella sólo existe<br />
silencio shiss shiss shiss<br />
no le demos socorro<br />
ellas vendrán<br />
de apacibles sueños<br />
bríos se traen<br />
a su nueva vereda<br />
de poesía.<br />
Cosita breve: duermen shiss<br />
shiss shiss amable poeta.<br />
Rubén Vedovaldi<br />
Santa Fe, Argentina<br />
Sin horizonte los màs<br />
Mares como ventanas<br />
en la cabeza rota del ángel de la quema<br />
Cielos destrozados<br />
en el diablito corazón del nacido en basurales<br />
Días como insultos<br />
látigos y piedras<br />
despidos despidos despidos<br />
Juan Calzadilla<br />
Venezuela<br />
Nadie es un héroe para el que lo conoce (W. Stevens).<br />
Mientras no me conozcan no los defraudaré<br />
Pues si no soy un héroe para los demás<br />
es porque no lo soy para mí mismo.
despidos sociedad irresponsabilidad ilimitada<br />
planes las pelotas<br />
lanzas<br />
en el costado de cada hijo del hombre hambre<br />
(el camino se come los pies del caminante<br />
y el dios número nos expulsa del mundo)<br />
Mares? cielos? días? caminos?<br />
el horizonte es un amor que nunca alcanza.<br />
Germain Droogenbroodt<br />
Rollegem, Bélgica- 1944 (reside en España)<br />
¿Què màs busca la palabra…?<br />
Beth Brait Alvim<br />
São Paulo, Brasil- 1952<br />
Oraciòn de las mañanas<br />
¿Qué más busca la palabra<br />
en los posos del ser<br />
sino lo insondable<br />
que sin embargo existe?<br />
como el agua del río<br />
de la mano escapa<br />
pero en el cántaro<br />
su límite alcanza<br />
su forma conserva<br />
y sacia<br />
como a veces<br />
el poema.<br />
Seleccionado de: “En la Corriente del Tiempo”, Meditacioines en el Himalaya XXIX Premio de Poesía Juan Alcaide 2008<br />
Daniel Gorosito<br />
Mèxico<br />
Arco Iris<br />
El vagabundo gris urbano<br />
camina sin rumbo fijo,<br />
patea los objetos que se cruzan<br />
en su camino.<br />
Entre sombras<br />
y la basura del tiempo.<br />
Decepcionado y aburrido,<br />
buscando sin cesar el arco iris de la vida.<br />
Los hombres,<br />
como las aves,<br />
tienen varios destinos.<br />
Marjorie Ross<br />
genuflexiones<br />
sobre la gastritis<br />
hierro caliente<br />
agua bendita<br />
de hiel<br />
saliva<br />
jarro de bilis<br />
una nada<br />
y clarea<br />
el día hiere.<br />
un día será herido.
Costa Rica<br />
Canciòn de cuna para una noche amarga<br />
III<br />
Cauchero, cauchero,<br />
¿no te sabe a sangre el látex?<br />
¿No huele tu mano a sangre,<br />
misionero?<br />
El indio ha olvidado el grito<br />
entre su hambre.<br />
El indio ha olvidado el llanto<br />
entre su frío.<br />
El indio ha olvidado el canto<br />
entre su miedo.<br />
!Sangre, silencio y venganza,<br />
hulero!<br />
María Belén Duet<br />
Resistencia, Chaco, Argentina<br />
Milamores<br />
Ese colibrí que sale de tu ojo<br />
Izquierdo<br />
Me lo bebo en la memoria<br />
Desnuda de mi voz<br />
Que no canta<br />
Felipe Rivera Burgos<br />
Tela, Atlántida, Honduras, 1968<br />
El poeta a la poesía<br />
Poesía, no me importa si existes,<br />
si prefieres la transparencia de las casas<br />
a la resolana de los campos.<br />
¿A quién importa si eres una profesora<br />
o una meretriz, si enhebras bufandas<br />
para los sacerdotes o para los amantes,<br />
si dilatas la desaforada noche estival<br />
entre una horda de náufragos?<br />
Alguien te ha encontrado<br />
en la piel del asesino<br />
o en la aborrecible silueta de un afeminado.<br />
Si vas o vienes, si estás en el pueblo<br />
y duermes bajo el brazo de los locos<br />
del parque, ¿qué con eso?<br />
No conozco tus hábitos,<br />
no sé si, como dicen, amas las flores<br />
y el canto de las aves,<br />
o si prefieres arrojarte de los puentes<br />
y empujar a otros sobre los rieles<br />
del ferrocarril.<br />
Y, a decir verdad,<br />
no me interesa.<br />
Desde hace tiempo,<br />
desde que murió mi padre digamos,<br />
sé que sólo cuento conmigo,<br />
Para mí nada hay más convincente que yo.<br />
De algún modo yo soy el poeta,<br />
y no importa si estás aquí ahora que escribo<br />
o me ignoras. No te necesito.<br />
¿Para qué te necesita un hombre que va a morir?<br />
No te confundas, yo tampoco necesito la muerte,<br />
pero de todo esto, después de tantas palabras,<br />
luego de los largos y confusos embelesos<br />
delante del cuerpo del amor,<br />
la muerte es lo único cierto, al menos.
Yo soy el poeta y puedo jurar<br />
que soy concretamente verdadero,<br />
material, vivo,<br />
hermosamente vivo,<br />
capaz de atravesar el aire y dejar<br />
una huella cárdena en la vulnerable<br />
superficie de la belleza<br />
-siempre en fuga y sobre la cual<br />
se tejen doctrinas contradictorias-,<br />
que enumero todas las cosas para que existan,<br />
que fabrico palabras,<br />
que determino lo que es<br />
y lo que no es<br />
y lo que importa de verdad en la vida,<br />
y si te precias de ser lo que dices<br />
y no deseas para ti el olvido,<br />
más vale que vengas<br />
y ojalá lo que dicen que haces valga la pena.<br />
Maximiliano Sacristán<br />
General Rodriguez, Argentina, 1974<br />
Exoticidades I<br />
III<br />
El nuevo calígrafo del reino será aquel que consiga estampar su propio nombre en el agua usando el índice derecho del<br />
emperador<br />
Pierre Bernet<br />
Guantánamo, Cuba, 1950<br />
Diàlogo en època de crisis<br />
El soñador que soy<br />
no ceja en el empeño<br />
de zurcir el presente<br />
con parches de mañana<br />
Aunque en ocasiones ni me crea<br />
me aventuro al duelo<br />
apostando a la esperanza<br />
Dudo mas deseo<br />
que todo haya sido cierto<br />
digo pudiera suceder<br />
pero quiero exclamar un sí<br />
rotundo<br />
¿Por qué traicionarme?<br />
si ya nada borrará mi historia<br />
Ciertamente es difícil escoger<br />
en semejante encrucijada<br />
pero más grave será<br />
negarnos el amor<br />
censurarnos lo pasado<br />
afirmar que volábamos bien alto<br />
y auto calificarnos de románticos<br />
para justificar que fuimos<br />
el genuino parto de un resplandor<br />
¿estéril?<br />
Ian Welden<br />
Dinamarca<br />
La noche inùtil<br />
De que me sirve<br />
noche silenciosa<br />
invitándome a bailar<br />
conmigo mismo<br />
vela sobre la mesa<br />
blanca y vírgen<br />
sombras mudas<br />
tiritan en el techo
Ferreira Gular<br />
San Luís de Maranhao, Brasil, 1930<br />
Toada à toa<br />
A vida, apenas se sonha<br />
que é plena, bela ou o que for.<br />
Por mais que nela se ponha<br />
é o mesmo que nada por.<br />
Pois é certo que o vivido<br />
- na alegria ou desespero –<br />
como o gás é consumido...<br />
Recomeçamos de zero.<br />
Alejandro Drewes<br />
Buenos Aires, Argentina- 1963<br />
Suena la sirena<br />
Otra vez el sonido impar que levanta<br />
uno por uno a los muertos olvidados<br />
y un desesperado gesto entre las manos<br />
por no ver el próximo naufragio de rosas,<br />
su fatal augurio bajo el agua del espejo.<br />
En ausencia recorrer las letras de tu nombre<br />
en las negras uvas de la noche que avanza<br />
y conquista los espacios devastados.<br />
-Creímos entonces en un amor eterno<br />
como el ancho campo divino, y una vez<br />
en aquel tiempo, el jardín de la infancia<br />
fue quizá tan verde como tus ojos<br />
antes del incendio fueran, cuando<br />
los vientos cegaron el ojo de aceite<br />
y la luz de la única lámpara,<br />
Tornaba el mundo a ser una sola y trémula<br />
nota prístina de silencio;<br />
con apenas tiempo para recordar<br />
a los otros y el instante de violencia,<br />
en el justo espacio de una sístole,<br />
roto cristal de mundo en cuarto menguante.<br />
a Adrienne Rich, lux, soror<br />
de qué me sirve<br />
oh gran amor de los ausentes<br />
figuritas de greda<br />
Pomaire tan lejano<br />
me duele el corazón<br />
pechos y sonrisas<br />
mi amada<br />
espera inútilmente<br />
Océano Violento<br />
llorar en los brazos de mi padre<br />
caminar de la mano de mi madre<br />
una vez más<br />
sentirme hombre<br />
alacrán suicida<br />
arrinconado<br />
noche inútil.<br />
Lourdes Sarmento<br />
Brasil<br />
La flor<br />
En el blanco oficio<br />
de lavar los vestidos<br />
desnúdase la tarde<br />
en la vereda muerta:<br />
senos, cintura desbordando verde<br />
y en el vientre la tierra prohibida<br />
donde la flor pisó<br />
con paso suave.<br />
Dentro del canto, la noche
Mariana Bernárdez<br />
Mèxico<br />
Permanecen huellas<br />
la mano en baile<br />
la tarde los labios<br />
la lluvia en regocijo de sernos<br />
más que amantes<br />
Rostro de mi tu rostro<br />
Nombre de tu mi nombre<br />
y a pesar de lo vivido<br />
las horas de adentro<br />
aún llaman por ti.<br />
Rodolfo Ybarra<br />
Lima, Perù<br />
Gaviota herida<br />
Hético como las aves migratorias.<br />
Satisfecho de mis abluciones.<br />
Estigio de fuegos aparentes.<br />
Hay un démodé de los que perdieron el barco.<br />
Atrapado en dos rectas late la palabra Vida.<br />
En todo puerto hay un ancla sujeto a cada idea.<br />
Los barcos son frondosas nubes que se pierden en el infinito.<br />
Las nubes son epitafios radioactivos que se escriben en la lluvia.<br />
Ergo, la lluvia es simplemente la caída vertical de un anciano.<br />
Un pelícano sin alas sutura el cielo.<br />
Otra ave evoluciona de mi palabra y se hace humano<br />
o humus, réquiem, fugaz humareda; cuando me miro en el reflejo,<br />
cuando quiero levantar esa pluma que yace frágil,<br />
leve, hundida en cada uno de los recuerdos.<br />
Una gaviota herida se eleva de mi pecho<br />
para nunca más volver.<br />
Lorenzo Peirano<br />
Santiago, Chile - 1962<br />
Partì desde la ùnica ciudad<br />
Partí desde la única ciudad<br />
en busca del principio de mi sangre:<br />
la acequia desbordada, el estribo<br />
de recuerdo,<br />
superposiciones,<br />
aromas indecibles que todavía permanecen.<br />
Partí de pronto,<br />
quise recibir,<br />
quise salvarme debido a los zarzales,<br />
imaginando llamas y respuestas,<br />
frente a las ruinas del jardín,<br />
De: "Animal Carnívoro",<br />
tejió<br />
las miradas de la calle<br />
hambrientas de estrellas<br />
grávidas del día<br />
James Langston Hughes<br />
Estados Unidos-1902-1967<br />
Bailarina da Meia-noite<br />
Uma Bailarina <strong>Negra</strong> no “ The Little Savoy”<br />
Vinha nova<br />
Da noite ao ritmo de jazz,<br />
Lábios<br />
Frescos como orvalho púrpura,<br />
Seios<br />
Como almofadas de todos os sonhos doces<br />
Quem esmagou<br />
As uvas do prazer<br />
E deitou o sumo<br />
Sobre ti?
detrás de la certeza, junto a mujeres severas<br />
de ojos verdes y a espectrales inquilinos<br />
cabizbajos…<br />
Pura soledad<br />
la del tiempo requerido<br />
por mis manos; no encontré<br />
señales en la tierra apisonada.<br />
Tal vez<br />
el relampagueo de un desprecio<br />
Cristian Andrés Astigueta<br />
Perú, 1980<br />
universo<br />
suelo verte / caminando sobre el sol / esquivando los escupitajos / riendo de dolor / oh amor / dime si aun / tus labios / se tuercen /<br />
cuando jadeas / (así) despacio / dime si aun / los pájaros de la noche / se estrellan / de mañana / contra las puertas / para oler tu<br />
primer celo / (de temporada) / dime si aun / rebuscas / la vida / en los periódicos / que cubren / el crimen / la locura / dime si aun /<br />
piensas en mí / i dejas entrar / el invierno / a tu vagina / larga (i vacía) / como el universo<br />
Ronaldo Costa Fernandes<br />
Brasilia, Brasil<br />
Fèrias<br />
Aqui, quieto em meu canto,<br />
sem mexer-me, olhando a luz higiênica do sol,<br />
penso na inutilidade cansativa de malas e hotéis<br />
para divertir-me nas férias estrangeiras.<br />
Não, só preciso da vontade,<br />
nem sempre firme,<br />
um vento estradeiro,<br />
um alarde distante de pássaros<br />
e nada além do meu corpo.<br />
poesia.net. www.algumapoesia.com.br. Carlos Machado, <strong>2009</strong><br />
César Espino Barros<br />
España<br />
tira de esa cuerda Alcino<br />
tira de esa cuerda Alcino<br />
tira con todas tus fuerzas<br />
y sostén de tal manera<br />
la configuración de tu universo<br />
tira como los pescadores<br />
halan las redes<br />
(sin prejuicios)<br />
tira y arrastra el monolito<br />
hasta las ruinas que no lo son<br />
y si va tu alma en ello y tu vida y tu tiempo<br />
no te flageles con pensamientos advenedizos<br />
que el ojo vigila con amor verdadero<br />
lejos está la morada de los dioses<br />
y la tierra que te vio nacer<br />
atrás quedó la desgracia que prohibió<br />
tus días<br />
tira de esa cuerda Alcino<br />
y deja los devaneos para los filósofos<br />
y los historiadores<br />
que nunca son requeridos<br />
para arrastrar efigies<br />
ni para luchar en el ruedo<br />
por ineptos<br />
De: automat(apresurado)- poemas 2005<br />
Santiago Bao<br />
Villa Gesell, Argentina<br />
Trabajos acuàticos<br />
Siendo muchacho y en mis andanzas<br />
por las islas del Delta<br />
me hice nadador a la fuerza.
Me agitaba más de lo que avanzaba,<br />
pero era delgado y de naturaleza fuerte<br />
pues la fiebre reumática<br />
me había rasguñado pero no mordido.<br />
Nunca olvidaré la placidez<br />
de dejarme llevar por las aguas opacas<br />
entre aquellas orillas de jade<br />
en los cándidos veranos juveniles.<br />
Con los años, muchas veces pensé<br />
si la solución o el camino para entrar<br />
con facilidad en el mundo,<br />
para vivir posiblemente,<br />
no era otra cosa como aquel dejarse ir,<br />
flotar en la corriente del río,<br />
girando en los remolinos, esperar<br />
negligente en el linde de todas las cosas,<br />
bracear a veces, entrar en el agua<br />
o el viento, amoldando el cuerpo<br />
a las presiones mínimas,<br />
dejándose ir, caer, sumergir,<br />
alerta y blando, los brazos arriba,<br />
en los inciertos torbellinos, sin volver,<br />
compitiendo con la asfixia<br />
por esa diminuta fracción de tiempo<br />
para asomar la cabeza y tomar aire.<br />
Dejarme ir con el sedimento,<br />
sin oponerme a la corriente, vulnerable,<br />
casi ausente en el declive leve,<br />
como confundido en el aluvión,<br />
como una sencilla estrategia<br />
para sobrevivir.<br />
Anamaría Mayol<br />
Argentina<br />
Pienso<br />
Pienso en el vuelo<br />
en esa mano que no tiembla<br />
encadenada al odio<br />
en esa mano que tortura<br />
calla<br />
Pienso en el vuelo<br />
en la mentira del silencio<br />
en los rostros<br />
los nombres vivos<br />
los gestos<br />
pienso que él piensa<br />
que desde el cielo<br />
todo es minúsculo<br />
hasta la muerte<br />
A los 33000 desaparecidos<br />
Adàn Echeverrìa<br />
Mèxico<br />
Eterno indio que se queja<br />
para Vicente Fox<br />
I.<br />
Qué el águila se grabe el pecho<br />
para dormir sentirme patria<br />
para no penar sin consuelo<br />
soplar sueños destruir destierro y alma.
Qué la serpiente descienda muslos<br />
buscar veneno de locura<br />
gritar la opresión la ansiedad del sueño<br />
morder el mar el aire áspero en la tierra<br />
sentirme Mérida en conquista eterna.<br />
Qué el nopal se cuelgue de axilas<br />
y desprenda espinas del hueso<br />
desvanecerse en silencio como protozoario fuera de su charca.<br />
II.<br />
Soy portador del virus de pobreza<br />
perdedor que lame los desechos<br />
adoren la herida de mi carne<br />
heme aquí sólo soy tristeza<br />
aire amargo lámpara de ciegos<br />
sombra húmeda enmedio de la plaza.<br />
Cuelgo la cara al sol: evaporarme<br />
soy voluntad del indio que agoniza<br />
un ser que de noche: bebe lágrimas entre la hierba.<br />
III.<br />
Miro las paredes y sus nombres<br />
piedra del sudor de nuestros padres ciegos<br />
Soy tu hija patria mía soy tu raza<br />
déjame entrar a tu caverna<br />
dormir entre búhos y anemia<br />
los topos no salen de su encierro en días de luna.<br />
Soy la entereza del mosquito que fastidia en los oídos<br />
pétalo que cae en cada tumba erosionada.<br />
Viento al besar el pubis de tus niñas<br />
uno más indivisible<br />
eterno indio que se queja.<br />
IV.<br />
Entiende mi martirio<br />
quiero cumplir con la existencia<br />
elevar tu nombre a la estratósfera<br />
ser cumbre del mundo<br />
ser patria: tu innegable nobleza.<br />
V.<br />
Deja que lance gritos como balas<br />
perforar corazones de infantes traicionados.<br />
Cielo de luciérnagas<br />
manantial de manatíes sumisos por la paga<br />
simple decadencia de pretéritos.<br />
¡Oh mi México! no basta con quererte<br />
desprender la carne alimentarte<br />
¡cómanme antropófagos! no mueran de hambre.<br />
VI.<br />
Soy la vida la noche es la nostalgia<br />
héroes que luchan con sus bestias<br />
la hipócrita historia acontecida<br />
bajo los pasamontañas enlodados.
Soy luz tiniebla para los mártires<br />
cabalgo el rayo en la tormenta<br />
lanzando sacrílegos desprecios<br />
a las montañas de agua embravecida.<br />
VII.<br />
Dormiré si quieres veinte años<br />
con el cuerpo en las espinas de bandera.<br />
Ser águila nopal serpiente del escudo<br />
la noche con su muerte de bares.<br />
Guarda la religión en las montañas<br />
tradiciones de color pringando las leyendas<br />
junto a la tumba de cristeros<br />
o en las ceibas de guerreros mayas.<br />
Deja al indio alimentar la tierra con sus huesos<br />
llanos de azul y verde esmeralda.<br />
Patria eres tan diversa<br />
soy simple pensamiento de un ingrato escondido entre las sombras.<br />
La carne de mis huesos es testigo<br />
del corazón que he dado en el filo de tus años.<br />
Mi cuerpo se funde con el barro<br />
te guardo del tiempo entre los lagos sucios del otoño.<br />
El colibrí que atraviesa los años de las plantas<br />
desgarra la muerte en lo profano hasta sorber el silencio.<br />
VIII.<br />
¿Qué te pasa patria? no me abortes<br />
no dañes la luz de tus indígenas<br />
que dan el cuerpo los críos de esta gris vida.<br />
Por tu grandeza no seas la cruz del muerto<br />
cavas la tumba de todo el pensamiento anárquico.<br />
México de antepasados deja de sentirte en el secuestro<br />
por guerras inservibles<br />
y política obsoleta de reptiles endiosados.<br />
Mira que quizá me vuelva tiempo<br />
pues sé que acuso sabiendo mi pasado esquizofrénico<br />
soy tan sólo el peor de los humanos<br />
el perdedor inofensivo que se queja.<br />
Félix Morales Prado<br />
España<br />
Solipsignos<br />
bajo las flores<br />
la escritura indescifrada<br />
los lenguajes secretos<br />
el perfil de las sombras<br />
de las palabras escondidas<br />
preludiando<br />
una lejana lluvia musical<br />
Terensinka Pereira<br />
Brasil<br />
Y ahora cito a Pablo Neruda<br />
de: Solipsignos, con prólogo de Alfonso López Gradolí, Cádiz, EH Ediciones, 2008. envio portal de poesia
"Tenemos brazos y puños de pelea"<br />
Para Diane Pinchot, Theresa Cusimano, Father Luis Barrios, Al Simmons,Louis Wolf, Kristen Holm, que estan en la prision por protestar contra la<br />
Escuela de las Americas.<br />
Somos un arco iris de razas,<br />
de bocas que gritan "basta"!<br />
y de ojos que brillan de coraje.<br />
Levantamos mano al alto protestando<br />
contra la injusta prision<br />
de los seis verdaderos patriotas.<br />
No necesitamos partidos,<br />
ni listas de leyes nacionales,<br />
ni militares listos,<br />
ni guardias vigilantes,<br />
a patear los suelos<br />
de los tribunales.<br />
Solo queremos dar voz<br />
a la verdad oculta por detras<br />
de la democracia,<br />
en este pais que jura libertad,<br />
justicia y paz, pero que promueve<br />
la tortura, la corrupcion<br />
y la ocupacion de tierras ajenas,<br />
en este pais donde un presidente<br />
despues de otro y otro y otro,<br />
pide bendicion de dios<br />
para que el pais lidere el mundo<br />
y sin embargo mantiene abierta<br />
una escuela de torturas<br />
con el nombre de AMERICAS!<br />
Alexandra Domínguez<br />
Chile<br />
Ella<br />
Va cada mañana a la casa de los locos,<br />
entrega pasaportes al siglo diecinueve.<br />
Lleva un cucharón de plata en la mano<br />
y un violín envuelto en papel burbuja.<br />
Va cada mañana a la casa de los locos,<br />
deja una piedra magnética sobre la repisa.<br />
Pone una herradura bajo la cama<br />
al diosecillo de los números impares.<br />
Va cada mañana a la casa de los locos,<br />
piensa en qué trofeos para la felicidad.<br />
En qué palabras para los cántaros rotos<br />
donde tachan su cabeza los escolares.<br />
Va cada mañana a la casa de los locos,<br />
calcula que alguien es todo lo que queda lejos<br />
y dibuja con tiza un círculo blanco.<br />
De La Siega, la enciclopedia libre. Poesía del fin del mundo: 97 poetas chilenos con vida.<br />
Gerardo Guinea Diez<br />
Guatemala. 1955<br />
Verte desde el silencio<br />
EL silencio devora la calle donde vienes,<br />
y hay algo de sagrado en ello<br />
que se encadena a una felicidad inminente,<br />
al deseo que paraliza y se abisma<br />
en tus pechos, remedo de la muerte feliz.<br />
Confieso: debo fingir una desventura<br />
desde el cadalso donde yace el corazón<br />
que se va a pique por la ventana de enfrente,<br />
donde una mujer plancha y un niño llora.
Yo, por lo mismo, no avanzo,<br />
me quedo quieto ante el desastre tangible<br />
porque la distancia obra su atroz espejismo<br />
de ponerte de espaldas, inalcanzable,<br />
y el mundo se transfigura en parpadeos,<br />
y la tarde se arropa de existencias, perros,<br />
borrachos y versos de Sabines<br />
cuando el tiempo es lo que somos.<br />
Miguel Crispín Sotomayor<br />
Cuba<br />
Añoranza<br />
Hubo tantas flores en aquella primavera<br />
que ni un pájaro hizo por volar.<br />
Hoy, se levantan las piedras en los caminos<br />
para maltratar los pies al erguido caminante,<br />
que a pesar del tango que le advierte:<br />
“en la vida se cuidan los zapatos andando de rodillas”,<br />
sigue erguido.<br />
Y algunos se van para ser recuerdo<br />
o arriero al que un mulo espantado<br />
le llevó la carga,<br />
un canto vendido a precio mayor<br />
y los versos se esconden en una quebrada,<br />
en imagen más triste que la de un bosque ardiente,<br />
a pesar, de que la luz<br />
es aún primaveral<br />
y todavía este árbol, con ramas quebradas,<br />
extiende su sombra en la pradera.<br />
Abdullah Bashrahil<br />
Arabia Saudita, 1951<br />
Luz, arcilla y algodòn<br />
Al fondo del instante medito sobre cómo pasa<br />
sin consentimiento.<br />
Lapso de tiempo, aguja hilada que penetra lo<br />
profundo.<br />
Confeccionando mantillas y sudarios<br />
Todo es blancura algodón y hueso, y la piel es su<br />
ornamento.<br />
Abigarrada<br />
Del blanco proviene la arcilla<br />
Josè Cedròn<br />
Argentina<br />
La mujer de los pàjaros<br />
Ella le daba alpiste a su pasión más fiel<br />
le daba agua en el pico<br />
le daba de su almohada los algodones blancos<br />
mientras los “pobrecitos” esperaban silbando<br />
que vuelva hablando sola.<br />
Poco a poco no pudo sostenerlos<br />
y ellos se debatían de pico en los alambres<br />
entonces dio sus manos por la fruta golpeada<br />
los grises de su frente hurgando en las verduras<br />
y ellos se debatían de pico en los alambres<br />
se negaban criar y cantar y bailar<br />
alegrarle la vida las visitas.<br />
Ella daba los ojos de cuando fue mirada<br />
sus palabras de leche azucarada<br />
ella lo daba todo y se negaban.<br />
El domingo dejó salir a uno<br />
que ganó la ventana y se voló hasta nunca<br />
después abrió las jaulas con gran desesperanza<br />
se inclinó lentamente<br />
y sentada más cerca de la mesita chica<br />
apoyó la cabeza en el respaldo.
De allí la bestia, de allí el hombre<br />
Medito sobre el néctar rojo<br />
Cayendo en la misma vena<br />
Y las parcelas de luz levantándose<br />
Rayo de un pequeño sol yaciente en las profundidades<br />
Encendiendo el agua de olivo<br />
Alumbrando el universo<br />
Ahora vida tiempo y espacio<br />
Pueda el calor del sol apagarse<br />
Para amordazar los tiempos.<br />
Gloria Gabuardi<br />
Managua, Nicaragua, 1945<br />
Preparaciòn para la magia<br />
Hojas de yerbabuena<br />
y limonarias<br />
crema de almendras<br />
y te de manzanilla<br />
verduras frescas<br />
eliminada la carne<br />
para que el cuerpo limpio<br />
y purificado sea un cervatillo<br />
ágil e inocente<br />
y como el vidrio<br />
pura alma delicada transparente<br />
vibre como un arpa al toque suave<br />
de tu tacto, para que como violín<br />
o guitarra se tense la columna<br />
los pechos más erguidos que nunca<br />
piernas de potranca listas<br />
para el vuelo, avión o pájaro<br />
el arco de los pies inconmovible<br />
y todos los latidos al unísono,<br />
ahora que regreses.<br />
Luz Stella Parra Soler<br />
Bogotá Colombia<br />
Javier Roberto Maldonado<br />
Patquía-La Rioja - Argentina<br />
Rumor de abril<br />
Anoche cuando tu pequeño pueblo<br />
era bendecido en gotas de lluvia,<br />
tu dormías en alguna quietud silenciosa,<br />
mientras tanto yo te soñaba despierto.<br />
Tus ojos, cual color de naturaleza viva,<br />
dibujados por el más noble artista,<br />
dejó su mejor acuarela en tu mirada<br />
delineando esos ojos verdes con tu fina figura.<br />
Son tus ojos los que marcan un otoño,<br />
esos, que en mi voy guardando.<br />
No sé si otra vez el camino del bajo<br />
algún día me trae de nuevo a tus encantos.<br />
No sé cómo hueles, rumor de abril. No sé.<br />
Te evoco como otra flor de Mutquín.<br />
Por la tarde seré inmensidad lejana,<br />
paisaje que verás día a día desde la montaña.<br />
Te he mirado horas sin tu consentimiento.<br />
Hice un encuentro mágico de palabras y besos.<br />
Qué más me llevo? ¡Qué más no tengo!<br />
Una mañana, una mirada y tu silencio.
En este cuento de calabozos y dragones<br />
que invente<br />
para que tú<br />
con tu armadura y tu corcel de caballero<br />
jugaras al sexo con la bruja<br />
sin perder tu imagen de héroe de leyenda<br />
defensor de princesas transparentes<br />
En este laberinto<br />
que me aleja de tu corazón<br />
por senderos sembrados de monstruos<br />
que olvidaron como asustar<br />
y se conforman con ser oscuridad<br />
se van perdiendo los sueños<br />
que alimentaban la ilusión<br />
de ser tu compañera<br />
con la que perdías<br />
el miedo a los demás<br />
en esta espiral de besos<br />
olvidados abandonados<br />
para que se los lleve el viento<br />
y no alcancen a contagiar<br />
tus neuronas de las de pterodáctilo<br />
y burbujas azules<br />
para que no pierdas el ritmo<br />
y sigas con tu vida<br />
sin recordar mis ojos<br />
ni sentir en tu piel mis manos<br />
construyendo historias donde la felicidad<br />
tiene un lugar para que no sientas mi aroma a madera de bosque<br />
hogar de ninfas extraviadas<br />
y hadas que olvidaron volar<br />
en este juego virtual<br />
hecho tan solo de palabras<br />
donde solo se oye<br />
el sonido de mi voz<br />
donde yo tejo la historia e imagino<br />
que tu voz hace juego con mi piel<br />
Maritza Alvarez<br />
Chile<br />
Yo te nombro prudente<br />
Tus ojos como estrellas me gritan tu amor<br />
Y cadavéricos fantasmas huyen en la cesantía del olvido<br />
Tus ropas están cubiertas de tu sangre en la tierra<br />
Y anocheces cuando el sol no da tregua a su milagro<br />
Se me olvida que es tu nombre un ruiseñor<br />
Un olvidado tango apasionado<br />
La casa de madera roja<br />
Que se burla de los vendavales del sur<br />
Entonces yo te nombro prudente entre la espera<br />
Y el desatino<br />
Entonces yo irrumpo en tus sueños y lo olvido…<br />
Olvido que ya dejé mi huella en tu corazón dormido<br />
Se me salen las notas de la pauta que escribo<br />
Se arrebatan de soles, se embriagan del estío<br />
Como formas piadosas van cruzando los umbrales<br />
Seguras y eternas como promesas divinas<br />
Nubes, estrellas, tu mano en la mía y canciones
Te encontraré temprano entre el saludo señero<br />
Te adormeceré en el silencio de la tarde<br />
Me nublarás las razones, me perderé en tus silencios<br />
Te pediré tu corazón, tú me darás el universo…<br />
Isabel Krisch<br />
Buenos Aires, Argentina, 1953<br />
24<br />
a abuelo Santos<br />
acosa el silencio en la frontera de la tarde mientras adentro<br />
se opacan las risas y hay un verano que atormenta<br />
afuera<br />
una esquela ambigua un papel escueto inmóvil de palabras<br />
decide cambiar el sonido de los pájaros el zumbido de la brisa entre los pinos<br />
el aparente sosiego<br />
una foto mostraría el gesto de los rostros que intentan ser una familia<br />
pero el dolor de pesadilla el infinito repetir de la sorpresa en la voz del mensajero<br />
en el trozo caliente de la hoja<br />
no hace falta acunar la fantasía del error<br />
apoyado en el vidrio de la ventana<br />
se repite la lectura la nota enceguece<br />
y no se puede borrar con el dedo el nombre<br />
ningún insecto se atreve a caminar<br />
ni la respiración a ser susurro<br />
el viento se detiene resignando su destino de traslúcido coro<br />
para permitirle a los ojos la lectura<br />
que se repite y duele<br />
luego la verdad en tumulto<br />
desasosegada<br />
de expuesto animal llagado que se lame<br />
sin piel<br />
y el grito que se mezcla<br />
con el canto de las aves<br />
en la copa de los pinos<br />
José Muchnik<br />
Argentina<br />
Embriaguez<br />
Para la poesía<br />
embriagarse<br />
…<br />
de luz<br />
de azul<br />
de sendas<br />
ebrios<br />
de dolor<br />
de blanco<br />
de huellas<br />
…<br />
dejarse ser entre los tonos<br />
embriagarse<br />
…<br />
de infancia<br />
tibieza<br />
calesitas<br />
ebrios<br />
Del libro “Apenas una línea, roja” (2008)- Tomado de Poemanìa 158
…<br />
de orfandad<br />
papillas<br />
círculos<br />
…<br />
desgranarse en arenas<br />
Sólo avanzado en embriaguez<br />
surge coraje<br />
…<br />
para estrellar palabras contra rocas<br />
y palpar en la sangre que dejan<br />
pulsos de muertos antiguos<br />
Sólo avanzado en embriaguez<br />
nace crueldad<br />
…<br />
para descuartizar verbos<br />
y rescatar entre restos de sonido<br />
ritmos de formas que aún respiran<br />
Embeberse en vino<br />
chicha o cachaça<br />
sake o cognac<br />
permitido está<br />
…<br />
mas no garantiza<br />
el acceso a la embriaguez<br />
Ella<br />
…<br />
necesita otros encantos<br />
Ignacio Escobar Urdaneta de Brigard<br />
Santa Fe de Bogotá, Colombia, 1943-1974<br />
Espejo del espejo<br />
No guarda el agua inmóvil del espejo<br />
memoria de la forma: el movimiento<br />
pasa y vuelve a pasar en el recuerdo<br />
quieto de una quietud que fue reflejo.<br />
Pero no guarda el agua del espejo<br />
de la quietud la forma: sólo el lento<br />
remolino de sombras de lo quieto<br />
que antes de la quietud dejó reflejo.<br />
Porque hay espejo y del espejo forma.<br />
Pero ni el uno ni la otra informa<br />
de lo que fue la forma: entelequia.<br />
Hay el pasar: la sombra del olvido.<br />
El recuerdo es reflejo ya perdido,<br />
forma de su pasar: melancolía.<br />
Ana Marques Gastão<br />
Portugal -1962<br />
Jornada paciente<br />
a minha.<br />
Tremendo<br />
é o silêncio.<br />
Escuta, ouve.<br />
Todas as perguntas
voltam sem resposta<br />
e os pródigos<br />
imaculados vivos<br />
perderam o caminho<br />
do céu.<br />
Albem Fuentes<br />
Cuba<br />
Cansa vivir cada día<br />
Solo.<br />
Cansa vivir.<br />
de: Terra sem Mãe<br />
Hacer la música del mundo.<br />
Cansa.<br />
Ofrecer la doble mejilla.<br />
Cansa.<br />
Administrar frustraciones de otros.<br />
Cansa.<br />
Alterar.<br />
Posponer.<br />
Reducir el sentido.<br />
Cansa.<br />
Cansa vivir cada día.<br />
Solo.<br />
Con los demás.<br />
Solo.<br />
Por los demás.<br />
Solo.<br />
Para los demás.<br />
Cansa vivir tu precioso tiempo<br />
cada día menos.<br />
Y al final nadie lo aprecia en su real significado,<br />
como mi padre supo decirme<br />
poco antes de morir.<br />
De: Con cierta elegancia<br />
Carlos Pellicer<br />
Villahermosa, Tabasco, México- 1897 -1977<br />
Nocturno "A"<br />
Noche. Mar de silencio. Van las meditaciones<br />
desenrollando lentas sus claras devociones.<br />
El faro del espíritu clarea esas ondas suaves<br />
que van ampliando el círculo de sus evoluciones<br />
para regir el curso sereno de las naves.<br />
La paz del alma que sabe cantar sus horas<br />
vela esa vida íntima de tramas seductoras<br />
en que el dolor se ama. ¿Por qué? ¿Resulta acaso<br />
que ese dolor es sombra de un cariño? Las horas<br />
te dirán en silencio: camina paso a paso. . .<br />
Mienten las horas. Mienten. Mata la indiferencia<br />
que no sabe del triunfo de una linda cadencia;<br />
si paso a paso vas por la vida, jurando<br />
que has vencido, te engañas: esa pobre creencia<br />
guardamos los que siempre vivimos adorando. . .<br />
Adora el desaliento de esa melancolía;<br />
no huyas de la grata penumbra que concede.<br />
El ave del crepúsculo canta la melodía<br />
¡de lo que pudo el alma, de lo que el alma puede!
Alegría, una gota, que esa gota bendita<br />
habrá caído al vaso que gozará la flor...<br />
¡Bríndasela a tu alma para toda la vida<br />
en el regio festín que presida el dolor!<br />
Eduardo Lucio Molina y Vedia<br />
Argentina (radicado en Mèxico)<br />
Caribùs<br />
Tiempo tuvieron<br />
de rumiar su odio,<br />
asidos, frente a frente,<br />
al ramaje trabado<br />
de las cornamentas.<br />
Adrenalina convertida en hiel<br />
corpulencia desecada en costillares<br />
de sangre y sed<br />
bajo último sol.<br />
Apaga el forcejeo estéril<br />
un ensamble de muerte.<br />
Jadeo de la brama,<br />
el apareamiento colectivo<br />
ignora el ritual<br />
de los machos en celo.<br />
Une dos terrores<br />
la parálisis,<br />
bestia de ojos enfrentados.<br />
Arroyos y pastizales<br />
del trópico africano<br />
ven músculos y vísceras<br />
reducirse a osamenta.<br />
La manada se va.<br />
Quedan dos obstinaciones,<br />
dos tristezas animales.<br />
Un par de esqueletos<br />
que el viento cruza<br />
en la desierta llanura.<br />
Violeta Luna<br />
Guayaquil, Ecuador- 1943<br />
Afuera de la trampa<br />
Dejadme por favor vivir mi vida,<br />
amándola,<br />
mordiéndola,<br />
quitándole el veneno,<br />
limpiándola.<br />
Dejadme que me salve o me condene,<br />
dejadme que vomite,<br />
que sangre,<br />
que sonría,<br />
que cante por el fin de tanta guerra,<br />
que llore por la guerra de los fines.<br />
Dejadme que en silencio<br />
escriba en vuestra culpa una sentencia,<br />
que borre la sentencia de la culpa.<br />
Dejadme que me hunda,<br />
que gima,<br />
que flote en lo intermedio,
que sueñe,<br />
que pueda en una esquina<br />
pisar un alacrán inofensivo.<br />
Dejadme cuantas veces<br />
firmar cada recado sin mi nombre,<br />
dejad que me equivoque,<br />
que escupa,<br />
que piense,<br />
que llame con bondad al malo bueno,<br />
que llame con maldad al bueno malo.<br />
dejadme simplemente<br />
que cuente por decenas,<br />
qué coma con la izquierda,<br />
que te ame sin remedio.<br />
Dejadme por favor vivir mi vida,<br />
que escape,<br />
que reniegue,<br />
que grite por las lluvias que se enlodan,<br />
que ría por el lodo que se enlluvia.<br />
Dejadme si queréis la trampa abierta,<br />
que caiga el corazón con todo el peso,<br />
dejad, pero dejad<br />
afuera de la trampa mi cabeza.<br />
Pierre Clavilier<br />
Francia<br />
Senos de sueños<br />
los besaré<br />
susurrando una canción<br />
inoxidable.<br />
Senos de seda<br />
Maravillosos<br />
Frágiles<br />
Salvajes<br />
vencedores de mis noches.<br />
Senos celestes<br />
caricias por mis ojos<br />
ejes perdidos<br />
por mis<br />
dedos<br />
olvidados.<br />
Senos de diosa<br />
os cantaré<br />
sus formas<br />
deliciosas<br />
sus sabores<br />
y sus colores<br />
transparentes.<br />
Oscar Marchesin<br />
Argentina (Radicado en Montevideo, Uruguay)<br />
Fantasmas del 78<br />
César Bisso<br />
Argentina<br />
Hermanas<br />
Cada una carga lo que ofreció<br />
y nunca fue deseado.<br />
Sombras en el agua<br />
amparan urdimbres de luz.<br />
Buscan en lo impropio<br />
la beatitud.<br />
Lejos de la casamadre<br />
abrigan el tiempo del perdón.<br />
a Ana y Mili Bisso.
Es primavera en las montañas y estas sola<br />
Vine sólo en tu busca y estoy solo…<br />
Entre las crestas silenciosas los leñadores del alba<br />
Al eco de las hachas talan árboles y sentimientos…<br />
Los arroyos helados aùn contienen nuestros besos mordidos<br />
Hay nieve en el sendero y fuego en nuestros ojos las làgrimas…<br />
Bajo un sol indeciso mis tres ùltimos pasos…<br />
Llego a tu choza entre dos rocas el espectro de tu rostro…<br />
Colgada de la nada a la espera nada pides no me esperas<br />
No ves siquiera el halo que te envuelve desde tù principio…<br />
Vaga luz oro y plata de tu cabello sobre mi almohada<br />
Manso y suave como los ciervos que has domado entre sonrisas…<br />
Cuando acostada sobre mis piernas en el camino dormiste<br />
Cuando nos mordimos en las noches sin bosques ni habitantes…<br />
Son los recuerdos son las pasiones encontradas<br />
Y no nos vimos y fuimos los fantasmas de lo que intentamos ser…<br />
Y ahora què…<br />
¡ Olvidar el camino de regreso serà mi premisa<br />
Y flotar sin remo a la deriva mi tiempo restante ¡<br />
Carlos Eduardo Figueroa<br />
Santiago del Estero, Argentina<br />
Farfalla<br />
Farfalla es sólo una palabra lejos<br />
para nombrar a nuestra mariposa.<br />
¿ De donde este recuerdo, los colores<br />
que alegran el campo después de la lluvia?<br />
Así vienen ellas, como aladas mensajeras<br />
al vaivén de los días, trayéndonos sin quererlo<br />
una imagen casi olvidada , hito de una época<br />
que se llevó la distancia.<br />
¿Por qué duele entonces<br />
la belleza de una danza de mariposas?<br />
<strong>Isla</strong> <strong>Negra</strong><br />
no se vende ni se compra ni se alquila, es publicación de poesía y literaturas. <strong>Isla</strong><br />
<strong>Negra</strong> es territorio de amantes, porque el amor es poesía. <strong>Isla</strong> <strong>Negra</strong> también es arma<br />
cargada de futuro, herramienta de auroras repartidas. Breviario periódico de la cultura<br />
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