Historia íntima del pene - Nau Llibres
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<strong>Historia</strong> <strong>íntima</strong> <strong>del</strong> <strong>pene</strong>. La nueva sexualidad masculina 51<br />
realizar el coito con la mujer encima y el <strong>pene</strong> presionando sobre el clítoris será muy<br />
excitante. Aunque la estimulación adecuada de esa zona vaginal puede provocar en<br />
la mujer un intenso orgasmo, no creo que sea correcto mitifi car la necesidad de buscar<br />
ese punto estratégico <strong>del</strong> placer. Hay humanos que se pasan la vida buscándolo,<br />
y se olvidan de los numerosos recursos que poseemos para disfrutar <strong>del</strong> sexo.<br />
Los pechos y pezones masculinos son poco expresivos en materia sexual, aunque<br />
presentan cierta sensibilidad gratifi cante, y algunos hombres han aprendido a<br />
sacarles partido. En cambio, los pechos en la mujer suelen ser un símbolo evidente<br />
de la feminidad: como distintivo de la maternidad, como medio de alimentar a los<br />
bebés y con un papel predominante en el erotismo. Los pechos turgentes y esbeltos<br />
de una mujer son objeto de máxima atracción. Poseen alta sensibilidad y pueden<br />
aumentar hasta un 25% el tamaño durante la excitación, lo que acrecienta su gustirrinín.<br />
La zona más cachonda y sensible es su desafi ante y sobresaliente epicentro,<br />
el pezón, que está constituido por abundante tejido eréctil, lo que justifi ca que con<br />
su estimulación aumenten de tamaño y se pongan en posición de fi rmes. La zona<br />
que rodea al pezón, la areola mamaria, también aumenta de tamaño y libera un<br />
olor de características sexuales que aumenta la excitación y la locura <strong>del</strong> encuentro.<br />
Como refi ere Olga Bertomeu en su libro Guía Práctica de la Sexualidad Femenina,<br />
“Un escote abierto, en el que puedan quedar medio ocultos los pechos, con la<br />
sugestiva canal entre ellos, es mucho más que un recordatorio, es una llamada que<br />
despierta la imaginación y la líbido”. La necesidad social de resaltar esta mágica y<br />
atractiva protuberancia femenina ha promocionado la cirugía plástica y los últimos<br />
inventos en sujetadores.<br />
En numerosas tribus de nuestros antepasados, los senos masculinos y femeninos<br />
bailaban al aire sin producir desasosiego en los congéneres. Algunas corrientes<br />
socioculturales y religiosas de los países industrializados han sacralizado de tal manera<br />
una parte tan humana de la anatomía femenina que constituyen un símbolo<br />
irresistible de atracción para el macho, y un objeto pecaminoso para la vista. La<br />
mujer debe tapar esa región tabú, unas protuberancias tan impúdicas, mientras el<br />
hombre es libre de ir como quiera, incluso puede quedar bien lucir los pectorales.<br />
Os confi eso que me quedé perplejo ante una reacción tan desmesurada,<br />
de auténtica polémica, de escándalo televisivo, que se produjo en la<br />
“decente” población americana cuando, en la fi nal de la Super Bolw <strong>del</strong><br />
2004, se descubrió ante los asistentes el indecente seno derecho de la cantante<br />
Janet Jackson. Una anécdota que no debió pasar de lo folclórico, se<br />
trasladó a la política, se levantaron voces y manos portando el estandarte<br />
<strong>del</strong> nuevo puritanismo americano.<br />
En páginas anteriores he comentado que los lóbulos de las orejas son especialmente<br />
sensibles, y se describen casos de hombres y mujeres que han llegado al