Historia íntima del pene - Nau Llibres
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38 José Luis Arrondo Arrondo<br />
qué los envites cuerpo a cuerpo suponen una de las pocas actividades de la vida<br />
que se desean sin entrenamiento previo.<br />
La atracción sexual es un instinto básico, un impulso primitivo, que llevamos<br />
enraizado en nuestros genes; connatural al ser humano, común con los<br />
animales y cuya fuerza crea una necesidad, casi irrefrenable, de achucharnos, de<br />
lanzarnos a la práctica sexual; y, como dice mi amigo y famoso andrólogo, más<br />
amigo que famoso, Pep Pomerol, de “carnifi carnos2 ”. Esta invención suya puede<br />
guardar relación con lo que clásicamente se ha denominado el “acto carnal”.<br />
La fuerza de este instinto ha generado en muchas ocasiones, a lo largo de<br />
la historia, que un lío de braguetas o de faldas haya cambiado el destino <strong>del</strong><br />
mundo: desde Elena de Troya, pasando por la reina de Egipto, Cleopatra, hasta<br />
la becaria con más vocación, Mónica Lewinski. Según las malas lenguas, ésta<br />
última consiguió su puesto de trabajo por haber realizado el mejor examen oral.<br />
Si analizamos el refranero, la mayoría consideran a la mujer como objeto de la<br />
atracción más fatal, y se enfatiza en la innegable infl uencia <strong>del</strong> sexo femenino:<br />
La mujer y el vino sacan al hombre <strong>del</strong> tino.<br />
Tabaco, vino y mujer echan al hombre a perder.<br />
Más pueden dos tetas que dos –o que diez– carretas.<br />
Más pueden faldas que plumas y espadas.<br />
¿Y sabéis cuál ha sido uno de los métodos de espionaje con más éxito para<br />
la CIA? Sencillamente, la apertura de bur<strong>del</strong>es que eran frecuentados por diplomáticos<br />
extranjeros.<br />
Os planteo las preguntas <strong>del</strong> millón: ¿por qué nos atraemos?, ¿por qué<br />
nos seducimos?, ¿el amor es química? o ¿existe en el ser humano un centro de la<br />
atracción? Sobre estas cuestiones, mucho han escrito, a lo largo de la historia, los<br />
profesionales de la pluma con dedicación a la poesía romántica. Hoy ha llegado<br />
el turno a los científi cos, y algo tienen que decir. Recientes investigaciones en el<br />
campo de la fi siología y de la sexología nos están revelando la existencia de un<br />
centro específi co, el radar de Cupido, y determinados motores que ponen en<br />
marcha o facilitan la atracción entre los humanos; no sé si también entre humanos<br />
y animales. Algunos aseguran que este centro es el órgano vomeronasal,<br />
situado en la nariz, sobre el tabique nasal, ¡tiene narices! Este diminuto órgano<br />
sería el receptor de unas sustancias que modulan y estimulan la sexualidad en la<br />
2 Carnifi cación: La defi nición que encontraréis en el diccionario nada tiene que ver con el tema<br />
que nos ocupa. Sexualmente hablando, podría ser la unión de dos cuerpos lo más ardorosa, <strong>íntima</strong><br />
y profunda posible, con la fi nalidad de conseguir el máximo placer. Un cuerpo se invisceraría en<br />
el otro y los dos se convertirían en uno.