Historia íntima del pene - Nau Llibres
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34 José Luis Arrondo Arrondo<br />
ciclos de la respuesta sexual. Describieron cuatro fases fi siológicas: excitación,<br />
meseta, orgasmo y resolución. En nuestros días, otros aspectos han ido enriqueciendo<br />
y completando el conocimiento de lo que ocurre en los seres humanos<br />
cuando nos gustamos y nos unimos sexualmente. Refi riéndome a una relación<br />
sexual compartida, y en aras al mejor entendimiento de nuestros lectores, prefi<br />
ero describir las siguientes fases en la Respuesta Sexual Masculina (tabla 1):<br />
Tabla 1. Fases de la Respuesta Sexual Masculina<br />
Fase de deseo: La motivación sexual<br />
Fase de estimulación: Juegos y preámbulos amorosos<br />
Fase de excitación: La erección<br />
La explosión <strong>del</strong> orgasmo: La eyaculación<br />
Periodo de recuperación: Un plácido bienestar<br />
Creo que, en pleno siglo XXI, deberíamos desterrar algunos términos que<br />
al común de los amantes no nos dicen nada, aunque hayan sido defendidos y<br />
utilizados en las jergas y escritos de la sexología clásica: libido, meseta, resolución,<br />
periodo refractario, etc.<br />
No estará de más que hombre y mujer nos conozcamos mejor: ¿por qué nos<br />
enamoramos?, ¿por qué un mordisco en la oreja repercute en lo más recóndito<br />
de nuestros cuerpos, incluso en los cuerpos cavernosos?, ¿por qué el <strong>pene</strong> se<br />
estira y se encoge?, ¿por qué...?, ¿por qué...?<br />
A modo de resumen, veamos qué ocurre. En el origen de todo, está la necesaria<br />
atracción entre los sexos, el instinto básico, la química de la atracción, de<br />
la seducción, incluso <strong>del</strong> amor. Esta primera chispa prende la fuerza <strong>del</strong> deseo y<br />
la motivación sexual. En el mundo de la sexualidad, sucede algo extraño: se desea<br />
su práctica ardientemente sin haberla conocido antes. Después, las sucesivas<br />
experiencias aumentarán o disminuirán el deseo. Todo lo anterior nos arrastra a<br />
la fase de estimulación, a ponernos en actitud de ataque, de comernos con la<br />
mirada, de tocar, de acariciar. La intensidad, calidad y duración <strong>del</strong> cortejo, de<br />
los juegos y preámbulos amorosos, hace que se convierta en un ataque romántico<br />
o salvaje, ambos ampliamente placenteros. Ante tanta caricia, besuqueo y<br />
achuchones, los cuerpos se excitan, responden con manifestaciones que se hacen<br />
evidentes, cambios generales y otros más localizados en el área genital. Es el momento<br />
en el que el <strong>pene</strong> debe ser viril, donde se juega su capacidad profesional<br />
y, socialmente, su honra. ¡Firmes, ya! Una creciente estimulación y excitación<br />
presagian el clímax, una explosión de placer, el orgasmo. La posición fálica<br />
evoca un minúsculo y alargado volcán en erupción, lanzando la fértil explosión<br />
líquida, la eyaculación.