Historia íntima del pene - Nau Llibres
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30 José Luis Arrondo Arrondo<br />
mi tambaleo y mis variaciones de tamaño! Y, para muchos humanos, soy un<br />
instrumento de juego hasta que se mueren.<br />
Pero cumplo otras dos funciones de gran trascendencia para el varón y<br />
para la especie humana: expulso la orina y expulso el semen. Como os enseñarán<br />
mas a<strong>del</strong>ante, nunca se producen los dos procesos simultáneamente, salvo<br />
en determinadas enfermedades. Estoy perfectamente diseñado para que en mí<br />
pueda entrar un volumen importante de sangre, así me puedo poner rígido y<br />
encajar fácilmente en la cavidad vaginal femenina. Me resulta fácil y agradable<br />
realizar lo que llaman coito y depositar el semen, si no me lo impide un incordiante<br />
pero utilísimo capuchón de goma, que me colocan con frecuencia y que<br />
llaman preservativo. Por supuesto, también puedo encajar en otras cavidades<br />
<strong>del</strong> cuerpo humano.<br />
También se me atribuye una función de defensa. La uretra <strong>del</strong> hombre es<br />
bastante más larga que la de la mujer (posee unos 16 cm. de longitud, por menos<br />
de 3,5 cm. en la hembra). Por ello, resulta una barrera más efi caz contra las<br />
infecciones urinarias y justifi ca que éstas sean más frecuentes en la mujer.<br />
Pero yo, el apéndice masculino, no debo hacerme ilusiones, no me privo<br />
de algunas desventajas. Soy un órgano muy sensible y muy vulnerable a las<br />
agresiones: me puedo romper, y un desaprensivo, con un cuchillo en la mano,<br />
me puede rebanar, decapitar, incluso hacer desaparecer. Por otra parte, de mi<br />
carácter, indisciplinado y rebelde, se derivan numerosos inconvenientes. Con<br />
frecuencia, no obedezco a la voluntad de mi dueño y me pongo juguetón y<br />
llamativo cuando no se desea: en clase, en el autobús, durmiendo, después de<br />
alguna cirugía... Y lo que supone una auténtica tragedia para los varones: mis<br />
fallos no pueden ser ocultados, mi falta de entusiasmo se hace evidente y puede<br />
ser valorada por los/as espectadores/as.<br />
Si nosotros somos menos específi cos, la biofi siología femenina es más<br />
compleja y, en parte, más fascinante. Los genitales de la mujer poseen una alta<br />
especialización (fi g. 4). Disponen de tres centros bien diferenciados: la vagina,<br />
en ocasiones, para facilitar la fecundación o dar a luz y, con más frecuencia, para<br />
gozar; la uretra, para expulsar la orina, y el clítoris, auténtico órgano eréctil<br />
que está situado en el ángulo antero-superior de la vulva femenina, entre los<br />
labios menores, destinado, con dedicación plena y exclusiva, para derretirse de<br />
placer. Con frecuencia lo saludo mediante suaves y amigables roces. Mide de<br />
2 a 3 cm. de largo, está replegado sobre sí mismo y cubierto con un capuchón<br />
puntiagudo, que posee alta sensibilidad al tacto. Durante la excitación, también<br />
se pone en erección y consigue duplicar su tamaño. El clítoris es mi hermano