Historia íntima del pene - Nau Llibres

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13.07.2013 Views

28 José Luis Arrondo Arrondo posición de fi rme ante los estímulos sexuales. Ya he comentado que mi cabeza, el glande, es la parte más sensible, incluso en ocasiones, dolorosamente sensible. Determinados manotazos, manoseos, barrenazos, mordiscos, lengüetazos... de algunos humanos poco delicados, no me hacen ninguna gracia. Meato Meato uretral Fig. 2. Partes fundamentales del pene. Distribución interna Glande Túnica albugínea Cuerpos cavernosos Uretra Cuerpo esponjoso Nervios Arterias Venas Todo mi cuerpo está recubierto por una piel, llamada prepucio. Este abrigo posee una propiedad única, la de elongarse y retraerse según la posición funcional en que me encuentre. Cuando estoy en erección, me suele permitir descubrir totalmente el glande. En ocasiones, no es posible porque tengo fi mosis, lo que supone que el abrigo esté estrecho, no baje bien y mi cabeza no pueda ver lo que le rodea. Cuando es necesario, prefi ero que me extirpen la parte de piel que rodea al glande, que me realicen la circuncisión. Poseo también un repliegue del prepucio que se implanta en la parte alta del glande y que se llama frenillo. Cuando éste es muy corto, limita mis movimientos y puede llegar a rasgarse, sobre todo durante la actividad sexual. Si esto ocurre, un generoso sangrado obliga al muchacho a acudir, muy angustiado, a un servicio de urgencias. Si me tira mucho, prefi ero que me lo alarguen mediante una sencilla operación. En el varón, los genitales somos menos específi cos. Sin ir más lejos, yo soy un colgajo multiuso: sirvo para el placer, para engendrar y para orinar. Tal acumulo de funciones me crea cierto agobio y ansiedad ante tanta responsabilidad.

Historia íntima del pene. La nueva sexualidad masculina 29 He sido objeto de culto y adoración en numerosas culturas, la cultura fálica, y, a través de mí, el hombre se ha jugado su propia identidad, incluso ha ejercido un dominio social según mi posición. Fig. 3. Formación y anclaje del pene. Cara ventral del pene Glande Cuerpos cavernosos Cuerpo esponjoso Hueso del pubis Anclaje peneano Pero no puedo negar que soy el órgano sexual masculino por excelencia y que poseo una cualidad que no existe en ningún otro órgano del cuerpo: poder variar de volumen y de consistencia durante las fases de fl accidez y de erección, miles y miles de veces a lo largo de la vida, según la promiscuidad de quien me soporta y las apetencias de quien le acompaña. Constituyo un juguete, un instrumento lúdico en la edad infantil. ¡Cómo disfrutan los niños y niñas con

<strong>Historia</strong> <strong>íntima</strong> <strong>del</strong> <strong>pene</strong>. La nueva sexualidad masculina 29<br />

He sido objeto de culto y adoración en numerosas culturas, la cultura fálica, y,<br />

a través de mí, el hombre se ha jugado su propia identidad, incluso ha ejercido<br />

un dominio social según mi posición.<br />

Fig. 3. Formación y anclaje <strong>del</strong> <strong>pene</strong>. Cara ventral <strong>del</strong> <strong>pene</strong><br />

Glande<br />

Cuerpos<br />

cavernosos<br />

Cuerpo esponjoso<br />

Hueso <strong>del</strong> pubis<br />

Anclaje <strong>pene</strong>ano<br />

Pero no puedo negar que soy el órgano sexual masculino por excelencia y<br />

que poseo una cualidad que no existe en ningún otro órgano <strong>del</strong> cuerpo: poder<br />

variar de volumen y de consistencia durante las fases de fl accidez y de erección,<br />

miles y miles de veces a lo largo de la vida, según la promiscuidad de quien<br />

me soporta y las apetencias de quien le acompaña. Constituyo un juguete, un<br />

instrumento lúdico en la edad infantil. ¡Cómo disfrutan los niños y niñas con

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