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13.07.2013 Views

amigo suyo. que tenía más de setenta años y estaba debilitado por una vida de privaciones: el futuro San Juan de Capistrano. Carvajal vivió seis años en Viena y en Buda como legado pontificio, organizando con diversa suerte la cruzada contra los turcos. Gracias a sus gestiones para restablecer la paz entre los magnates húngaros, consiguió s que muchos de éstos olvidasen sus a querellas, tomando las armas contra r los Infieles. El más famoso de todos fue el heroico Juan Hunyades. Míentras tanto, Capistrano iba de un lado a otro predicando a las muchedumbres para que se armasen y tomaran la cruz. Capistrano y Carvajal, que se habían presentado a los húngaros con c las manos vacías, sin más auxilio que las palabras ardorosas de su Pontífice, (consiguieron improvisar un ejército, Pareció éste ridículo a los verdaderos hombres de guerra comparado con el de los turcos, que era tenido por toda Europa como Invencible. Hunyades organizó a su costa siete mil húngaros, y Capistrano y Carvajal le dieron como fuerza auxiliar una muchedumbre abigarrada, enardecida por sus predicaciones, compuesta de artesanos, labriegos, frailes, eremitas y estudiantes, armados casi todos con guadañas, venablos y horquillas. Muchos de los nuevos cruzados eran aventureros que iban en busca de botín; pero los más acudían a la pelea con el deseo de morir, ganando el cielo. Varios grupos de lansquenetes alemanes y guerreros polacos dieron cierta consistencia militar a esta masa confusa y mal armada, conducida por el fraile Capistrano. El sultán Mohamed, con las tropas invencibles que habían tomado a Constantinopla y una artillería monstruosa, sitiaba a Belgrado, puerta de Hungría. Tomada esta ciudad, el Gran Turco pensaba Invadir fácilmente todo el centro de Europa. Avanzó Hunyades con su ejército irregular en auxilio de Belgrado. Junto a él marchaba Capistrano llevando en alto un crucifijo regalo -de Calixto III e invocando el nombre de Jesús. Contra toda regla militar y con menosprecio de la ley de las probabilidades, dicha muchedumbre mal organizada, pero dispuesta a morir, rompió el cerco de los turcos y dio auxilio a los 56

que defendían a Belgrado. Luego, revolviéndose contra los sitiadores, con una audacia desconcertante para éstos, consiguió desbaratarlos, apoderándose de su campamento, de su enorme artillería y obligando a huir al famoso conquistador de Constantinopla. Tal combate, desarrollado entre , el 14 y el 21 de julio, causó asombro en los pueblos cristianos. Todos esperaban la derrota del Papa. Quedaba deshecha la opinión general de entonces, que suponía invencible a la Media Luna. El viejo y tenaz español había derrotado por primera vez a los turcos. La empeñada y sangrienta batalla de Belgrado la llamaron todos la batalla de los Tres Juanes, por ser éste el nombre de Hunyades, Capistrano y Carvajal. El anciano Alfonso de Borja, cuando llegaron a Roma las primeras noticias de la victoria, lloró de emoción y rió de alegría, con el desordenado regocijo de un niño. Los hombres le habían abandonado, pero Dios le apoyaba para que venciese él solo a sus enemigos. Aunque la peste causaba grandes estragos en Roma, no quiso abandonar la ciudad, como lo hacían los personajes de su Corte. Creyó que desafiando a la muerte le protegería mejor el Cielo en su empresa. Algunos embajadores, en las cartas dirigidas a sus gobiernos, se mostraban conmovidos por la férrea entereza de este varón casi octogenario. A pesar de su Inesperada victoria, siguieron mostrándose los estados cristianos indiferentes a dicha guerra, y Venecia hasta contrajo alianza secreta con los turcos. Una epidemia se había desarrollado sobre el enorme campo de batalla por la 'corrupción de los montones de cadáveres. El heroico Hunyades murió de ella cuando sólo habían transcurrido algunas semanas desde su triunfo y poco después perecía igualmente su compañero de armas San Juan de Capistrano. Quedó Carvajal en Hungría, extremando su elocuencia para crear un nuevo Ejército; pero las divisiones y rivalidades de los señores húngaros imposibilitaron su empresa. Otro héroe, el famoso Scanderberg, por su verdadero nombre Jorge Cas-triota, príncipe de Albania, recibía de Calixto III el 57

que defendían a Belgrado. Luego, revolviéndose contra los<br />

sitiadores, con una audacia desconcertante para éstos, consiguió<br />

desbaratarlos, apoderándose de su campamento, de su enorme<br />

artillería y obligando a huir al famoso conquistador de<br />

Constantinopla.<br />

Tal <strong>com</strong>bate, desarrollado entre , el 14 y el 21 de julio, causó<br />

asombro en los pueblos cristianos. Todos esperaban la derrota del<br />

Papa. Quedaba deshecha la opinión general de entonces, que<br />

suponía invencible a la Media Luna. El viejo y tenaz español<br />

había derrotado por primera vez a los turcos.<br />

La empeñada y sangrienta batalla de Belgrado la llamaron<br />

todos la batalla de los Tres Juanes, por ser éste el nombre de<br />

Hunyades, Capistrano y Carvajal. El anciano Alfonso de Borja,<br />

cuando llegaron a Roma las primeras noticias de la victoria, lloró<br />

de emoción y rió de alegría, con el desordenado regocijo de un<br />

niño. Los hombres le habían abandonado, pero Dios le apoyaba<br />

para que venciese él solo a sus enemigos.<br />

Aunque la peste causaba grandes estragos en Roma, no quiso<br />

abandonar la ciudad, <strong>com</strong>o lo hacían los personajes de su Corte.<br />

Creyó que desafiando a la muerte le protegería mejor el Cielo en<br />

su empresa. Algunos embajadores, en las cartas dirigidas a sus<br />

gobiernos, se mostraban conmovidos por la férrea entereza de<br />

este varón casi octogenario. A pesar de su Inesperada victoria,<br />

siguieron mostrándose los estados cristianos indiferentes a dicha<br />

guerra, y Venecia hasta contrajo alianza secreta con los turcos.<br />

Una epidemia se había desarrollado sobre el enorme campo de<br />

batalla por la 'corrupción de los montones de cadáveres. El<br />

heroico Hunyades murió de ella cuando sólo habían transcurrido<br />

algunas semanas desde su triunfo y poco después perecía<br />

igualmente su <strong>com</strong>pañero de armas San Juan de Capistrano.<br />

Quedó Carvajal en Hungría, extremando su elocuencia para<br />

crear un nuevo Ejército; pero las divisiones y rivalidades de los<br />

señores húngaros imposibilitaron su empresa.<br />

Otro héroe, el famoso Scanderberg, por su verdadero nombre<br />

Jorge Cas-triota, príncipe de Albania, recibía de Calixto III el<br />

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