Documento - GutenScape.com
Documento - GutenScape.com Documento - GutenScape.com
hijos. Usaba cilicio, vivía devotamente, fue la admiración de sus contemporáneos y jamás le atribuyó nadie envenenamiento alguno, ni los más encarnizados enemigos de su familia. Cambió don Baltasar el curso de su cólera. — Y si sólo existiese el drama de Víctor Hugo!... Hace años que está olvidado; es tal vez la peor de sus obras teatrales; pero a Donizetti se le ocurrió ponerlo en música, y ¿quién no ha oído su ópera?... ¿Cómo luchar con la estulticia de dos generaciones que han aprendido la historia de Lucrecia Borgia en el teatro, con acompañamiento de orquesta, inventada en los tiempos más delicados del romanticismo y modificada todavía por un oscuro libretista? La consideración de que ésta era la única Lucrecia conocida de todos le puso aún más triste, y dijo a su sobrino con tono de ruego: —Tú tienes la obligación de ayudarme en esta obra de justicia. Los Borgias deben interesarte más que El Papa del mar, al que quisiste describir en un libro. Don Pedro Luna está olvidado y nadie lo calumnia, mientras los Borgias continúan siendo considerados por el vulgo como unos modelos de monstruosidad. Hizo una pausa, para añadir con desaliento: —Y yo no puedo defenderlos desembarazadamente. Soy un sacerdote, y cada vez que tomo la pluma para escribir sobre ellos, dudo, siento miedo, me parece que voy a faltar a los deberes que me impone la disciplina de la Iglesia. Debo justificar la conducta de este Pontífice, relatando los escándalos de otros pontífices de su época. Necesito recordar lo que olvidaron muchos maliciosamente para ir concentrando sobre el Papa español todas las maldades de su tiempo, presentándolo como si fuese un, caso único. ¿Puedo hacer yo esto, un canónigo, con entera tranquilidad de conciencia?... Tú eres otra cosa. Eres un laico, y te es posible decir la verdad sin faltar a ningún misterio sagrado. Claudio sonrió distraídamente. Fingía escuchar con atención a su tío, mientras su pensamiento se iba alejando de él. ¿Qué 38
podían importarle los Borgias?... Tal vez le hubiesen interesado un año antes, cuando estudiaba las andanzas novelescas de don Pedro de Luna; pero ahora vivía en otro mundo y eran distintas sus aficiones e Ideas. Pensaba con inquietud en Rosaura. Hacía dos horas que se había ausentado. Su automóvil los esperaba ante la verja del jardín. Seguramente estaba bailando entre los brazos de otro hombre, sin acordarse de él. ¿Por qué seguir aquí, oyendo la charla apasionada de este erudito, sinceramente indignado por la injusticia póstuma infligida a la memoria de unos seres que habían dejado de existir cuatrocientos años antes?... 39
- Page 1 and 2: A LOS PIES DE VENUS * (LOS BORGIAS)
- Page 3 and 4: I LAS DICHAS Y CONTRARIEDADES DEL C
- Page 5 and 6: Luego volvieron a Francia, como si
- Page 7 and 8: Su pasión le hacía olvidar una ve
- Page 9 and 10: las mesas de juego de Montecarlo; m
- Page 11 and 12: sentimientos. Algunas veces creyó
- Page 13 and 14: El amigo de madame Pineda se daba c
- Page 15 and 16: es romper un vaso de perfume para q
- Page 17 and 18: Ahora iba solo y contando con un ap
- Page 19 and 20: II DONDE EL CANÓNIGO PIQUERAS CUEN
- Page 21 and 22: Basta su casa habían llegado los e
- Page 23 and 24: doraba tejados y muros, sin atrever
- Page 25 and 26: cierta inquietud. La conversación
- Page 27 and 28: —Cuando seas hombre comprenderás
- Page 29 and 30: y la lluvia y el granizo penetraban
- Page 31 and 32: librepensadores del siglo xvii, pre
- Page 33 and 34: mantener relaciones carnales con va
- Page 35 and 36: fanatismo clásico, al amor homosex
- Page 37: igualmente aficionados a carnalidad
- Page 41 and 42: Dentro de los salones del Casino se
- Page 43 and 44: de situación al transcurrir el tie
- Page 45 and 46: al acordarse de que eran patria de
- Page 47 and 48: Algunas veces hablaba melancólicam
- Page 49 and 50: querido, a pesar de sus virtudes, p
- Page 51 and 52: Para el populacho de Roma, la elecc
- Page 53 and 54: Todo el dinero de la Iglesia lo iba
- Page 55 and 56: que debían ondear en las arboladur
- Page 57 and 58: que defendían a Belgrado. Luego, r
- Page 59 and 60: traicionarlo y robado descaradament
- Page 61 and 62: Rodrigo de Borja, y nada decían de
- Page 63 and 64: Según costumbre de la época su t
- Page 65 and 66: casarse con una Colonna, lo que le
- Page 67 and 68: vivía en Nápoles al lado del rey
- Page 69 and 70: vías públicas. La agonía del Pon
- Page 71 and 72: negaron a ir más lejos, no querien
- Page 73 and 74: V DIOSA, TE AMO... DÉJAME PARTIR A
- Page 75 and 76: No podía quejarse de Rosaura, "un
- Page 77 and 78: El deleite de los sentidos no le ba
- Page 79 and 80: las mujeres que se fían de ella, u
- Page 81 and 82: más famosos; una de tus miradas ha
- Page 83 and 84: que continúe tu grato deslizamient
- Page 85 and 86: ecordado. —No te excuses; es Inú
- Page 87 and 88: felicidad..., así sea. Créeme...,
podían importarle los Borgias?... Tal vez le hubiesen interesado<br />
un año antes, cuando estudiaba las andanzas novelescas de don<br />
Pedro de Luna; pero ahora vivía en otro mundo y eran distintas<br />
sus aficiones e Ideas.<br />
Pensaba con inquietud en Rosaura. Hacía dos horas que se<br />
había ausentado. Su automóvil los esperaba ante la verja del<br />
jardín. Seguramente estaba bailando entre los brazos de otro<br />
hombre, sin acordarse de él.<br />
¿Por qué seguir aquí, oyendo la charla apasionada de este<br />
erudito, sinceramente indignado por la injusticia póstuma<br />
infligida a la memoria de unos seres que habían dejado de existir<br />
cuatrocientos años antes?...<br />
39