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hombres le atraían más que las dulzuras amorosas. Dirigía la<br />

nueva fortificación del castillo de Sant' Angelo para que resultase<br />

un refugio inexpugnable si otra vez venían invasores a atacar al<br />

Papado en su capital. Y poco a poco las relaciones entre estos dos<br />

grandes apasionados fueron menos frecuentes, apartándose<br />

atraído por nuevos afectos.<br />

La sensual Sancha, que dormía en cama aparte, con gran<br />

satisfacción de su joven esposo, pudo dedicarse sin obstáculos a<br />

la satisfacción de su lascivia, y al llegar a Roma su otro cuñado,<br />

el duque de Gandía, mostró por él una pasión más vehemente que<br />

la inspirada por César.<br />

Era, en realidad, un hombre superficial, no correspondiendo<br />

su carácter a su brillantez exterior. Mas para una hembra <strong>com</strong>o<br />

ella resultaba apetecible este varón, de cuya elegancia y vigor<br />

masculino se hacían lenguas muchas damas.<br />

Mientras su esposa, doña María Enriquez, y sus dos hijos<br />

vivían en Valencia, él amenazaba su celibato temporal en Roma<br />

con frecuentes y efímeros amoríos. Hermoso, rico, jactándose de<br />

una gran potencia genésica y con una falsa gloria después de sus<br />

triunfos, debidos al Gran Capitán, era el hombre de moda en<br />

aquella ciudad de costumbres licenciosas, donde resultaban<br />

contadísimas las mujeres que no se rendían por sensualismo o por<br />

ganancia. Algunas veces permanecía oculto un día entero, sin que<br />

esto inquietase a su familia. Se hallaba indudablemente en una<br />

encerrona amorosa, esperando la noche para salir de la vivienda<br />

de alguna dama y evitar que el escándalo manchase su nombre.<br />

En junio de 1497, los asuntos de Nápoles volvían a preocupar<br />

al Papa. Ferrantino acababa de morir sin descendencia, cuando<br />

Gonzalo de Córdoba había expulsado ya a los franceses de casi<br />

todo su reino. Su tío Federico, muy amado por los napolitanos, le<br />

sucedería en el trono. Por cuarta vez iba a conferir Alejandro VI<br />

la investidura del reino de Nápoles.<br />

A César Borgia, hecho camarlengo recientemente, lo nombró<br />

legado a lá-tere, encargándole la coronación de Federico. Juan lo<br />

a<strong>com</strong>pañaba, para que el nuevo rey le diese la investidura de los<br />

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