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de su juventud, guardando en su biblioteca todos los libros, impresos o manuscritos, célebres entonces. Muchas veces había conversado de cosmografía con Eneas Silvio, el Papa cuyo tratado geográfico iba a servir de guía a Colón. Inmediatamente se preocupó de las tierras descubiertas, organizando una misión de frailes españoles para evangelizar, e hizo obispo de ellas al padre Boíl, religioso catalán. ——Como si el destino de este Pontífice fuese ser el Papa del descubrimiento de América en todas sus zonas, también había despachado poco antes una misión de evangelizadores para que fuesen a recuperar las tierras de la Groenlandia. Sabe usted que la América extremamente septentrional fue conocida por los navegantes escandinavos en el siglo diez, estableciéndose en ella algunas misiones, cristianas, que acabaron por extinguirse. En los primeros meses del Pontificado de Alejandro Sexto iban de nuevo los misioneros a dicha América fría, levantando otra vez sus pobres iglesias de madera, al mismo tiempo que los frailes españoles elevaban los primeros templos de piedra y ladrillo en aquellas tierras inhóspitas, bajo el cielo tropical de las Antillas. Claudio Borja quiso hablar, pero Enciso, como si adivinase sus pensamientos, añadió: —Sé lo que usted va a decir. También hizo Rodrigo de Borja el reparto mas grande que se conoce en la Historia. Desde Alejandro el Maguo hasta Napoleón, ningún conquistador trató con tanta desenvoltura la faz de la Tierra, ni dividió sobre los mapas superficies tan enormes. Partían los navegantes de la Península ibérica al descubrimiento del mundo entero. Los portugueses navegaban al Oriente y los españoles al Occidente, buscando las flotas de unos y otros las riquezas de Asia, las maravillosas tierras del Gran Kan, descritas por Marco Polo y Mandeville. Todos iban en busca de las llamadas Indias. El descubrimiento de Colón alarmaba al rey de Portugal, agriando sus relaciones con los reyes de España. Era preciso establecer un acuerdo entre ambas monarquías católicas, para que 170
no se peleasen en lo futuro, dejando bien marcados los límites de sus respectivas zonas de descubrimientos. —Aconsejado por cosmógrafos y marinos y basándose en sus propios estudios, trazaba el Papa Borgia una línea de Norte a Sur, más allá de las islas de Cabo Verde, partiendo el globo terráqueo en dos hemisferios Al Oriente de la llamada línea alejandrina, todo era para los navegantes portugueses, y al Occidente para los españoles. Que cada cual navegase siguiendo su rumbo propio, hasta que vinieran a encontrarse en la cara opuesta del planeta. Enciso, influido por el entusiasmo que le inspiraba España, se apresuró a quitar importancia a la decisión del Pontífice. —Muchos autores extranjeros ignorantes de nuestra Historia, han creído ver una gran audacia científica del Papa Alejandro en esta partición del mundo. Es verdad que su acto representa el primer reconocimiento público de la redondez de la Tierra hecho por la Iglesia. Nunca habían hablado de ello los anteriores pontífices. Pero resulta falso elogiarlo, como si entonces las gentes da estudio ignorasen que la Tierra es redonda y sólo hubieran descubierto Colón y los sabios del Vaticano dicha esfericidad... Usted sabe que, antes de la Era cristiana, Tolomeo y Eratóstenes ya habían probado la redondez de nuestro planeta, midiéndolo más o menos, aproximadamente, a las dimensiones que le da la ciencia moderna. Luego, los árabes volvieron a establecer dicha redondez, especialmente su geógrafo Alfagramo. Los moros de España enseñaban en sus escuelas, durante siglos, la esfericidad de nuestro planeta, y los judíos españoles servían de intermediarios, revelando la geografía árabe a los hombres estudiosos de la Cristiandad. Una oculta y sincera relación científica unía las escuelas de mezquitas y sinagogas con las bibliotecas de los conventos. Era cierto que, en los primeros siglos de la Iglesia, algunos santos padres no creían en los antípodas y consideraban absurda la afirmación de que el mundo fuese redondo. Durante la primera Edad Media imperaba la geografía mística y absurda del monje bizantino Cosmas Indicopleustes; pero en la segunda Edad 171
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impresos o manuscritos, célebres entonces. Muchas veces había<br />
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se preocupó de las tierras descubiertas, organizando una misión<br />
de frailes españoles para evangelizar, e hizo obispo de ellas al<br />
padre Boíl, religioso catalán.<br />
——Como si el destino de este Pontífice fuese ser el Papa del<br />
descubrimiento de América en todas sus zonas, también había<br />
despachado poco antes una misión de evangelizadores para que<br />
fuesen a recuperar las tierras de la Groenlandia. Sabe usted que la<br />
América extremamente septentrional fue conocida por los<br />
navegantes escandinavos en el siglo diez, estableciéndose en ella<br />
algunas misiones, cristianas, que acabaron por extinguirse. En los<br />
primeros meses del Pontificado de Alejandro Sexto iban de nuevo<br />
los misioneros a dicha América fría, levantando otra vez sus<br />
pobres iglesias de madera, al mismo tiempo que los frailes<br />
españoles elevaban los primeros templos de piedra y ladrillo en<br />
aquellas tierras inhóspitas, bajo el cielo tropical de las Antillas.<br />
Claudio Borja quiso hablar, pero Enciso, <strong>com</strong>o si adivinase<br />
sus pensamientos, añadió:<br />
—Sé lo que usted va a decir. También hizo Rodrigo de Borja<br />
el reparto mas grande que se conoce en la Historia. Desde<br />
Alejandro el Maguo hasta Napoleón, ningún conquistador trató<br />
con tanta desenvoltura la faz de la Tierra, ni dividió sobre los<br />
mapas superficies tan enormes.<br />
Partían los navegantes de la Península ibérica al<br />
descubrimiento del mundo entero. Los portugueses navegaban al<br />
Oriente y los españoles al Occidente, buscando las flotas de unos<br />
y otros las riquezas de Asia, las maravillosas tierras del Gran<br />
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El descubrimiento de Colón alarmaba al rey de Portugal,<br />
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