Alighieri_Dante-Divina Comedia-Paraiso.pdf
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98 La inocencia y la fe sólo en los niños se encuentran repartidas; luego escapan antes de que se cubran las mejillas. Tal, aún balbuciente, guarda ayuno, y luego traga, con la lengua suelta, cualquier comida bajo cualquier luna; y tal, aún balbuciente, ama y escucha a su madre, y teniendo el habla entera, verla en la sepultura desearía. Así se vuelve negra la piel blanca en el rostro de aquella hermosa hija de quien lleva la noche y trae el día. Y tú, para que de esto no te asombres, piensa que no hay quien en la tierra mande; y así se pierde la humana familia. Mas antes de que enero desinvierne, por la centésima parte olvidada, de tal manera rugirán los cielos, que la tormenta que tanto se espera, donde la popa está pondrá la proa, y así la flota marchará derecha; y tras las flores vendrán buenos frutos. CANTO XXVIII Luego que contra la vida presente de los ruines mortales, me mostró la verdad quien mi mente emparaísa, cual la llama de un hacha en un espejo ve quien con ella por detrás se alumbra, antes de que la vea o la imagine, y atrás se vuelve para ver si el vidrio le dice la verdad, y ve que casa con ella cual la música y su texto; de igual forma recuerda mi memoria que hice mirando a los hermosos ojos donde hizo Amor su cuerda para herirme. Y al volverme y al golpear los míos lo que en aquellos cielos aparece, cada vez que en sus giros se repara,
99 vi un punto que irradiaba tan aguda luz, que la vista que enfocaba en ella por tan grande agudeza se cerraba; y la estrella que aquí menor parece, luna parecería junto a ella, si se pusieran una junto a otra. Acaso tanto cuanto cerca vemos de su halo la luz que lo desprende cuando son más espesos sus vapores, distante de ese punto un círculo ígneo giraba tan veloz, que vencería el curso que más raudo el mundo ciñe; y aquél era por otro rodeado, y de un tercero aquél, y éste de un cuarto, de un quinto el cuarto, y por un sexto el quinto. El séptimo seguía tan extenso sobre ellos, que de Juno el emisario abarcarlo del todo no podría. Y el octavo, y el nono; y cada uno más lento se movía, cuanto estaba en número del uno más distante; y una más clara llama desprendía el más cercano de la lumbre pura, pues más, yo creo, de ella participa. Al verme preocupado mi señora y sorprendido, dijo: «De ese punto depende el cielo y toda la natura. Ve el círculo que está de él más cercano; y sabrás que tan rápido se mueve por el amor ardiente que le impulsa.» «Si estuviera dispuesto --dije el mundo con el orden que veo en estas ruedas, satisfecho me habría lo que dices; mas el mundo sensible nos enseña que las vueltas son tanto más veloces, cuanto del centro se hallan más lejanas. Por lo cual, si debiera terminarse mi desear en este templo angélico que sólo amor y luz lo delimitan, aún debiera escuchar cómo el ejemplo y su copia no marchan de igual modo,
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La inocencia y la fe sólo en los niños<br />
se encuentran repartidas; luego escapan<br />
antes de que se cubran las mejillas.<br />
Tal, aún balbuciente, guarda ayuno,<br />
y luego traga, con la lengua suelta,<br />
cualquier comida bajo cualquier luna;<br />
y tal, aún balbuciente, ama y escucha<br />
a su madre, y teniendo el habla entera,<br />
verla en la sepultura desearía.<br />
Así se vuelve negra la piel blanca<br />
en el rostro de aquella hermosa hija<br />
de quien lleva la noche y trae el día.<br />
Y tú, para que de esto no te asombres,<br />
piensa que no hay quien en la tierra mande;<br />
y así se pierde la humana familia.<br />
Mas antes de que enero desinvierne,<br />
por la centésima parte olvidada,<br />
de tal manera rugirán los cielos,<br />
que la tormenta que tanto se espera,<br />
donde la popa está pondrá la proa,<br />
y así la flota marchará derecha;<br />
y tras las flores vendrán buenos frutos.<br />
CANTO XXVIII<br />
Luego que contra la vida presente<br />
de los ruines mortales, me mostró<br />
la verdad quien mi mente emparaísa,<br />
cual la llama de un hacha en un espejo<br />
ve quien con ella por detrás se alumbra,<br />
antes de que la vea o la imagine,<br />
y atrás se vuelve para ver si el vidrio<br />
le dice la verdad, y ve que casa<br />
con ella cual la música y su texto;<br />
de igual forma recuerda mi memoria<br />
que hice mirando a los hermosos ojos<br />
donde hizo Amor su cuerda para herirme.<br />
Y al volverme y al golpear los míos<br />
lo que en aquellos cielos aparece,<br />
cada vez que en sus giros se repara,