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Setmana San

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Jaime Pellicer Pellicer. Cura Párroco del Buen Suceso<br />

PARRÒQUIES I VIDA CoNSAGRADA<br />

las cadenas, los ultrajes, las blasfemias, la corona de espinas, los azotes,<br />

las torturas horribles de los golpes, los clavos, la cruz... Todo esto estaba,<br />

sin duda, presente. Sin embargo, a pesar de nuestros esfuerzos, nunca llegaremos<br />

a comprender aquella tristeza de muerte. Entrar en la agonía de<br />

Getsemaní es entrar en el misterio de los designios de Dios y en la realidad<br />

humana del pecado.<br />

Es posible que la agonía en el huerto le ocasionara mayores sufrimientos<br />

que el dolor físico de la crucifixión, y que sumiera su alma en regiones<br />

de más oscuras tinieblas que ningún otro momento de la pasión. Y<br />

es que en esta agonía había mucho más que la anticipación del sufrimiento<br />

inminente. Cristo contempla y sufre en Getsemaní no simplemente los<br />

azotes de los soldados, los clavos que taladran sus manos y sus pies, la<br />

lanzada que abre su pecho; siente también el terrible pecado del mundo.<br />

Él se dispone a entregar su vida por la salvación de los hombres; y ve a los<br />

hombres dispuestos a rechazarle y rechazar la salvación ofrecida.<br />

Con todo su dolor y su angustia, sintiendo toda la amargura y soledad<br />

del abandono, Jesús se adelanta un poco, cae en tierra y ora. Con<br />

frecuencia anotan los evangelios que Jesús se retiraba a orar. ora en los<br />

acontecimientos importantes y ante las grandes decisiones. ora en el bautismo,<br />

al comienzo de su misión apostólica, en la elección de los apóstoles,<br />

antes de la confesión de Pedro, en el momento de la transfiguración;<br />

y ora especialmente en este momento de Getsemaní y en la cruz. Pero su<br />

oración no queda reducida a los momentos clave de su vida. Jesús vive<br />

ininterrupidamente en unión con el Padre. En Él la oración no es un paréntesis<br />

en medio de una jornada de actividad. Jesús es el hombre que<br />

ha vivido totalmente pendiente de los hombres y entregado a su servicio.<br />

Pero es también el hombre que ha vivido radicalmente para su Padre. La<br />

oración se sitúa en el centro de su ser, de su sentir, de su actuar.<br />

En Getsemaní, Jesús pide al Padre que aleje su hora, que pase de<br />

largo, que aparte de Él el cáliz de la ira y de la amargura. Aunque añade<br />

inmediatamente: “pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieras tú”<br />

(Mc. 14,36). En realidad, Jesús pide al Padre lo que había enseñado a pedir<br />

en el padrenuestro a los discípulos: el cumplimiento de la voluntad de<br />

Dios por encima de todo. Esto nos permite mirar en profundidad a Jesús:<br />

la voluntad del Padre es el núcleo central de su vida. Es lo que lo impulsa,<br />

sostiene y guía; es la fuente de donde brota cada una de sus acciones . La<br />

voluntad del Padre es en Jesús el mandato vivo que hace de él un enviado ;<br />

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