Setmana San

SETMANA SANTA SAGUNTINA 2012
y súplicas, a gritos y con lágrimas, al que podía salvarlo de la muerte; y
Dios lo escuchó, pero después de aquella angustia, Hijo y todo como era.
Sufriendo aprendió a obedecer y, así consumado, se convirtió en causa de
salvación definitiva para todos los que le obedecen a él (Heb 5,7-8). Impresiona
también hoy a quienes se acercan a ese momento culminante en
el misterio de Jesús.
Entremos así, sobrecogidos y desconcertados, en Getsemaní, para
contemplar el sufrimiento y el abandono de Jesús, y para sentir precisamente
ahí, en su soledad y en su dolor, la grandeza de la cruz y el misterio
de la salvación. Entrar en Jesús en Getsemaní puede cambiar hoy nuestra
imagen y nuestra experiencia de Dios; puede enseñarnos a sufrir y a obedecer,
a buscar y cumplir la voluntad del Padre; y, como a Teresa de Jesús,
puede enseñarnos a orar.
La noche de Jueves Santo, Sagunto tiene la costumbre de visitar los
monumentos y rezar; es una tradición que hay que aplaudir. Es una noche
para meditar los grandes momentos de la vida de Jesús, pero sobre todo
el misterio de la cruz, misterio de generosidad, amor y entrega y de Getsemaní
como preludio a la pasión. Teresa de Jesús escribe: “Muchos años,
las más noches antes que me durmiese, siempre pensaba un poco en este
paso de la oración del huerto, aun desde que no era monja...; y tengo para
mí que por ahí ganó mucho mi alma, porque comencé a tener oración
sin saber qué era y ya la costumbre tan ordinaria me hacía no dejar esto
como el no dejar de santiguarme para dormir”.
Jesús entra en el huerto con Pedro, Santiago y Juan, los tres discípulos
que habían sido elegidos antes para ser testigos de la transfiguración.
Quienes han contemplado su gloria, tienen que ser testigos también de
su angustia. ¿Cómo si no, podrán anunciar los padecimientos que sufrió?
Con ellos se dispone a orar. Pero enseguida, anota el evangelista, comenzó
a sentir pavor y angustia. Mientras que en la pasión va a sufrir los tormentos
que le infligen los hombres, ahora, subraya Pascal, la agonía surge de
dentro de sí mismo. Y sintiendo que le inunda y desborda, confiesa a los
tres discípulos: “Mi alma está triste hasta el punto de morir; quedaos aquí
y velad” (Mc. 14,34).
¿Por qué está triste Jesús?, ¿de qué tiene miedo? En estos momentos
podemos imaginar y pensar en todo aquello que Jesús pudo pensar: el
beso del traidor, las negaciones de Pedro, el abandono de los discípulos ,
40 La agonía de Jesús en Getsemaní