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Setmana San

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SETMANA SANTA SAGUNTINA 2012<br />

fijado y dijo Rodrigo a los que estaban dentro: «¿Por qué os demoráis tanto y<br />

no me entregáis la fortaleza como me habíais prometido?». Ellos respondieron:<br />

«He aquí que ya está cerca vuestra Pascua llamada Pentecostés. Te entregaremos<br />

la fortaleza en el día de la Pascua, pues nuestros reyes no quieren<br />

socorrernos. Entrad con seguridad en él, tú y los tuyos, dispón de él como<br />

quieres». Él les dijo: «No entraré en el castillo en el día de Pentecostés, sino<br />

que os doy todavía otro plazo hasta la fiesta de <strong>San</strong> Juan. Entretanto tomad<br />

vuestras mujeres, hijos, esclavos y todas vuestras riquezas e id en paz con<br />

todos vuestros bienes a donde queráis. Evacuad el castillo y sin poner obstáculos<br />

dejadlo libre. Yo, por mi parte, con la ayuda de la divina clemencia,<br />

entraré en él el día de <strong>San</strong> Juan Bautista». Los sarracenos le dieron rendidas<br />

gracias por tal y tan grande misericordia.<br />

70. En la festividad de <strong>San</strong> Juan Bautista, Rodrigo envió delante para penetrar en<br />

la fortaleza a sus soldados a quienes ordenó que subieran y entraran. Ellos<br />

así lo hicieron y después de alcanzar la parte más alta, alegres, dieron gracias<br />

a Dios. Luego al llegar Rodrigo en persona ordenó devotamente que se celebrara<br />

una misa y se ofreciera la oblación. Allí mismo hizo que se construyera<br />

una iglesia de admirable construcción dedicada a <strong>San</strong> Juan. ordenó a sus<br />

soldados que custodiaran con cuidado las puertas de la ciudad, las fortificaciones<br />

de todos los muros y todas las cosas que había en ella y en el castillo.<br />

En él, aunque había sido evacuado, encontraron muchas riquezas. Algunos<br />

sarracenos habitantes de Murviedro permanecían aún en la ciudad; tres días<br />

después de tomarla Rodrigo les dijo: «os ordeno que me devolváis todas las<br />

cosas que quitasteis a mis hombres y lo que llevasteis a los almorávides en<br />

deshonra y daño mío. Si no queréis hacerlo, no dudéis que os llevaré a la cárcel<br />

y os cargaré de cadenas de hierro». Ellos no pudieron devolver lo pedido,<br />

fueron llevados a Valencia por mandato de Rodrigo, privados de sus riquezas<br />

y encadenados.<br />

71. Tras realizar esto, llegó a Valencia y construyó con admirable y bella fábrica<br />

en el lugar que los sarracenos llaman mezquita, la iglesia de <strong>San</strong>ta María Virgen,<br />

en honor de la madre de Nuestro Redentor. ofreció a la citada iglesia un<br />

cáliz que pesaba ciento cincuenta marcas. Dio también a la mencionada iglesia<br />

dos tapices preciosísimos tejidos con seda y oro, semejantes a los cuales,<br />

según se dice, nunca hubo otros en Valencia. Allí celebraron juntos con gran<br />

devoción una misa acompañada de melodiosas laúdes y suavísimos y muy<br />

dulces cantos, alabando llenos de gozo a Jesucristo Redentor y Señor Nuestro,<br />

a quien pertenece el honor y la gloria junto con el Padre y el Espíritu<br />

<strong>San</strong>to por todos los siglos de los siglos. Amén.<br />

[Traducción de Emma Falque]<br />

288 Huellas del Morvedre Cristiano en textos hispánicos del siglo XII

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