Setmana San

HACe yA AlGÚN tIeMPO,
AllÁ POr lOS AÑOS 80…
Juan Pablo Pérez Bernà
HACE ya algún tiempo, allá por los años 80, estábamos como cualquier
sábado noche, un grupo de amigos departiendo nuestras vicisitudes
semanales en torno a una mesa. Fue a la hora del postre
cuando por celebrar con cava algún acontecimiento, se me ocurrió modelar
con el envoltorio del tapón, un pequeño capuchino con cola de ocho
cms. de largo. Gustó a mis amigos y la conversación se aceleró, que si
Semana Santa, que si la fiesta, que para cuándo, que si nos apuntamos,
que tú de clavario. Surgieron todo tipo de preguntas y afirmaciones. Había
nacido en nosotros la ilusión de como grupo formar una mayoralía y hacer
la fiesta. Y así fue, nos inscribimos y nos dieron un año. Ninguno de nosotros
habíamos sido apuntados de pequeñitos, por lo que la fecha además
de lejana, se antojaba que la fiesta la haríamos con bastantes años de más.
Y nosotros tan contentos.
Pasó el tiempo y la fecha no se acercaba lo rápido que nosotros hubiéramos
deseado. Cada Semana Santa la ilusión se convertía en añoranza
y desesperación. Pero cosas de la vida hicieron que se nos brindase
la oportunidad de adelantar el año y nos pusimos manos a la obra. Más
tarde, circunstancialmente hubo que tomar decisiones que nos llevaron a
elegir caminos diferentes. Puede que sea una de las decisiones más difíciles
y meditadas de mi vida.
En este tiempo algunos de nosotros ya hemos hecho la fiesta. Una
fiesta que me llenó de orgullo por haber compartido con amigos y nuevos
compañeros, ahora amigos, una ilusión que todo saguntino tiene en su
vida. Una fiesta que durante años te llena de ocupaciones y trabajo, pero
que tiene su recompensa disfrutando, espiritual y humanamente y viviendo
desde todos los ángulos, una experiencia difícil de repetir. En aquel
momento lo viví muy intensamente con mis compañeros, pero siempre,
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