02.07.2013 Views

Despacho: Sucesores de Hernando, Arenal, J J

Despacho: Sucesores de Hernando, Arenal, J J

Despacho: Sucesores de Hernando, Arenal, J J

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

MADRID<br />

<strong>Despacho</strong>: <strong>Sucesores</strong> <strong>de</strong> <strong>Hernando</strong>, <strong>Arenal</strong>, J J


AVENTURAS Y CONQUISTAS<br />

DE<br />

IÏERXAN CORTÉS<br />

EN MÉJICO.<br />

CAPITULO I.<br />

Nacimiento, educación y juventud <strong>de</strong> Hernán Cortés.—Se embarca para<br />

el Nuevo-Mundo.<br />

Luego que el inmortal Colon reveló la existencia <strong>de</strong> un Nuevo Mundo,<br />

los españoles se lanzaron en seguida á la carrera que se les acababa <strong>de</strong> abrir,<br />

la que ofrecía á todos inmensas riquezas y gran<strong>de</strong>s reinos que conquistar.<br />

Entre la multitud que se abalanzó á conseguir gloria y fortuna, muchos capitanes<br />

han alcanzado el alto honor <strong>de</strong> que fuesen inscritos sus nombres en<br />

las páginas <strong>de</strong> la historia; pero el que ocupa el lugar mas distinguido <strong>de</strong>spués<br />

<strong>de</strong> Colon, es sin disputa el célebre conquistador <strong>de</strong> Méjico Hernán<br />

Cortés.<br />

Nació Hernán Cortés en Me<strong>de</strong>llin, villa <strong>de</strong> Extremadura, en el año <strong>de</strong><br />

4485: era hijo <strong>de</strong> D. Martin y <strong>de</strong> dofia Catalina Pizarro. Notando D. Martin<br />

en su hijo el germen <strong>de</strong> un talento que bien cultivado podia conducirle á<br />

gran<strong>de</strong>s resultados, resolvió hacerle empren<strong>de</strong>r la carrera <strong>de</strong> las letras, para<br />

lo cual á la edad <strong>de</strong> 14 años pasó á estudiar en la ciudad <strong>de</strong> Salamanca.<br />

Al cabo <strong>de</strong> dos años, cuando bubo adquirido ya bastantes conocimientos,<br />

vio que la carrera que habia emprendido era incompatible con su genio<br />

fogoso é inclinaciones bulliciosas, y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> entonces empezó á fastidiarse <strong>de</strong><br />

esta vida inactiva. Vióse pues obligado á abandonar á Salamanca y regresar<br />

á Me<strong>de</strong>llin: allí arastrado <strong>de</strong>l ardor <strong>de</strong> su carácter, aprendió á manejar<br />

las armas, á domar caballos y á ocuparse en ejercicios violentos. Por íin,<br />

cediendo al ascendiente <strong>de</strong> una vocación irresistible, eligió la carrera militar.<br />

Obtuvo el permiso <strong>de</strong> su padre para pasar á Italia al servicio <strong>de</strong>l famoso<br />

Gonzalo <strong>de</strong> Córdoba; pero una enfermedad que le sobrevino el mismo<br />

dia <strong>de</strong> su partida, le impidió hacer su aprendizaje militar en la escuela<br />

<strong>de</strong>l Gran Capitán.<br />

Restablecido <strong>de</strong> su indisposición, todas sus miras se dirigieron á las<br />

Indias Occi<strong>de</strong>ntales, y resuelto á ir á buscar fortuna y gloria, se embarcó<br />

para elNuevo-Mundo.


Llegó á la isla <strong>de</strong> Santo Domingo en el año <strong>de</strong> 4504 provisto <strong>de</strong> carias<br />

<strong>de</strong> recomendación para don Nicolás <strong>de</strong> Ovando, gobernador <strong>de</strong> la isla,<br />

y fué muy bien recibido. Apenas tendría entonces unos veinte años, y ya<br />

dio pruebas <strong>de</strong> su valor y energía durante su viaje, en el que se vio espuesto<br />

á gran<strong>de</strong>s peligros.<br />

Cuando en 1544 Diego Colon, que liabia sucedido á Ovando, se propuso<br />

conquistar la isla <strong>de</strong> Cuba, Cortés no podia <strong>de</strong>jar pasar por alto una<br />

ocasión tan oportuna para él; practicó todas las diligencias imaginables á<br />

fin <strong>de</strong> que !e emplearan en esta expedición, y logró ser colocado en calidad<br />

<strong>de</strong> secretario <strong>de</strong> Diego "Velazquez, que era jefe <strong>de</strong> ella.<br />

CAPITULO II<br />

Conquista <strong>de</strong> Cuba.—Cortés es nombrado comandante general déla armada.<br />

Parte la expedición á la conquista <strong>de</strong> Nueva-España •<br />

De todas las conquistas que hicieron los españoles en el Nuevo-Mundo,<br />

ninguna fué llevada á cabo con mas facilidad que la <strong>de</strong> la gran<strong>de</strong> isla <strong>de</strong><br />

Cuba; es por cierto bien admirable y sorpren<strong>de</strong>nte que para conquistar<br />

una isla <strong>de</strong> mas <strong>de</strong> setecientas millas <strong>de</strong> extensión y <strong>de</strong> un gran número <strong>de</strong><br />

habitantes, hubiese bastado la pequeña partida <strong>de</strong> trescientos hombres para<br />

llevarla á cabo; mas no lo es tanto como a primera vista parece, si se atien<strong>de</strong><br />

á que los naturales no eran belicosos, y ningún preparativo ni medida<br />

habían lomado para oponerse á la invasión.<br />

Velazquez apreciaba á Cortés en gran manera, y estaba muy satisfecho<br />

<strong>de</strong> ver en aquel joven la sabiduría y el talento con el valor y la intrepi<strong>de</strong>z.<br />

En 45*15 el gobernador <strong>de</strong> Cuba, Velazquez, dio or<strong>de</strong>n para poner en<br />

pié un pequeño ejército <strong>de</strong> voluntarios para hacer nuevos <strong>de</strong>scubrimientos.<br />

Esta expedición cuyo jefe era Juan <strong>de</strong> Grijalba, dio por resultado el reconocimiento<br />

<strong>de</strong> Yucatán, en don<strong>de</strong> tuvieron lugar muchas entrevistas con<br />

los naturales, quienes cambiaron gran cantidad <strong>de</strong> oro por piezas <strong>de</strong> vidrio<br />

<strong>de</strong> diferentes colores.<br />

Los <strong>de</strong>scubrimientos <strong>de</strong> Grijalba se supieron con prontitud entre los<br />

que se habían quedado en Cuba, y escitaron un vivo entusiasmo; pero<br />

ninguno experimentó las sensaciones <strong>de</strong> Cortés, quien veia iba á abrírsele<br />

un teatro digno <strong>de</strong> sus talentos, y no dudaba que se le conferiría un t'irgo<br />

importante en esta próxima espediciou.<br />

Hacíanse los preparativos con la mayor celeridad: los soldados M presentaban<br />

con prontitud: fué urgente nombrar un jefe. Esa elección traía<br />

solícito á Velazquez: preveía que á tan gran<strong>de</strong> distancia ese jefe se baria<br />

bien pronto in<strong>de</strong>pendiente <strong>de</strong> su autoridad, y obraría por su propia cuenta.<br />

Los candidatos eran muchos, lo cual aumentaba la incertidumbr© é


— 5 —<br />

«<strong>de</strong>terminación <strong>de</strong> Yelazquez. Pero llegó, en fin, el instante que había <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>cidir <strong>de</strong>l porvenir <strong>de</strong> Cortés. El Gobernador le eligió erevendo encontrar<br />

iun hombre dotado <strong>de</strong> talento militar, en quien pudiese fundar sus mas lisonjeras<br />

esperanzas, y opinaba que la categoría y ei carácter <strong>de</strong> Cortés, no<br />

le permitirían aspirar á la in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia.<br />

Becibió Cortés su <strong>de</strong>slino con las mas vivas <strong>de</strong>mostraciones <strong>de</strong> respeto<br />

y sumisión hacia el gobernador. Enarboló al instante la ban<strong>de</strong>ra en la puerta<br />

<strong>de</strong> su casa; se presentó entre los suyos con todas las distinciones <strong>de</strong> su<br />

nueva dignidad: empleó toda su actividad y valimiento para bacer <strong>de</strong>terminar<br />

á muchos <strong>de</strong> sus amigos á que le siguiesen, y empleó sus caudales<br />

en comprar pertrechos y provisiones, a<strong>de</strong>lantando cuanto le fue posible<br />

los preparativos <strong>de</strong> su viaje.<br />

No faltó quien atribuyese á Cortés un fin <strong>de</strong>sfavorable, y dieran á Velazquez<br />

quejas acerca <strong>de</strong>l hombre á quien acababa <strong>de</strong> <strong>de</strong>mostrar tan ciega<br />

confianza. Éstas pérfidas insinuaciones produjeron tan profunda impresión<br />

en el sospechoso espíritu <strong>de</strong> Velazquez, que Cortés no tardó en reconocer<br />

señales <strong>de</strong> <strong>de</strong>sconfianza; y conociendo los peligros que <strong>de</strong> uu retardo se<br />

podrían ocasionar, arregló sus negocios con prontitud, y se hizo á la vela,<br />

no sin haber renovado al gobernador sus protestas <strong>de</strong> sumisión y respeto.<br />

la precipitada marcha <strong>de</strong> Cortés aumentó las sospechas <strong>de</strong> Valazquez,<br />

y llegaron al mas alto grado <strong>de</strong> exaltación sus celoso* temores. Eu consecuencia,<br />

envió mensajeros á la Trinidad, en don<strong>de</strong> estaba estacionada la<br />

armada, con or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> que se le <strong>de</strong>stituyera, v ocupara su puesto un oficial,<br />

á quien <strong>de</strong>signaba espresamente.<br />

Cortés trató entonces <strong>de</strong> <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r sus intereses; reunió sus tropas, y<br />

con aquella elocuencia natural que en tan alto grado poseía, les manifestó<br />

la celosa conducta <strong>de</strong> Velazquez, y las tentativas que hacia para privarle<br />

<strong>de</strong>l mando. Oficiales y soldados al saber estas circunstancias se indignaron<br />

altamente, y unánimes le suplicaron que no abandonase el <strong>de</strong>stino,<br />

al cual tenia tantos <strong>de</strong>rechos, prometiéndole que le seguirían en todas<br />

partes, y que <strong>de</strong>rramarían hasta la última gola <strong>de</strong> su sanare para mantenerle<br />

en ol po<strong>de</strong>r.<br />

Mucho agradó á Cortés la espresion <strong>de</strong> estos sentimientos tan análogos<br />

á los suyos, y seguro <strong>de</strong> la fi<strong>de</strong>lidad <strong>de</strong> sus tropas, concluyó todos sus<br />

preparativos, y nada se oponía ya á su marcha.<br />

•J Lo colosal <strong>de</strong> la empresa y ¡as dificulta<strong>de</strong>s que á ella iban acompañadas<br />

eran muy superiores á las fuerzas <strong>de</strong> la armada; todo era insuficiente<br />

respecto al tan gran<strong>de</strong> objeto á que se <strong>de</strong>stinaba, como era la conquista<br />

<strong>de</strong> un vasto imperio. La ilota consistía en once navios, <strong>de</strong> los cuales el<br />

mayor era <strong>de</strong> cien toneladas: el número <strong>de</strong> los marineros era 109, y el<br />

<strong>de</strong> los soldados 508, divididos en once compañías. Si ese pequeño número<br />

<strong>de</strong> hombres era objeto <strong>de</strong> asombro, los medios y los recursos <strong>de</strong> que<br />

disponían, eran por razón <strong>de</strong> su <strong>de</strong>bilidad, mas dignos <strong>de</strong> asombro aún.<br />

Sus fuerzas consistían en 1 caballos, 4


Con tan débiles recursos, Cortés se hizo á la vela para ir á <strong>de</strong>clarar<br />

la guerra á un monarca cuyos dominios eran mas dilatados que los <strong>de</strong>l<br />

mas po<strong>de</strong>roso <strong>de</strong> Europa. Pocos ejemplos ofrece la historia <strong>de</strong> una empresa<br />

tan atrevida. Las pasiones, empero, que animaban á ¡as castellanos,<br />

eran un estimulo muy po<strong>de</strong>roso. Cada soldado se creia ser un héroe que<br />

volaba por su propia cuenta á una conquista que necesariamente <strong>de</strong>bia coronar<br />

sus osados esfuerzos.<br />

Después <strong>de</strong> haber invocado Cortés la divina protección <strong>de</strong>l Cielo, partió<br />

el 10 <strong>de</strong> Febrero <strong>de</strong> 1519, dirigiéndose á la isla do Gozumel. A causa<br />

<strong>de</strong> una feliz casualidad, fue muy provechosa á Corles su permanencia en<br />

esta isla, don<strong>de</strong> pudo rescatar un español, cuya presencia causó una agradable<br />

sorpresa. Andaba casi <strong>de</strong>snudo, llevando en la mano un arco; sollamaba<br />

Gerónimo <strong>de</strong> Aguilar nacido en Ecija. Ocho años antes habia naufragado<br />

pasando <strong>de</strong>l Darien á Santo Domingo: durante su permanencia en<br />

ese país habia podido apren<strong>de</strong>r su idioma, lo cual sirvió muchísimo á Cortés<br />

para tener á su lado un intérprete.<br />

En 4 <strong>de</strong> Marzo emprendió Cortés su navegación hacia la embocadura <strong>de</strong>l<br />

rio <strong>de</strong> Tabasco: confiaba que seria allí recibido amistosamente; pero salieron<br />

frustradas sus esperanzas, pues apenas echó el áncora, observó que los<br />

habitantes hacían preparativos para oponerse á su <strong>de</strong>sembarco.<br />

Envió á Aguilar á fin <strong>de</strong> ofrecerles la paz, empero este volvió por contestación<br />

que los enemigos eran en gran número, y que se habían negado á<br />

escucharle. Si bien no quería Cortés empezar sus conquistas por esta provincia,<br />

sin embargo, le pareció importante no cejar ante el primer peligro<br />

que se le presentaba; mandó pues preparar un <strong>de</strong>sembarque, el que


_ 7 —<br />

se efectuó, teniendo por resultado el sostener un reamo combate con los ,<br />

indios, que se <strong>de</strong>fendieron obstinadamente.<br />

Esta sangrienta acción seguidas <strong>de</strong> otras muchas escaramuzas, en las<br />

cuales quedaron <strong>de</strong>rrotados siempre los indios, abatió el valor <strong>de</strong> los mas<br />

bravos, obligándole!; á pedir la paz. Vinieron á arrojarse á los pies <strong>de</strong> Cortés<br />

quince hombres con un presente <strong>de</strong> aves, maíz y peces; el general los<br />

recibió con amabilidad.<br />

Estableciéronse amistosas relaciones, y trocáronse algunos regalos.<br />

Entre los presentes que se hicieron á Cortés, se notaban objetos fabricados<br />

con primor: habia también 20 esclavas, cuyo regalo fué <strong>de</strong> mucha importancia,<br />

porque entre ellas se encontraba la ilustre doña Marina, que representó<br />

un gran papel en la conquista <strong>de</strong> Méjico. Bautizóla inmediatamente<br />

el P. Olmedo, y la puso el nombre que acabamos <strong>de</strong> manifestar.<br />

Como tenia «na rara inteligencia aprendió en poco tiempo la lengua<br />

española, y no solamente como intérprete fué <strong>de</strong> gran<strong>de</strong> utilidad doña<br />

Marina; habituada á las costumbres, usos y <strong>de</strong>fectos <strong>de</strong> los mejicanos,<br />

conocía muy bien su carácter: en consecuencia, fué <strong>de</strong>stinada muchas veces<br />

para negociaciones <strong>de</strong>licadas, <strong>de</strong>scubrió muchos complots, y <strong>de</strong>sbar^- (,<br />

1 i n<br />

tó alguno <strong>de</strong> sus maquiavélicos planes. •y?- '


— 8 —<br />

y terminó dándoles algunas bujerías <strong>de</strong> poco valor. Contentos con ese regalo<br />

los embajadores hicieron al gobernador una relación muy favorable<br />


__ 9 —<br />

profundo resoelo hacia el principe que tan generoso se mostraba. Estas<br />

disposiciones movieron á los embajadores á cumplir con la segunda y mas<br />

difícil parle <strong>de</strong> su misión. Valiéronse <strong>de</strong> las palabras mas atentas y conciliadoras<br />

para manifestar que el emperador no quería admitir á los estranjeros<br />

en su corte. Conoció entonces Cortés cuan necesario era esplicarse<br />

con un tono firme y positivo, y así les contestó en alta voz: que le era<br />

imposible volver á su país sin haber cumplido la misión que le había encargado<br />

su gobierno, y que los españoles no retrocedían ante ningún peligro<br />

cuando se trataba <strong>de</strong> cumplir con su <strong>de</strong>ber.<br />

La serenidad y aire majestuoso <strong>de</strong>l general impusieron á los embajadores,<br />

que se apresuraron á volver á dar cuenta al emperador <strong>de</strong> la respuesta<br />

<strong>de</strong> Cortés, y pidieron á este que no saliese <strong>de</strong> sa actual posición<br />

hasta que volviesen con nuevas instrucciones.<br />

Cuando vio Motezuma la obstinación <strong>de</strong> Corles, se indignó <strong>de</strong> lal modo,<br />

que en los trasportes <strong>de</strong> su furor, juró sacriíicar á sus dioses á todos aquellos<br />

aventureros. Esta cólera, empero, calmóse por grados, y terminó por<br />

último en hacer reunir su consejo, para escuchar los pareceres <strong>de</strong> "'"/?;]/<br />

cortesanos.


— 10 —<br />

La retirada <strong>de</strong> Teulile y la huida <strong>de</strong> todos los habitantes que basta entonces<br />

habian surtido <strong>de</strong> viven s á los c-pañoles, los sumergió en una profunda<br />

consternación. Bien pronto el <strong>de</strong>saliento se hizo general y los <strong>de</strong>scontentos<br />

se aprovecharon <strong>de</strong> él, para intentar que Cortés diese la vuelta á Cuba,<br />

acusándole entre los soldados <strong>de</strong> que les conducía á la muerte.<br />

El pru<strong>de</strong>nte general, tan sagaz como valeroso, quiso conocer la disposición<br />

<strong>de</strong> la mayor parte <strong>de</strong> sus soldados. Al instante mardó que se anunciase<br />

en el campamento el próximo reembarco, Esta noticia <strong>de</strong>jó pasmados<br />

á los españoles que, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que habian puesto el pié en aquella tierra,<br />

lisonjeaban su codicia con las mas brillantes esperanzas: iban, pues, á<br />

volver vergonzosamente sin haber recibido la mas pequeña in<strong>de</strong>mnización<br />

<strong>de</strong> las fatigas sufridas y peligros en que habian aventurado su existencia<br />

En todo el campamento la indignación <strong>de</strong> los soldados se <strong>de</strong>sahogaba en<br />

violentas murmuraciones contra Cortés.<br />

Esto era lo que él quería: la cólera <strong>de</strong> sus soldados favorecía sus proyectos.<br />

Esta diestra maniobra escitó un gran tumulto en el campo, y todos<br />

pedian que Cortés renunciase el mando <strong>de</strong> la tropa, y que se volviese á<br />

Cuba. En este momeHlo se presentó Cortés manifestando la mayor sorpresa<br />

por aquel <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>n. Los soldados le ro<strong>de</strong>aban para reconvenirle, porque<br />

<strong>de</strong>sconfiaba <strong>de</strong>l resultado <strong>de</strong> una empresa <strong>de</strong> gloria para la España, y le<br />

<strong>de</strong>clararon que ellos sabrían elegir jefe que les conduciría al noble fin <strong>de</strong><br />

sus esfuerzos.<br />

Viéndose Cortés atacado con ¡al violencia, respondió que jamás Jo hubiera<br />

ocurrido renunciar á una empresa gloriosa si no le Jiubieran comunicado<br />

el <strong>de</strong>saliento <strong>de</strong>l ejército, y que con el mayor sentimiento habia<br />

tomado una resolución tan contraria á sus <strong>de</strong>seos y"esperanzas. Fué interumpido<br />

por ios soldados que le <strong>de</strong>cían á gritos que le habian engañado<br />

indignamente, y que estaban prontos á seguirle y arrostrar los mayores<br />

peligros, y aun la muerte.<br />

El general les dio las gracias por haberle <strong>de</strong>sengañado, y los felicitó por<br />

su constancia, anunciándoles que iba rí tomar las disposiciones para fundar<br />

una colonia en el paraje en que se encontraban. Estas palabras fueron recibidas<br />

con gritos <strong>de</strong> alegría por todos los guerreros.<br />

^ Queriendo Cortés aprovechar esta circunstancia para legitimar su mando,<br />

y proponiéndose fundar una colonia, formó para ella un ayuntamiento<br />

<strong>de</strong> hombres afectos á sus intereses. Cuando esta especie <strong>de</strong> tribunal quedó<br />

establecido, se presenté á él llevando en la mano el bastón <strong>de</strong> mando,<br />

y le <strong>de</strong>positó en manos <strong>de</strong> los nuevos magistrados, diciendo, que consi<strong>de</strong>rándoles<br />

como representantes ó <strong>de</strong>legados <strong>de</strong>! soberano, se sometía al fallo<br />

<strong>de</strong> su autoridad, para que nombrasen comandante en nombre <strong>de</strong>l rey<br />

al oficial que les pareciese mas digno <strong>de</strong> este honor, que él estaba pronto<br />

como soldado raso á dar ejemplo <strong>de</strong> obediencia.<br />

1<br />

La dimisión <strong>de</strong> Cortés fué admitida por los jueces. Procedióse luego á<br />

una nueva elección, y fue proclamado él mismo por unanimidad <strong>de</strong> votos.<br />

Concluido este acto, el tribunal anunció su resultado á las tropas, que con<br />

aplausos ratificaron la elección.


—- 11 —<br />

Trazóse e) plan y se trabajó coa ahinco en la construcción <strong>de</strong> la nueva<br />

población, á la que se dio el nombre <strong>de</strong> Vera-Cruz, llamándola así porque<br />

el dia en que habían <strong>de</strong>sembarcado era en Viernes Santo.<br />

No tardó Cortés en <strong>de</strong>terminarse á empren<strong>de</strong>r la marcha, y al momento<br />

<strong>de</strong> partir se lo presentaron cinco individuos enviados por el cacique <strong>de</strong><br />

Zempoala, para hacerle proposiciones <strong>de</strong> alianza, manifestándole la impaciencia<br />

con que sufrían la cruel dominación <strong>de</strong>l emperador, y que estaban<br />

prontos a unirse con los españoles para <strong>de</strong>rribar á su tirano opresor.<br />

Conoció Cortés todas las ventajas que estas disposiciones le prometían,<br />

<strong>de</strong>spidió á los enviados colmándolos ele regalos, y encargándoles que dijesen<br />

á su señor que iria pronto á visitarle.<br />

Pasoso inmediatamente en marcha con sus tropas, mientras que la escuadra<br />

iba costeando. Al cabo <strong>de</strong> tres días <strong>de</strong> marcha entró el ejército en<br />

la capital <strong>de</strong> la provincia. Conferenció Cortés con el jefe indio, procurando<br />

conocer sus verda<strong>de</strong>ros sentimientos: el cacique <strong>de</strong>jó <strong>de</strong>sahogar todo<br />

el odio que le animaba contra Motezuma, cuyo yugo <strong>de</strong>seaba sacudir, manifestando<br />

que su espíritu guerrero no les permitía ser esclavizados por<br />

mas tiempo, y por consiguiente se comprometía á prestar á Cortés toda<br />

clase <strong>de</strong> auxilios á fin <strong>de</strong> <strong>de</strong>struir al <strong>de</strong>spótico monarca.<br />

Dirigióse la primera empresa <strong>de</strong> los españoles y <strong>de</strong> sus nuevos aliados<br />

hacia la provincia <strong>de</strong> Zimpacingo. A su llegada vinieron á recibirle ocho<br />

<strong>de</strong> los principales jefes, ofreciéndoles sus servicios y sometiéndose voluntariamente<br />

á sus ór<strong>de</strong>ues, pues no sufrían con menos impacieucia que Jos<br />

<strong>de</strong> Zempoala la tiranía <strong>de</strong> Motezuma. Cortés, cuyas miras eran aumentar<br />

el número <strong>de</strong> sus aliados, procedió con mucha cordura, or<strong>de</strong>nando qué<br />

se respetaran las propieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los habitadtes, manteniendo la buena<br />

inteligencia y armonía entre españoles ó indios.<br />

Determinado Cortés á llegar hasta Méjico, bacía los preparativos militares<br />

<strong>de</strong> tan arriesgada espedioion; pero su escesivo celo por ios intereses<br />

<strong>de</strong> la religión, le pusieron á punto <strong>de</strong> comprometer una empresa que<br />

no se le presentaba difícil. Noticioso <strong>de</strong> que <strong>de</strong>bia verificarse un sacrificio<br />

humano en un templo indio, acudió con algunos <strong>de</strong> sus campeones,<br />

tratando <strong>de</strong> impedirlo á todo tranco. De aquí no <strong>de</strong>bia pasar el celo <strong>de</strong>l<br />

general; pero quiso a<strong>de</strong>más que los ídolos fuesen hechos pedazos, y obligar<br />

á los ministros <strong>de</strong> un culto bárbaro á renunciar sus supersticiones.<br />

Cortés se olvidaba que aquellos hombres no conocían todavía una religión<br />

mejor que la que él les mandaba abjurar.<br />

Los sacerdotes, puestos <strong>de</strong> rodillas, prorumpieron en lamentos, pero<br />

Cortés fué inflexible, y mandó <strong>de</strong>rribar todos los ídolos. Entonces los<br />

sacerdotes, sacando fuerzas <strong>de</strong> su misma <strong>de</strong>sesperación, llamaron al pueblo<br />

á las armas. El general español no dio señales <strong>de</strong> cobardía, y anunció<br />

por medio <strong>de</strong> doña Marina á los indios que si se atrevían á disparar una<br />

sola flecha perecería el cacique y con él lodo su pueblo. Los soldados ejecutaron<br />

las ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong> Corles, echando á rodar los ídolos, que se hicieron<br />

menudos pedazos. Laváronse las pare<strong>de</strong>s salpicadas <strong>de</strong> sangre, y una<br />

imagen <strong>de</strong> la Virgen ocupó el lugar <strong>de</strong>l ídolo mejicano.


— 12 —<br />

Los indios, testigos <strong>de</strong> esta ejecución terrible, se imaginaban que el<br />

fuego <strong>de</strong>l cielo iba á consumir á los profanadores <strong>de</strong> su templo y <strong>de</strong>structores<br />

<strong>de</strong> sus divinida<strong>de</strong>s: pero cuando vieron que los españoles quedaban<br />

sanos y salvos, esta impunidad les hizo supoeer que el Dios <strong>de</strong> los<br />

esSraujeros débia ser mas po<strong>de</strong>roso que el suyo, y se apaciguaron.<br />

Peligros <strong>de</strong> otro género venían á entorpecer la gran<strong>de</strong> empresa. Proyectaron,<br />

pues, algunos soldados y marineros apo<strong>de</strong>rarse <strong>de</strong> los bajeles<br />

•ora huir á Cuba. La conspiración fué <strong>de</strong>scubierta, y Cortés mandó pren<strong>de</strong>r<br />

y castigar á los autores: pero el espíritu <strong>de</strong> insubordinación que <strong>de</strong><br />

algún tiempo reinaba en su escasa tropa, no estaba completamente eslín-<br />

-jjtíido, y para quitar á los <strong>de</strong>scontentos toda esperanza <strong>de</strong> salir con su<br />

¡<strong>de</strong>a, tomó la enérgica resolución <strong>de</strong> <strong>de</strong>struir su escuadra, para que convencidos<br />

sus soldados <strong>de</strong> que la fuga era imposible, se resolvieran á vencer'ó<br />

morir.<br />

Trasladáronse á tierra las velas, jarcias, el hierro y todo cuanto podía<br />

ser <strong>de</strong> alguna utilidad, y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> quedar completamente <strong>de</strong>smantelate<br />

los baques, se le pegó fuego y se echaron á pique.<br />

Engrosadas ¡as filas <strong>de</strong> los soldados con los marineras y <strong>de</strong>más per*<br />

issas que estaban empleadas en los bajeles, tomó Cortés sus disposiciones<br />

para partir. Tenia entonces disponibles quinientos hombres do á pié ?


-r 13 .r-,<br />

quince <strong>de</strong> ácaballo, con seis, piezas <strong>de</strong> campaña. Dejó <strong>de</strong> guarnición en<br />

y era-Cruz como SO hombres, casi todos inútiles para el servicio, a causa<br />

<strong>de</strong> su edad;ó pocasalud.* Incluyó asimismo en,olios 40 indios <strong>de</strong> distinción<br />

para servirle <strong>de</strong> rehenes y respon<strong>de</strong>r á la .^segundad <strong>de</strong> los españoles.<br />

. CAPÍTÜLO/V.. ..<br />

Guerra con los Tlascallecas.—-Traición y castigo <strong>de</strong> los habitantes <strong>de</strong>. Cholula.-?*-Entrevista<strong>de</strong><br />

Corles y Motezuma.—Entrada da los españoles en<br />

Méjico. . ,,<br />

£1 pequeño ejército <strong>de</strong> Éortés partió <strong>de</strong> Zempoala el 10 <strong>de</strong> Agosto" <strong>de</strong><br />

1519., No ocurrió suceso notable en Jos. primeros ..días <strong>de</strong> marcha, ¿bino<br />

que se atravesaba un píiís cuyos.cacíques era» aliados, <strong>de</strong> los españoles.<br />

Llegaron, por fin, á Tlascala, provincia populosa, cuyos habitantes es»<br />

taban dotados dé un valor á toda prueba y un ardiente amor á la in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia.<br />

Sometido durante mucho tiempo al gobierno mejicano, habían<br />

conquistado .al fin su libertad, y .vivían en una especie <strong>de</strong> república fe<strong>de</strong>rativa,<br />

•<br />

Luego que conoció Cortés el carácter guerrero <strong>de</strong> este pueblo, y las<br />

ventajas que podria sacar <strong>de</strong> su alianza, resolvió enviar á ¡á capital una<br />

embajada que propusiese al gobierno un tratado <strong>de</strong> paz.<br />

Para esta importante misión se eligieron cuatro zenipoales <strong>de</strong> los mas<br />

distinguidos, Introducidos en él senado dieron á conocer el objeto <strong>de</strong> su<br />

misión, que consistía en obtener el libre paso por las tierras <strong>de</strong> su. república;<br />

la contestación fué. negativa, y. sin,respetar el carácter <strong>de</strong> embajadores,<br />

se apo<strong>de</strong>raron <strong>de</strong>. sus personas, pero lograron engañar ó seducir<br />

á los centinelas; y huyeron: se apresuraron á advertir á Cortés que el pueblo<br />

se ponia en actitud hostil, y que se reuniai^ consi<strong>de</strong>rables fuerzas<br />

para resistirá la invasión,<br />

• Quedossorprendido Cortés <strong>de</strong> esla <strong>de</strong>terminación, con la que no contaba<br />

por cierto; no podía concebir qué razones tenían los tlascallecas para<br />

obrar <strong>de</strong> ese modo; sin embargó, varías eran las que les impulsaban á<br />

ello. Ese pueblo sospechoso y amante <strong>de</strong> su in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia, se creía que<br />

los españoles obraban <strong>de</strong> común acuerdo cen Motezuma, á pesar <strong>de</strong> sus<br />

contrarías protestas; por otra parte* celosos <strong>de</strong> su religión, estaban indignados<br />

<strong>de</strong> que los españoles hubiesen <strong>de</strong>struido.los ídolos <strong>de</strong> Zempoala,<br />

Sin embargo, no titubeó Cortés en arrostrar el peligro que le amenazaba:<br />

siguió su marcha, y biou pronto se, halló ro<strong>de</strong>ado <strong>de</strong> una multitud<br />

<strong>de</strong> enemigos. Era preciso dar la batalla, y se dio en efecto; pero estuvo<br />

en muy poco fuese funesta a Cortés y todo su ejército, por un suceso <strong>de</strong><br />

roca importancia. Un ginele español, separándose <strong>de</strong> los suyos, recibió


_ 14 —<br />

muchas heridas, y su caballo acribillado <strong>de</strong> flechas cayó muerto en el suelo:<br />

ios indios cortaron entonces la cabeza <strong>de</strong>l animal, y levantándola en<br />

lo alto <strong>de</strong> una pica, la llevaron en .triunfo por todas partes, á fin <strong>de</strong> probar<br />

que aquel monstruo podía ser vencido y muerto. La visla <strong>de</strong> la cabeza<br />

cortada reanima el valor <strong>de</strong> los indios, siendo su ataque tan impetuoso,<br />

que los españoles empezaron á ce<strong>de</strong>r; cuando <strong>de</strong> repente cesa el<br />

combate, y los enemigos abandonan un campo <strong>de</strong> batalla en el que á<br />

poca costa hubieran conseguido una completa victoria. La causa do esta<br />

retirada que salva á los españoles fué que habiendo muerto el principal<br />

iefe indio, era preciso nombrar quien le reemplazara.<br />

El general español buscó entretanto una posición en que pudieran<br />

fortificarse contra un enemigo tan peligroso; y al día siguiente envió una<br />

nueva embajada, presentando proposiciones pacificas al senado, y haciéndole<br />

conocer las terribles consecuencias <strong>de</strong> una resistencia mas prolongada;<br />

pero no solo se mantuvieron firmes en su .resolución <strong>de</strong> no escuchar<br />

ninguna oferta <strong>de</strong> paz, sino que previnieron que al siguiente dia al amanecer<br />

se presentaría su nuevo general con un ejército formidable para<br />

pren<strong>de</strong>r a los españoles y sacrificarlos á sus dioses. Cumplieron su palabra;<br />

al romper el dia se presentaron numerosas fuerzas, que atacaron con<br />

furor á los españoles: pero la táctica militar y la superioridad <strong>de</strong> las armas,<br />

triunfaron <strong>de</strong>l tesón y <strong>de</strong>l valor, siendo <strong>de</strong>rrotados los tlascaltecas.<br />

No fué suficiente abatirlos por segunda vez; consultaron con sus sacerdotes<br />

que pretendían adivinar lo futuro, que les <strong>de</strong>clarasen los motivos por<br />

los cuales erau los extranjeros superiores á sus tropas, y respondieron<br />

que aquellos hombres eran hijos <strong>de</strong>l sol y <strong>de</strong>bían toda su fuerza á los rayos<br />

<strong>de</strong> este astro durante el día, pero que por la noche quedaban tan débiles,<br />

que era cosa muy fácil vencerlos y esterminarlos.<br />

Resueltos los tlascaltecas á aprovecharse <strong>de</strong>l avisó, intentaron un ataque<br />

nocturno; pero Cortés, siempre vigilante, habia tomado todas las precauciones<br />

para no ser sorprendido: así es, que cuando se presentaron<br />

fueron rechazados con gran pérdida. Entonces se llegaron á convencer <strong>de</strong><br />

que los españoles eran unos seres <strong>de</strong> una naturaleza superior. Castigaron<br />

a algunos <strong>de</strong> sus magos por el embuste, y <strong>de</strong>spués enviaron á Cortés una<br />

embajada solicitando la paz.<br />

Entraron los españoles en la ciudad <strong>de</strong> Tlascala el 25 <strong>de</strong> Setiembre.<br />

Tan amistosa fué la acogida que les dispensaron, como habia sido llena <strong>de</strong><br />

mortal encono su conducta anterior.<br />

Permaneció Cortés veinte dias eu Tlascala, para dar <strong>de</strong>scanso á sus<br />

tropas, <strong>de</strong>l que tanto necesitaban: durante este tiempo se ocupó <strong>de</strong> los<br />

cuidados importantes al buen éxito <strong>de</strong> sus proyectos, disponiéndose para<br />

seguir su camino hasta Méjico.<br />

En el momento que el ejército español reforzado con un cuerpo <strong>de</strong> 6000<br />

tlascaltecas, iba á romper ia marcha, llegó 'uuevá ombajada <strong>de</strong> Motezuma,<br />

quien consintió por último en admitir á los españoles á su presencia, recomendándoles<br />

que pasaran por Cuolula, eu don<strong>de</strong> recibirían <strong>de</strong> cerca sus<br />

or<strong>de</strong>nes. Esta invitación pareció sospechosa á los tlascaltecas, que suplí-


— .1:5. —<br />

carón á Cortés no la aceptase, porque ocultaba una emboscada. El general<br />

dio las gracias á sus aliados por el aviso, pero les <strong>de</strong>claró que él no<br />

retrocedía por ningún peligro, y marchó con su ejército hacia Cuolula.<br />

Fueron recibidos los españoles en la ciudad con amistosas <strong>de</strong>mostraciones,<br />

pero se prohibió la entrada álos llasealtecas, bajo pretesto <strong>de</strong> que eran<br />

enemigos <strong>de</strong>clarados <strong>de</strong> los cholulanos, y tuvieron que acampar fuera <strong>de</strong><br />

la población.<br />

Dos tlascaltecas que hablan conseguido introducirse en la ciudad á<br />

favor <strong>de</strong> un disfraz, iuforraaoon á Cortes <strong>de</strong> que habían visto por la noche<br />

un gran número <strong>de</strong> mujeres y niños que se refugiaban & paraje seguro, y<br />

quese habían sacrificado en el templo seis victimas humanas, práctica<br />

que era preludio <strong>de</strong> una empresa militar. En consecuencia, el general español<br />

estuvo alerta y observó á los cholulanos para penetrar sus intenciones,<br />

pero una feliz casualidad lo hizo <strong>de</strong>scubrir toda la trama. La intérprete<br />

Marina, había inspirado gran<strong>de</strong> afecto á una cholulana <strong>de</strong> categoría,<br />

y <strong>de</strong>seando salvar esla a su amiga <strong>de</strong> los peligros que la ro<strong>de</strong>an, puso en<br />

su noticia toda la conspiración formada contra los españoles, aconsejándola<br />

que los abandonase para no perecer con ellos. Doña Marina fingió que<br />

se aprovechaba <strong>de</strong> este aviso con muestras <strong>de</strong> reconocí miento. Se supo<br />

también que un cuerpo <strong>de</strong> tropas mejicanas estaban ocultas cerca <strong>de</strong> la<br />

ciudad, para presentarse á una señal convenida; que en algunas calles había<br />

fosos lijeramente cubiertos para que se hundiesen los caballos, y que<br />

a<strong>de</strong>mashabian subido gran cantidad <strong>de</strong> piedras á lo alto <strong>de</strong> las casas para<br />

arrojarlas contra los españoles.<br />

Advertido Cortés <strong>de</strong>l peligro que corría, se apresuró á tomar sus disposiciones<br />

para <strong>de</strong>sconcertar tamaña perfidia. Hizo venir primeramente á la<br />

india que habia hablado con Marina, y la fuerza <strong>de</strong> amenazas la hizo confesar<br />

la matanza que estaba dispuesta por los cholulanos, y en seguida mandó<br />

pren<strong>de</strong>r secretamente á varios délos principales caudillos. Juzgó entonces<br />

Cortés, que era indispensable dar un gran gojpe para aterrar á Motezuma<br />

y á sus parciales; dispuso al efecto, que al momento saliesen las<br />

tropas <strong>de</strong> su alojamiento' para empezar el ataque.<br />

Entonces los españoles y los zempoales se precipitaron en las calles,<br />

mientras que los tlascaltecas'entraban en la ciudad. Bien pronto el suelo<br />

quedó cubierto <strong>de</strong> cadáveres, porque los habitantes sin jefes, se <strong>de</strong>jaban<br />

matar sin resistencia. Los mejicanos salieron <strong>de</strong> la emboscada para socorrerlos,<br />

pero fueron <strong>de</strong>rrotados completamente, y los que pudieron refugiarse<br />

en el templo, perecieron al rigor <strong>de</strong> las llamas, <strong>de</strong>spreciando el perdon<br />

que se les ofrecía, prefiriendo la muerte al oprobio <strong>de</strong>l vencimiento,<br />

«Cesó el combate, dice Solis, por falta <strong>de</strong> enemigos.»<br />

Vengapo Cortés, dio libertad á los magnantes prisioneros, y echóles en<br />

cara su perfidia y haber sido causa <strong>de</strong> tantas <strong>de</strong>sgracias, lo cual les produjo<br />

una terrible impresión <strong>de</strong> supersticioso lamor.<br />

Continuó luego Cortés su «marcha á Méjico, cruzando las montañas <strong>de</strong><br />

Calcó, llegó á Tezcucoy <strong>de</strong> allí á lztapalapa. Al bajar la pendiente <strong>de</strong> una<br />

colina, quedaron los españoles agradablemente sorprendidos á vista <strong>de</strong> u»


— 16 —<br />

<strong>de</strong>licioso paisaje. Á su frente sé'estérídiáuo inmenso lago semejante á un<br />

mar: y en medio <strong>de</strong> este lago, Ciuda<strong>de</strong>s y¡viilas que parecían salir <strong>de</strong>l seno<br />

<strong>de</strong> las aguas. Entre las ciuda<strong>de</strong>s érá fácil reconocerá lacapUalynótablepor<br />

sus muchos templos. El general, áprovéchaüdo el entusiasmo do su ejército,<br />

trató ¡leño <strong>de</strong> confianza <strong>de</strong> avanzar par una <strong>de</strong> las calzadas <strong>de</strong>l lago, hacia<br />

él palacio dal emperador! ;<br />

i": '. " :.: i ;¡, ><br />

De repente se vieron salir <strong>de</strong> la ciudad una numerosa comitiva <strong>de</strong> mejicanos<br />

<strong>de</strong> distintas categorías, coa ricas mantas <strong>de</strong> tela y penachos en Ja<br />

cabeza. Salían á recibir al ejército español, por lo que al acercarse saludaron<br />

al general con respeto, y lé anunciaron la próxima llegada <strong>de</strong>l mismo<br />

emperador. No tardó en comparecer el séquito, cuya vanguardia ¡a<br />

formaban doscientos hombres dé la servidumbre <strong>de</strong> palacio, los que tnran<br />

mantos blancos.. Seguían á esta tíomitíva ocho magistrados con unas varas<br />

<strong>de</strong> oro en la mano, que levantaban sucesivamente* esta era iaseiial para<br />

indicar al pueblo la presencia <strong>de</strong> su soberano y* Or<strong>de</strong>narle que se postrara<br />

en a<strong>de</strong>man <strong>de</strong> respeto. Venía luego otra comitiva do personajes vestido*<br />

con magnificencia. En el centro <strong>de</strong> esta comitiva <strong>de</strong>scollaba el'monarca en<br />

una silla <strong>de</strong> on> llevada en andaspor cuatro señores principales. Otros sostenían<br />

un palio guarnecido <strong>de</strong> plumas ver<strong>de</strong>s, piedras preciosas y franja»<br />

<strong>de</strong> oro. Cortés se apeó <strong>de</strong>l caballo y se a<strong>de</strong>lantó respetuosamente hacia<br />

Motezuma. En el mismo instante el ernpérador sé levantó y bajando <strong>de</strong> las<br />

andas se dirigió hacia Cortés por encima <strong>de</strong> unas alfombras quo los da su<br />

comitiva iban tendiendo para que no tocare con los pies al suelo. Gortés<br />

saludó al monarca á usanza europea, y Motezuma contestó al saludo basando<br />

su propia mano.<br />

Él emperador era <strong>de</strong> unos cuarenta anos, y <strong>de</strong> estatura mediana. Vestía<br />

un manto finísimo, y llevaba sobré sí tantas joyas <strong>de</strong> oro y pedrería que le<br />

servían mas bien <strong>de</strong> peso que dé adorno.<br />

Cortés y Motezuma entraron juntos en la capital,dirigiéndose á un<br />

gran<strong>de</strong> edificio <strong>de</strong>stinado para alojamiento; don<strong>de</strong> el mis.no Motextima condujo<br />

á los españoles; allí se <strong>de</strong>tuvo irnos momentos, y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> distribuir<br />

algunos regalos se <strong>de</strong>spidió con muestras <strong>de</strong> !<br />

amistad dirigiéndose á<br />

su palacio.<br />

CAPITULO Vi.<br />

fküa <strong>de</strong> Cortés á Motesuma.--Muerte <strong>de</strong>l gobernador <strong>de</strong> Yera-Cmz.^~<br />

Motezuma es llevado prisionero al cuartel dé los españoles. —Mspedicion<br />

<strong>de</strong> Narvaez contra Cortés.^-Sale Cortés <strong>de</strong> Méjico érí !<br />

busca <strong>de</strong> su enemigo<br />

y lo vence.<br />

;<br />

-' ;<br />

¡<br />

Al dia siguiente se presentó Gortés en la resi<strong>de</strong>ncia imperial acompañado<br />

<strong>de</strong>sús principales oficiales; allí se entabló conversación por medio <strong>de</strong> la<br />

intérprete Marina haciendo el emperador varias preguntas sobre los usos y<br />

costumbres <strong>de</strong> los europeos, á los que satisfizo Gortés con mucho agrado; por


— 17<br />

último, pidió el general permiso para visitar la ciudad, que estaba <strong>de</strong>seoso<br />

<strong>de</strong> conocer, consintió en ello el emperador y quedó levantada la audiencia.<br />

Tres dias pasó Cortés en reconocer esta grandiosa ciudad, llamada<br />

entonces Tenochillan, que según algunos historiadores aseguran, se contaban<br />

mas <strong>de</strong> veinte mil casas <strong>de</strong> un piso, y un estraordinarjo número <strong>de</strong><br />

magníficos templos.<br />

Veamos cómo Cortés va a salir <strong>de</strong> la posición peligrosa en que le ha<br />

colocado su audaz empresa, pues no lardó en conocer que tanto él como<br />

su ejército se hallaba, en cierto modo, á merced <strong>de</strong> un pueblo innumerab<br />

le y <strong>de</strong> un principo cuyo afecto le parecía poco sincero: por otra parte,<br />

los* avisos que le dabau los tlascaltecas para que <strong>de</strong>sconfiase <strong>de</strong> Motezuma,<br />

habían hecho conocer al general español lo peligroso <strong>de</strong> su posición.<br />

Un suceso lamentable acaecido en Vera-Cruz aumentó mas la inquietud<br />

do Cortés. Supo que <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> su partida, un general americano<br />

llamado Qualpopoca, por ór<strong>de</strong>u <strong>de</strong> Molezuma, había acometido á los<br />

españoles <strong>de</strong> la nueva colonia, en cuyo ataque fué muerto el gobernador<br />

con siete soldados, y que otro hecho prisionero habia sido muerto por<br />

los mejicanos, y su cabeza la llevaban en triunfo por diferentes ciuda<strong>de</strong>s<br />

<strong>de</strong>l imperio, para probar que los españoles no eran inmortales como algunos<br />

creían, y que <strong>de</strong>spués este sagrado triunfo habia sido enviado á<br />

Méjico.<br />

Otros datos no <strong>de</strong>jaron duda <strong>de</strong> las intenciones hostiles <strong>de</strong> tos mejicanos.<br />

Por fin, -Cortés,'tomó una resolución atrevida y <strong>de</strong>cisiva, que comunicó<br />

á sus oficiales. Se trataba nada menos que <strong>de</strong> apo<strong>de</strong>rarse <strong>de</strong> la persona<br />

<strong>de</strong> Motezuma: en una palabra, llevársele preso, como urja prenda<br />

que garantizaba la seguridad <strong>de</strong> los españoles.<br />

Cortés se valió tan pronto <strong>de</strong> buenas razones como <strong>de</strong> amenazas para<br />

<strong>de</strong>terminar al emperador á que pasase al cuartel <strong>de</strong> los españoles. Motezuma<br />

se manteuia inflexible, hasta que el joven oficial Velazquez <strong>de</strong> León<br />

exclamó con firmeza: «¿Para qué son lautos miramientos? apo<strong>de</strong>rémonos<br />

<strong>de</strong> ese hombre,|ó le atravieso el corazón si intenta resistir. «Motezuma<br />

preguntó á la intérprete: qué significaban aquellas palabras tan colérica-<br />

mente pronunciadas: y Marina le insinuó perdido si no se sometía<br />

á la voluntad <strong>de</strong> Cortos.gÉntonees aquel principe que antes habia manifestado<br />

alguna energía, cayó en un profundo abatimiento, y se resignó á ir<br />

al cuartel <strong>de</strong> los españoles.<br />

Corles procuró hacer más lleva<strong>de</strong>ro el cautiverio <strong>de</strong>l monarca, permitiendo<br />

a sus principales funcionarios que viniesen á visitarle.<br />

Veinte dias habían ya trascurrido, cuando condujeron á Méjico á Qualpopoca<br />

y á varios <strong>de</strong> sus oficiales eu virtud <strong>de</strong> la or<strong>de</strong>n dada por Motezuma;<br />

formóseles un consejo <strong>de</strong> guerra, ante el cual confesaron cou repugnancia,<br />

que habían obrado en virtud <strong>de</strong> las ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong> su soberano:<br />

ei consejo los con<strong>de</strong>nó á ser quemados vivos. Dio Cortés al monarca conocimiento<br />

<strong>de</strong> este <strong>de</strong>creto, diciéndose quo los criminales le habían acusado<br />

<strong>de</strong> ser él el autor <strong>de</strong> su atentado, por cuya conducta era preciso espiase<br />

su participación en el crimen coa un castigo personal, y sin darlo<br />

UERNAN CORTÉS. 3


— ;,is —<br />

tiempo <strong>de</strong> replicar mandó se le pusiosen ca<strong>de</strong>nas: Consi<strong>de</strong>rando el monarca<br />

esta profanación <strong>de</strong> su persona como un preludio <strong>de</strong> su próxima<br />

ruina, espresó sus sentimientos con gran<strong>de</strong>s gemidos.<br />

Cuando los sentenciados exhalaron el ultimo suspiro, Cortés volvió<br />

á presentarse á Motezuma y le dijo: «Ahora queda ya satisfecha la justicia,<br />

y la muerte <strong>de</strong> los cómplices ha espiado vuestro crimen.» En seguida<br />

mandó que le quitasen los grillos. Jó que hizo pasar á Motezuma <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

la <strong>de</strong>sesperación á la mas viva alegría, dando las gracias á su libertador.<br />

Varios <strong>de</strong> los nobles que vi-iiaban á su monarca, se valieron hábilmente<br />

<strong>de</strong> ciertas'cireunslancias para <strong>de</strong>spertar su energía, en virtud <strong>de</strong> lo cual<br />

mandó llamar á Cortés y le dijo, que esperaba dispusiese cuanto autes<br />

su partida, supuesto que ya había <strong>de</strong>sempeñado la comisión que su soberano<br />

le había confiado. Conoció Cortés que esta proposición era el resultado<br />

<strong>de</strong> algún proyecto convenido entre Motezuma y los nobles: fingió<br />

ce<strong>de</strong>r á los <strong>de</strong>seos <strong>de</strong>l monarca, diciendo, que estaba ya ocupado en ios<br />

preparativos <strong>de</strong> su marcha; pero como había <strong>de</strong>struido sus bajeles necesitaba<br />

tiempo para construir otros. Fué acogida favorablemente esta<br />

respuesta, y se mandó recorrer los., parajes á propósito para, cortar las<br />

ma<strong>de</strong>ras al efecto. .<br />

Ocho dias <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>claró Motezuma á Cortés que era ya inútil la<br />

construcción <strong>de</strong> buques, puesto que habia recibido la noticia por sus correos<br />

<strong>de</strong> la llegada á la costa <strong>de</strong> 48 navios. Escuchó Cortés esta noticia<br />

con trasportes <strong>de</strong> alegría, figurándose que en aquellos navios venían los<br />

refuerzos que aguardaba; pero una carta <strong>de</strong> Sandovaí, nuevo gobernador<br />

<strong>de</strong> Vera-Cruz, disipó todas Sus ilusiones. Por ella se supo que la referida<br />

escuadra habia sido equipada por Vclazquez, el que habia mandado á<br />

Narvaez por jefe <strong>de</strong> la espedicion, con or<strong>de</strong>n espresa <strong>de</strong>que hiciese prisionero<br />

á Cortés con sus partidarios, y ios llevase á Cuba para, ser juzgados.<br />

La posición <strong>de</strong> Cortés era complicada: si se <strong>de</strong>cidía a marchar en contra<br />

<strong>de</strong> un ejército europeo mucho mas fuerte que el suyo, jo era preciso<br />

abandonar á Méjico, perdiendo el fruto <strong>de</strong> tantos trabajos y esfuerzos; pero<br />

si esperaba allí á Narvaez, se esponia á tener dos enemigos á quien combatir,<br />

porque los mejicanos no hubieran <strong>de</strong>sperdiciado una ocasión tan favorable<br />

á sus <strong>de</strong>seos <strong>de</strong> venganza. ;<br />

Por íiu se <strong>de</strong>cidió Corles á marchar, <strong>de</strong>jando á su teniente AJvarado<br />

en Méjico con ochenta hombres, confiando á esta corta guarnición; la custodia<br />

<strong>de</strong> lodos los tesoros y <strong>de</strong>l monarca prisionero.<br />

Cortés habia mandado á Sandovaí, gobernador do Vera-Cruz, que viniese<br />

á unírseles con los pocos españoles que mandaba, confiando al cuidado<br />

<strong>de</strong> la colonia á los indios aliados. Las tropas reunidas <strong>de</strong> Sandovaí<br />

y <strong>de</strong> Cortés no formaban mas queuu batallón <strong>de</strong> 25 0 hombres, y sin embargo,<br />

el animoso Cortés persistió en atacar al, enemigo. Hizo, no obstante,<br />

uua tentativa para entablar relaciones amistosas con Narvaez; pero<br />

este contestó al mensaje <strong>de</strong> Cortés con injurias y amenazas. Lejos <strong>de</strong> intimidarse<br />

por la jactancia <strong>de</strong> su adversario, Corles avanzó hasta Zempoala,<br />

en cuya ciudad se hallaba aquel coa sus tropas. Narvaez salió <strong>de</strong>


19 —<br />

la población para dar la batalla; una abundante lluvia que cayó aquel dia,<br />

y la posición ventajosa que babia tomado Cortés al otro lado <strong>de</strong> un crecido<br />

arroyo, impidieron el ataque.<br />

Entonces Cortés concibió un atrevido proyecto, cual fué el <strong>de</strong> aprovecharse<br />

<strong>de</strong> la oscuridad <strong>de</strong>^ una noche lluviosa y sorpren<strong>de</strong>r al enemigo.<br />

Fué necesario pasar el arroyo, lo cual practicaron los soldados con mucha<br />

dificultad, pero consiguen alcanzar la orilla opuesta; luego resuenan<br />

<strong>de</strong> improviso los terribles gritos <strong>de</strong> guerra que lanza Cortés y sus intrépidos<br />

soldados. Narvaez, entonces conoce, aunque tar<strong>de</strong>, su error, y en el<br />

momento en que trata <strong>de</strong> abrirse paso con espada en mano, cae sin conocimiento<br />

herido <strong>de</strong> un lanzazo. Sus tropas opusieron alguna resistencia,<br />

pero lodo fué en vano, y bien pronto tuvieron que capitular.<br />

Cortés se manifestó <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la victoria humano y hasta generoso,<br />

tratando ú los prisioneros con el mayor afecto, y <strong>de</strong>jándolos en libertad <strong>de</strong><br />

alistarse a" sus ban<strong>de</strong>ras ó volver á Cuba. Casi todos eligieron el primer partido,<br />

y el afortunado general vio reforzado su ejército con 800 sojdad.os-<br />

JNarvaez fué conducido en calidad <strong>de</strong> arrestado. os- v<br />

CAPITULO VII.<br />

Rebelión <strong>de</strong> los mejicanos.—Muerte <strong>de</strong> Mulesuma.—Funesta<br />

los espafwles.—Batalla <strong>de</strong> Olumba.<br />

Apenas gozaba Cortés algunos instantes <strong>de</strong> reposo, cuando recibió la<br />

funesta noticia <strong>de</strong> la rebelión <strong>de</strong> los habitantes <strong>de</strong> Méjico contra los españoles<br />

que había <strong>de</strong>jado. íío babia un momento que per<strong>de</strong>r, por lo que<br />

Cortés se dirigió con su ejército á la capital, pasando por Tiascala, don<strong>de</strong><br />

se le incorporaron 2.000 aliados. Entró, pues, en Méjico con su ejército,<br />

y la primera disposición que tomó fue mandar un <strong>de</strong>stacamento para<br />

indagar el estado <strong>de</strong> la población; pero apenas se a<strong>de</strong>lantó este por las<br />

calles, cuando vio caev sobre sí una lluvia <strong>de</strong> flechas y piedras, siendo<br />

necesario <strong>de</strong>splegar gran presencia <strong>de</strong> ánimo para salir <strong>de</strong> esta peligrosa<br />

situación, consiguiendo llegar al cuartel con pérdida <strong>de</strong> ocho hombres y<br />

gran número <strong>de</strong> heridos.<br />

Al dia siguiente el enemigo dio xin asalto, y aunque rechazado con uua<br />

pérdida enorme, no <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> renovar sus tentativas contra el fuerte.<br />

En uno <strong>de</strong> estos encarnizados ataques, Motezuma quiso evitar la efusión<br />

<strong>de</strong> sangre. Se reviste con un manió imperial, se pone la dia<strong>de</strong>ma en<br />

3a ctbeza, y subiendo á ¡o alto <strong>de</strong> la muralla se présenla á su pueblo.<br />

'Dirigió el emperador á la multitud un discurso encaminado acalmar su<br />

furor, y que cesasen las hostilida<strong>de</strong>s.<br />

(i?


— 20 —<br />

Oyóse luego un fuerte murmullo, manifestando señales <strong>de</strong>, indignación<br />

en términos insultantes; y los mismos - que basta entonces habían<br />

mirado á su monarca como un Dios, le cubrieron <strong>de</strong> maldiciones, y empezaron<br />

á disparar «an consi<strong>de</strong>rable número <strong>de</strong> flechas y piedras, que, antes<br />

que los soldados españoles que estaban al lado <strong>de</strong> Motezuma tuviesen<br />

tiempo <strong>de</strong> cubrirle con sus ro<strong>de</strong>las, fue herido gravemente, por dos flechas<br />

que le dieron en la sien, cayendo en tierra sin sentido. El general español<br />

mandó trasportar á su habitación al <strong>de</strong>sgraciado principe que no daba<br />

señales <strong>de</strong> vida, y aunque volvió Juego en sí <strong>de</strong> aquel letargo, rechazó con<br />

indignación los socorros <strong>de</strong>l arte.no queriendolsobrevivir á tan ignominiosa<br />

afrenta, y hasta su último suspiro se negó á las instancias <strong>de</strong> los españoles<br />

para que abrazase la religión cristiana, pidiendo la venganza <strong>de</strong> los dioses<br />

sobre sus rebel<strong>de</strong>s vasallos. •<br />

Los mejicanos eligieron por sucesor <strong>de</strong> Motezuma á su hermano llamado<br />

Quellavaoa. El primer acto <strong>de</strong>l nuevo emperador fué la continuación do<br />

las hostalida<strong>de</strong>s contra los españoles, y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego quedó <strong>de</strong>svanecida toda<br />

esperanza <strong>de</strong> convenio: los combates «e repetían cada vez con mas furor y<br />

encarnizamiento. Tomaron posesión I03 habitantes <strong>de</strong> una torre <strong>de</strong>l gran<br />

templo que dominaba el cuartel <strong>de</strong> los españoles, don<strong>de</strong> llevaron gran cantidad<br />

<strong>de</strong> piedras y ma<strong>de</strong>ros para arrojarlos cuando llegara e) caso. Cortés,<br />

que ya se ocupaba en los preparativos <strong>de</strong> su retirada, juzgó que le seria<br />

imposible verificarlo mientras quedasen dueños <strong>de</strong> aquel fugar los enemigos,<br />

pues era necesario hacerles salir <strong>de</strong> allí á costa <strong>de</strong> cualquier sacrificio.<br />

Encargóse <strong>de</strong> este ataque el intrépido capitán Escobar, coa el auxilio<br />

<strong>de</strong> un fuerte <strong>de</strong>stacamento; pero aunque hicieron prodigios <strong>de</strong> valor, fué<br />

necesario que Cortés acudiese á su socorro, para que los españoles pudiesen<br />

ganar la cumbre <strong>de</strong> la plataforma.<br />

Al día siguiente los enemigos trataron <strong>de</strong> corlarla retirada á los españoles,<br />

<strong>de</strong>struyendo los puentes <strong>de</strong> los diques, y sitiarlos por hambre, quitándoles<br />

los medios <strong>de</strong> procurarse víveres. Pero Cortés meditando cómo <strong>de</strong>sconcertar<br />

el proyecto <strong>de</strong> los mejicanos, hizo construir con celeridad un puente<br />

volante, para echarle sucesivamente en las cortaduras <strong>de</strong> la calzada.<br />

Poco <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> media noche empezó el movimiento con el mayor silencio<br />

para no llamar la atención al enemigo. No encontraron obstáculo<br />

ninguno hasta la calzada <strong>de</strong> Tacuba, que se encontró cortado, y fué preciso<br />

echar el puente; pero en el momento en que las tropas se disponían<br />

á pasar por él, se oyeron <strong>de</strong> improviso los gritos <strong>de</strong> guerra y los sonidos<br />

<strong>de</strong> los instrumentos <strong>de</strong> aquellos indios; el lago se cubrió al instante <strong>de</strong> canoas,<br />

y uua granizada <strong>de</strong> flechas y piedras se cruzaron por los aires. Turbados<br />

los españoles por este acontecimiento, se a<strong>de</strong>lantaron precipitadamente<br />

hacia la segunda calzada, abriéndose paso con suma dificultad.<br />

Después <strong>de</strong> <strong>de</strong>sesperados esfuerzos logró Cortés, acompañado <strong>de</strong> UBOS<br />

cien soldados y algunos caballos, atravesar la última cortadura <strong>de</strong> la calzada,<br />

sirviéndole <strong>de</strong> puente los cadáveres <strong>de</strong> los enemigos, que llenaron<br />

el hueco y saltaron á tierra firme. A medida que iban llegando los soldados,<br />

les ponia en or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> batalla para po<strong>de</strong>r rechazar el ataque: en


— 21 —<br />

seguida fué recorriendo varios lugares <strong>de</strong> la calzada para prestar socorro á<br />

los que habían quedado atrás; consigue incorporarse con parle <strong>de</strong> sus compañeros;<br />

mas ¡ah! todavía quedaban muchos <strong>de</strong>sgraciados que salvar. Escuchábanse<br />

los lúgubres acentos <strong>de</strong> los que habian caido vivos en po<strong>de</strong>r <strong>de</strong><br />

un enemigo feroz qué los llevaba al templo para inmolarlos á los altares<br />

<strong>de</strong> sus divinida<strong>de</strong>s. Cortés qiieria libertarios, mas obstáculos insuperables<br />

se lo impi<strong>de</strong>n, y le es preciso limitarse á asegurar la retirada con los pocos<br />

soldados que sobreviven á este gran <strong>de</strong>sastre. Esta noche tan fatal á los españoles<br />

es conocida hoy dia en Nueva-España con el nombre <strong>de</strong> Noche triste.<br />

Cuando amaneció pudo Cortés conocer toda la eslension <strong>de</strong> sus pérdidas,<br />

y no pudo reprimir las lágrimas al ver cuántos valerosos compañeros<br />

<strong>de</strong> armas le fallaban; nada se habia podido salvar <strong>de</strong> la artillería, municiones<br />

y bagajes, murieron casi todos los caballos y mas <strong>de</strong> dos mil tlascaltecas.<br />

En Tacuba fué don<strong>de</strong> hicieron alto los fugitivos españoles, pero no se<br />

<strong>de</strong>tuvieron allí mucho tiempo. Ofrecióse un tlascalteca á servirles <strong>de</strong> guia<br />

para conducirles á su provincia, único paraje don<strong>de</strong> Cortés podia encontrar<br />

hospitalidad. Esta marcha al través <strong>de</strong> inmensas soleda<strong>de</strong>s fué una serie<br />

<strong>de</strong> horribles pa<strong>de</strong>cimientos y continuos sobresaltos.<br />

Llegaron al sexto dia al valle <strong>de</strong> ülumba; los enemigos no habían cesado<br />

durante la marcha <strong>de</strong> molestarles continuamente la retaguardia; peroal<br />

llegar á una altura inmediata al indicado paraje, <strong>de</strong>scubrieron los españoles<br />

allá á lo lejos los numerosos batallones indios que cubrian la llanura»<br />

Aquellos mismos que ha9la entonces habian conservado toda su serenidad»<br />

no¡pudieron menos <strong>de</strong> estremecerse á vista <strong>de</strong> tantos nuevos enemigos que<br />

sejpresenlaban para combatir. Cortés reanimó el valor <strong>de</strong> sus soldados,;<br />

haciéndoles compren<strong>de</strong>r en una enérgica alocución que habia llegado el<br />

momento <strong>de</strong> vencer ó morir; y al momento marchó con sus tropas en busca<br />

<strong>de</strong>l enemigo.<br />

Terrible fué la refriega; por ambas partes se peleó con un ardor y un<br />

<strong>de</strong>nuedo lan gran<strong>de</strong> que rayaba en frenesí. Los españoles penetraron hasta<br />

el centro <strong>de</strong>l ejército mejicano, sembrando el suelo <strong>de</strong> cadáveres; pero<br />

<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> cuatro horas <strong>de</strong> una lucha tan sangrienta, no putliendo continuar<br />

por mas tiempo un combate <strong>de</strong>sigual, y envueltos y acosados por<br />

la muchedumbre, ibau ya á sucumbir, cuando se acordó Cortés <strong>de</strong> que el<br />

<strong>de</strong>stino <strong>de</strong> las batallas <strong>de</strong>pendía entre estos pueblos <strong>de</strong> la suerte <strong>de</strong>l estandarte,<br />

puesto que huian <strong>de</strong>spavoridos luego que caia en po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> los<br />

enemigos. Reunió al instante á los que habian conservado aun sus caballos<br />

y se precipitó con ellos sobre la tropa que custodiaba su insignia;<br />

la dispersa, y <strong>de</strong> un bote <strong>de</strong> lanza <strong>de</strong>rriba al general mejicano; uno <strong>de</strong> los<br />

ginetes echa pié á tierra, remata <strong>de</strong> una estocada al general y se apo<strong>de</strong>ra<br />

<strong>de</strong>l estandarte; visto lo cual por los mejicanos, arrojan las armas y huyen<br />

en <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>n hacia las montañas. Así fué llevada á cabo tan esclarecida<br />

victoria que <strong>de</strong>jó á los españoles franco e! camino <strong>de</strong> Tlascala, y-los proporcionó<br />

un bolín consi<strong>de</strong>rable: oportuna in<strong>de</strong>mnización <strong>de</strong> ios, tesoros<br />

que habian tenido que abandonar en Méjico.


— 22 —<br />

CAPITULO VIII.<br />

Llegada <strong>de</strong> nuevos refuerzos.—Marcha <strong>de</strong> los españoles á Méjico—Cortés<br />

hace construir una flota para el ataque <strong>de</strong> la capital.—Prisión <strong>de</strong> Guaiimocin<br />

y rendición <strong>de</strong> Méjico—Marcha Cortés á España.—Se justifi~<br />

ta y vuelve á Méjico.—Descubre la California.—5« regreso á España.<br />

Su muerte.<br />

Al dia siguiente entraron en el territorio <strong>de</strong> los tlasealtecas, que los recibieron<br />

con su acostumbrada benevolencia, y así pudieron <strong>de</strong>scansar.<br />

Hallábanso todavía en Tlascala cuando Cortés recibió una noticia que le<br />

colmó <strong>de</strong> alegría, porque iba á recibir un inesperado refuerzo <strong>de</strong> armas y<br />

municiones <strong>de</strong> toda especie.<br />

Velazquez, gobernador <strong>de</strong> Cuba, que se babia creido que la espedicion<br />

<strong>de</strong>Warvaez babia tenido un éxito favorable, enviábale dos bajeles con refuerzos<br />

<strong>de</strong> hombres y municiones: el gobernador <strong>de</strong> Vera-Cruz hizo mañosamente<br />

que entrasen en el puerto los dos buques; se apo<strong>de</strong>ró <strong>de</strong>eíios y persuadió<br />

fácilmente á los que les tripulaban á que sirviesen á las ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong><br />

Cortés. Poco tiempo <strong>de</strong>spués llegaron otros tres gran<strong>de</strong>s navios, los cuales<br />

formaban parle <strong>de</strong> una escuadra al mando <strong>de</strong>l gobernador <strong>de</strong> la Jamaica,<br />

para hacer nuevos <strong>de</strong>scubrimientos; pero los capitanes se habían dirigido<br />

precisamente hacia unas proviucias septentrionales, y habían encontrado<br />

pueblos pobres y belicosos que les hicieron mal recibimiento, y el hambre<br />

les babia obligado á refugiarse á Vera-Cruz, é invitados allí á incorporarse<br />

á las tropas <strong>de</strong> Cortés le procuraron tan consi<strong>de</strong>rable refuerzo,<br />

que unido á un cuerpo social que le facilitaron los indios aliados <strong>de</strong> diez<br />

mil tlasealtecas, se encontró en disposición <strong>de</strong> entrar en Méjico y conquistar<br />

todo el imperio.<br />

Por este tiempo ocurrió la muerte <strong>de</strong>l nuevo emperador Quetlavaca, y<br />

los mejicanos eligieron en su lugar á \m cercano pariente <strong>de</strong> Motezuma,<br />

llamado Gualimocin, el cual estaba dotado <strong>de</strong> mucho valor y energía. Cortés<br />

no se arredró por eso, y se puso en marcha á la cabeza <strong>de</strong> su ejército,<br />

dirigiéndose á la capital <strong>de</strong>l imperio. Al tercer dia <strong>de</strong> camino llegaron á<br />

Tezcuco, cuya población se halló abandonada.<br />

Conoció Cortés que le seria imposible apo<strong>de</strong>rarse <strong>de</strong> Méjico sin el auxilio<br />

<strong>de</strong> una flotilla <strong>de</strong> pequeños buques para dispersar las canoas mejicanas,<br />

Puso bajo la dirección <strong>de</strong> sus carpinteros un gran número <strong>de</strong> tlasealtecas,<br />

tanto para trasportar las ma<strong>de</strong>ras como para que le sirviesen <strong>de</strong> operarios;<br />

y pronto se bailaron reunidos los materiales para la construcción <strong>de</strong> trece<br />

bergantines, pero faltaba trasladarlos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el territorio <strong>de</strong> Tlascala á Tezcuco,<br />

lo cual se verificó por medio <strong>de</strong> una larga y penosa marcha.<br />

Mientras se trabajaba coa tanto ardor, recibió Cortés la importante noticia<br />

<strong>de</strong> la llegada á Vera-Cruz <strong>de</strong> cuatro navios enviados <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la Isla Es-


—: 23 —<br />

pañola, Que le traían un refuerzo consi<strong>de</strong>rable, el cual se le incorporó. Resolvió<br />

entonces atacará Méjico por tresdistintos parajes, para lo que dividid<br />

PU tropa en tres columnas. Sandoval obtuvo el marido <strong>de</strong> la primera. Alvarado<br />

el <strong>de</strong> la segunda, y Olid se puso á la cabeza <strong>de</strong> la tercera.<br />

Des<strong>de</strong> este momento no pasó diasin una acción mortífera: los bergantines<br />

tenian que luchar con las numerosas.canoas que cubrían éí lago, y los<br />

tropas <strong>de</strong> tierra atacando á los mejicanos que ocápaban las calzadas. Conociendo<br />

Cortés que si se dilataba muchoaquel estado <strong>de</strong> cosas, iba á <strong>de</strong>struir<br />

poco a poco su ejército, ya bastante <strong>de</strong>bilitado, tomó todas las disposiciones<br />

para dar al dia siguiente un asalto general á la ciudad..<br />

Al salir la aurora cada jefe s,e puso á la cabeza <strong>de</strong> su columna, y si los<br />

españoles atacaron con vigor, los mejicanos opusieron una resistencia muy<br />

porfiada. Cortés con una columna se apo<strong>de</strong>ró <strong>de</strong> las trincheras que <strong>de</strong>fendió i<br />

las calzadas, y penetró en la ciudad persiguiendo al enemigo que huia.En<br />

medio <strong>de</strong> este triunfo se acordó <strong>de</strong> asegurar la retirada para en caso necesario:<br />

en consecuencia mandó á Julián Al<strong>de</strong>rete, oficial nuevamente llegado<br />

<strong>de</strong> la Española, que se quedara con sus soldados cubriendo la retaguardia<br />

mientras los <strong>de</strong>más <strong>de</strong>stacamentos seguian combatiendo. Al<strong>de</strong>rete, llevad»<br />

<strong>de</strong> un falso puntti.<strong>de</strong> honor, se creyó que era una mengua suya estar lejos<br />

<strong>de</strong>! peligro mientras sus compañeros se cubrían <strong>de</strong>: gloria, y <strong>de</strong>sobe<strong>de</strong>ciendo,<br />

á Cortés, abandonó su puesto para ir á unirse con los combatientes.<br />

Guatimoci.n advirtió esta impru<strong>de</strong>ncia: hizo que resonara el tambor sagrado<br />

en lo alto <strong>de</strong>Ladoratorió principal; entonces los mejicanos que huian,<br />

volvieron caras, precipitáronse furiosos sol» e los españoles, que ya fatigados<br />

uo pudieron resistir tan impetuoso ataque, el cual costó á Cortés mas da<br />

sesenta españoles y mil tlascaltecas.<br />

Ea consecuencia <strong>de</strong> este sangriéiito combate; hubo ocho dias <strong>de</strong> suspensión<br />

<strong>de</strong> hostilida<strong>de</strong>s, durante los cuales se fortificaron bien los españoles ea<br />

RUS acantonamientos; Antes <strong>de</strong>" dar' la 'señal ;<br />

<strong>de</strong> ataque, Cortés hizo porte<br />

última vez proposiciones <strong>de</strong> paz á Guatimocin, quien pareció estar dispuesto<br />

á un convenio; pero esta era una astucia para ganar tiempo y ocultar sus<br />

verda<strong>de</strong>ras intenciones. Quería, aconsejado <strong>de</strong> sus cortesanos, salir secretamente<br />

<strong>de</strong>Méjico y retirarse á lasprovineias mas distantes <strong>de</strong>l imperio para<br />

reunir un nuevo ejército. Adoptaron todas las disposiciones necesarias para<br />

asegurar la fuga <strong>de</strong>l emperador; una multitud <strong>de</strong> canoas atacaron con vigor<br />

á los bergantines, mientras que-el emperador escapaba' por el lago. Sandoval,<br />

que mandaba á la ¡sazón la flotilla,-empozó á' disparar cañonazos, poro<br />

los mejicanos, <strong>de</strong>spreciando el fuego, no trataban mas que <strong>de</strong> llegar á los<br />

bergantines. Advirtió Sandoval que otras canoas cruzaban el lago con rapi<strong>de</strong>z<br />

á fuerza <strong>de</strong> remo,.y sospechando que Gualimoeiuiba en alguna <strong>de</strong> aquellas,<br />

mandó darles caza. Disponíase echarlas ápique; mas así que fue reconocido<br />

su intento, los remeros se pararon pidiendo 4 gritos que se perdonas»<br />

la vida <strong>de</strong>l emperador. Un capitán español saltó con espada eu mano á b<br />

canoa y reconoció á Guatimocin en las señales <strong>de</strong> respeto <strong>de</strong> los que le ro<strong>de</strong>aban:<br />

a<strong>de</strong>lantóse el mismo emperador hacia el capitán, y cou serenidad


-— 24 —<br />

le <strong>de</strong>claró que era su prisionero, que estaba pronto á seguirle, y que finicamente<br />

recomendaba su esposa á la caballerosidad <strong>de</strong> los españoles.<br />

Cuando los mejicanos supieron que Gualimocin estaba prisionero, rindieron<br />

las armas, y los españoles fueron dueños <strong>de</strong> toda la ciudad. Los primeros<br />

dias que siguieron á la conquista <strong>de</strong> Méjico se pasaron en <strong>de</strong>mostraciones<br />

<strong>de</strong> regocijo por tan señalado triunfo.<br />

La conquista <strong>de</strong> la capital produjo sumisión <strong>de</strong> las provincias <strong>de</strong>l imperio,<br />

y todos sus habitantes doblaron la cabeza al yugo <strong>de</strong> los nuevos<br />

conquistadores.<br />

Cortés preparaba una espedicion <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Méjico á Honduras, para someter<br />

al dominio español aquella gran comarca; pero mientras que así se<br />

ocupaba en aumentar las posesiones á la Corona, y anadia con sus victorias<br />

un nuevo esplendor al glorioso reinado <strong>de</strong> Carlos V, influido este monarca<br />

por las intrigras <strong>de</strong> ios ambiciosos enemigos <strong>de</strong>l ilustre caudillo, intenté<br />

arrebatarle su po<strong>de</strong>r y su mando.<br />

Cuando Cortés supo esta provi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l gobierno español, se <strong>de</strong>terminó<br />

pasar á España para invocar la justicia <strong>de</strong>l monarca. Se presentó á<br />

la corte con el fausto y la magnificencia correspondientes á un conquistador<br />

<strong>de</strong> un gran imperio. La presencia <strong>de</strong> un hombre que se habia ilustrado<br />

con hechos tan maravillosos escitaron la admiración <strong>de</strong>Cáilos V, recibiéndole<br />

con muestras <strong>de</strong> distinción. Le creó con<strong>de</strong>, y le concedió una<br />

vasta estension <strong>de</strong>l territorio en Nueva-España: pero no volvió a obtener,,<br />

como pretendía, el cargo <strong>de</strong> capitán general.<br />

Regresó Cortés á Méjico lleno <strong>de</strong> sentimiento por "verse reducido á un<br />

papel secundario, y para distraerse <strong>de</strong> sus penas equipó una escuadra con<br />

ánimo <strong>de</strong> hacer <strong>de</strong>scubrimientos en el mar <strong>de</strong>l Sud. El resultado <strong>de</strong> esta<br />

«pedición, en la que corrió gran<strong>de</strong>s riesgos, fué el <strong>de</strong>scubrimiento <strong>de</strong> la<br />

California. Volvióse luego á Méjico, don<strong>de</strong> las vejaciones y el odio <strong>de</strong> suseternos<br />

rivales le eran tan intolerables que no pudiendo resistir á tama-<br />

¿a humillación, regresó á España creyendo po<strong>de</strong>r contar aún con la justicia<br />

<strong>de</strong>l monarca; pero sus ilusiones fueron bien pronto disipadas por el<br />

frió recibimiento que le hicieron en la corte, y por la <strong>de</strong>s<strong>de</strong>ñosa indiferencia<br />

con que fueron escuchadas sus quejas.<br />

Después <strong>de</strong> siete años <strong>de</strong> una existencia tan <strong>de</strong>sgraciada y tan llena<br />

<strong>de</strong> pesares, murió Cortés en su patria el 2 <strong>de</strong> Diciembre <strong>de</strong> 1547, á ios<br />

sesenta y dos años <strong>de</strong> su edad. Su cuerpo fué trasladado á Nueva España<br />

conforme él lo habia pedido al morir; porque quizá juzgada, cual otro<br />

Scipion, que no merecía su ingrata patria el honor <strong>de</strong> guardar sus cenizas.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!