Episodios Nacionales - Mendizábal.pdf - Ataun
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después he sabido algo que me pone en guardia... Francamente, yo hago todo el bien que puedo; pero en este puesto, y rodeado de dificultades, no creo estar en el caso de favorecer a mis enemigos. Dígame, ¿conoce usted a ese Hillo? -Sí, señor: vive con mi compañero de oficina, Calpena, y hemos ido juntos al café y a los Toros. Es muy entendido en tauromaquia. -¡Qué atrocidad!... cura, torero y retórico... No he visto jamás una ensalada semejante... Ello es que ese sujeto ha dado en perseguirme... Aquí viene todos los días a pedirme audiencia. Como ahora no estoy para perder el tiempo, no se la he concedido. Pero el hombre ha dado en acecharme cuando entro en mi casa y cuando salgo. Todas las mañanas tira de la campanilla tres o cuatro veces. En la escalera, hoy, bajando yo con Cano Manuel y con Olózaga, me le encontré... Demudado, la voz temblona, me habló... La verdad, no me enteré bien de lo que
dijo... Que no quería hablarme de la cátedra... que se había hecho campeón de una causa de moralidad, de justicia... que era preciso descorrer el velo... Esto del velo lo repitió no sé cuántas veces... En fin, me dio lástima. Paréceme que el tal presbítero no tiene la cabeza buena. Yo me zafé como pude, y luego me dijo Olózaga: «¿Sabe usted, D. Juan, que este pajarraco de sotana es de los que hacen correr por ahí historias denigrantes en que mezclan, sin ningún miramiento y quizás con aviesa intención, el nombre de usted?... -¿Qué me cuenta, Salustiano? ¡Mi nombre...! -Sí, señor: quieren minarle a usted el terreno, echando a volar especies absurdas, actos o relaciones de la vida privada». Al oír esto, palideció el buen Milagro, y contestando a su jefe con un monosílabo que expresaba tanta sorpresa como indignación, hizo solemne voto mental de no volver a probar el curaçao en lo que le quedara de vida.
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Es muy entendido en tauromaquia.<br />
-¡Qué atrocidad!... cura, torero y retórico...<br />
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Aquí viene todos los días a pedirme audiencia.<br />
Como ahora no estoy para perder el tiempo, no<br />
se la he concedido. Pero el hombre ha dado en<br />
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