Episodios Nacionales - Mendizábal.pdf - Ataun
Episodios Nacionales - Mendizábal.pdf - Ataun Episodios Nacionales - Mendizábal.pdf - Ataun
fieta, sus jorobas y los trapos con que las envolvía. A su derecha se sentaba Don Fernando, a su izquierda Maturana, Aura enfrente. No apartaba los ojos, y menos el pensamiento, de la hermosa doncella el enamorado Calpena, y pudo observar que en el comer no revelaba salvajismo ni desconocimiento de los hábitos sociales, sino todo lo contrario: «Ella será salvaje en sus afectos, de inteligencia inculta; pero en sociedad sabe lo suficiente para dar relieve a sus extraordinarias gracias naturales... ¡Qué mujer, Dios mío! ¿Pero de dónde ha salido este sol que viene a alumbrar mi vida?... Ahora veo cuanto hay en el Universo... antes creía ver, y no veía nada». Entabló Maturana la conversación hablando de perlas. «Ya le dejo a usted los tres apartados, a saber: primera calidad, en elencos y avemarías; segunda calidad, en aljófares, timpanías y berruecos, y, por último, género muerto. Otro día que venga yo a buena hora pesaremos todo lo
selecto, formando igualdades. En el primer apartado tiene usted un par de perlas de perfecta redondez y oriente superior, que juntas no pesan menos de 27 quilates. Sé quién daría por ellas 350 duros. Las muertas, si usted quiere, me las llevaré a París, donde conozco un platero que ha descubierto la manera de devolverles la irisación por una alquimia secreta, en la cual entran, según dicen, 83 drogas. Entre las avemarías de segunda, veo una tandita de iguales, lindísimas, que, si no estoy equivocado, son las del medio collar que le cedió a usted Negretti, el papá de Aurorita». De esto tomó pie D. Fernando para llevar la conversación a la familia de Aura, anhelando explorar aquel interesante mundo desconocido. Algo descubrió de lo que deseaba, y otras cosas quedaron en el misterio. Con mucha gracia describió la joven algunos pasajes de su infancia; y respecto a su nacionalidad, que fue motivo en la mesa de grandes controversias, dijo lo
- Page 275 and 276: volvía de Rota con Jenaro Negretti
- Page 277 and 278: tes, dos de ellos de bajo color, y
- Page 279 and 280: vo para un parroquiano que sabe apr
- Page 281 and 282: de oro, a los asombrados ojos de Do
- Page 283 and 284: conducto del señor Príncipe de la
- Page 285 and 286: y no disponiendo de dinero suficien
- Page 287 and 288: mamente de Godoy... Ya se sabe: tod
- Page 289 and 290: -Y lo que ha de venir... ¡ay! Est
- Page 291 and 292: en gracia a la Reina... ¡Ja, ja!..
- Page 293 and 294: -Seis veces han llegado a mi casa c
- Page 295 and 296: -A ningún precio. Quiero reunir m
- Page 297 and 298: -No he oído nada de eso -replicó
- Page 299 and 300: Antes que el invitado pudiese formu
- Page 301 and 302: pensa, y pensaba que no veía por p
- Page 303 and 304: ién se sonrió al verla, y salió
- Page 305 and 306: -¿Iban con ellas los dos chicos de
- Page 307 and 308: ocupaba D. Carlos. Entre este y la
- Page 309 and 310: de Aura, que no podían ser contemp
- Page 311 and 312: -No me haga usted caso. Soy muy mal
- Page 313 and 314: le dije, ¡me subió un calor a la
- Page 315 and 316: destino. Era en verdad estupendo qu
- Page 317 and 318: -XX- No se manifestaba en la mesa l
- Page 319 and 320: ía el secreto de algunos platos sa
- Page 321 and 322: el género vagabundo que siempre fl
- Page 323 and 324: nada, pues procuraba colocar pronta
- Page 325: a muy bien dispuesto, aunque con un
- Page 329 and 330: -No le haga usted caso, señor Calp
- Page 331 and 332: -Lo prometo... -dijo Maturana-, sin
- Page 333 and 334: negaba, dando a entender que favore
- Page 335 and 336: vengándose de alguna trastadilla q
- Page 337 and 338: guardó su sorpresa y no dijo nada.
- Page 339 and 340: a la caridad sublime, a los más al
- Page 341 and 342: sé yo qué... No podía respirar..
- Page 343 and 344: -Según eso, ¿he de volver?... Al
- Page 345 and 346: encima de los obstáculos más impo
- Page 347 and 348: -Aura, no hables más o me muero...
- Page 349 and 350: -¡La madre!... ¡la madre!... -mur
- Page 351 and 352: ofetada en castigo de tanta necedad
- Page 353 and 354: seo... Había de llegar, puesto que
- Page 355 and 356: de valor. Aquella noche no llevaba
- Page 357 and 358: luz de su farolillo, allá junto a
- Page 359 and 360: cargado de la centinela, para avisa
- Page 361 and 362: mos nosotros unos pobrecitos, dejad
- Page 363 and 364: -Sí, sí -dijo Aura con tan vivo m
- Page 365 and 366: -Pues si Jacoba, y lo mismo podría
- Page 367 and 368: el sereno pasó varias veces, dirig
- Page 369 and 370: -XXIII- Más que inquieto, lleno de
- Page 371 and 372: momentos esperaba? Entregándose a
- Page 373 and 374: -Di que no los conoces. Mientras te
- Page 375 and 376: clérigo que la leyese. Él oiría,
selecto, formando igualdades. En el primer<br />
apartado tiene usted un par de perlas de perfecta<br />
redondez y oriente superior, que juntas no<br />
pesan menos de 27 quilates. Sé quién daría por<br />
ellas 350 duros. Las muertas, si usted quiere, me<br />
las llevaré a París, donde conozco un platero<br />
que ha descubierto la manera de devolverles la<br />
irisación por una alquimia secreta, en la cual entran,<br />
según dicen, 83 drogas. Entre las avemarías<br />
de segunda, veo una tandita de iguales, lindísimas,<br />
que, si no estoy equivocado, son las del<br />
medio collar que le cedió a usted Negretti, el<br />
papá de Aurorita».<br />
De esto tomó pie D. Fernando para llevar la<br />
conversación a la familia de Aura, anhelando<br />
explorar aquel interesante mundo desconocido.<br />
Algo descubrió de lo que deseaba, y otras cosas<br />
quedaron en el misterio. Con mucha gracia<br />
describió la joven algunos pasajes de su infancia;<br />
y respecto a su nacionalidad, que fue motivo<br />
en la mesa de grandes controversias, dijo lo